Docentes cuentan cómo en el 2001 las escuelas pre anunciaron la situación de catástrofe social. El hambre, la desocupación y todo tipo de problemas familiares se expresaban en cada escuela como en una clase de música como “caja de resonancia”. Ante una nueva crisis social ¿Cómo nos podemos preparar para una salida de fondo? En esta nota realizamos una propuesta, asambleas en cada barrio.
Jueves 9 de junio de 2022 09:51
Docentes cuentan cómo en el 2001 las escuelas pre anunciaron la situación de catástrofe social. El hambre, la desocupación y todo tipo de problemas familiares se expresaban en cada escuela como en una clase de música como “caja de resonancia”. Las escuelas intentaron contener los padecimientos sociales, esto no alcanzó y el país estalló por los aires dando lugar a jornadas revolucionarias que no lograron cambiar la matriz de desigualdad social. Ante una nueva crisis social ¿Cómo nos podemos preparar para una salida de fondo? En esta nota realizamos una propuesta, asambleas en cada barrio.
¿Qué hay de parecido con aquel entonces? Las escuelas, aún hoy, ocupan un lugar privilegiado en el conjunto del sistema productivo del trabajo, las familias llevan sus hijxs a la escuela para poder ir a trabajar (hasta los horarios de clase se parecen a los del trabajo). Tienen una presencia muy grande y significativa, porque además de estar en cada barrio, lxs niñxs y adolescentes traen consigo las problemáticas de la casa en un marco de crisis social que nos marca los altos índices de pobreza. Así, mientras nosotrxs construimos un proceso de enseñanza y aprendizaje en el aula, ellos traen de afuera hacia dentro de la escuela los mayores padecimientos.
“Profe tengo hambre”, “mi papá está sin trabajo”, “despidieron a mi mamá”, “mi abuela falleció porque no tenía para el tratamiento”, “se inundó mi casa”. Con estos diálogos con los cuales construimos una visión crítica y de denuncia a los grandes empresarios del país y al gobierno de Larreta así como al de Alberto Fernández que administra y les da jugosas ganancias a ellos, cae de maduro la necesidad de organizarse con y junto a las familias y nuestros estudiantes. Sería una contradicción política y pedagógica no hacerlo. Sumándose a las demandas que la docencia, mayoría mujeres, traemos: largas y extenuantes jornadas de trabajo para llegar a fin de mes,y un “queme” de cabezas que deteriora la salud física y mental. Dos caras de una misma moneda.
Es su modelo de educación o el nuestro
El modelo de educación de Larreta-Acuña es con un claro enfoque neoliberal. Avanzó con la reforma del estatuto docente, con las pasantías propatronales a lxs estudiantes (dicho sea de paso que se fundamenta en la Ley de Educación Nacional que impulsó el kirchnerismo), avanza con sumarios a dirigentes sindicales, amenaza con cuestionar los contenidos “constructivistas” en la alfabetización, y hace culto a las pruebas estandarizadas, además de dejar en evidencia que la plata se la gastan en publicidad y no en las escuelas. Por su parte el gobierno nacional, desde un supuesto enfoque de “Estado presente”, busca resolver la “calidad” educativa poniendo sobre carga a la docencia con el agregado de horas de clase, mientras las escuelas se caen a pedazos y las aulas desbordan de estudiantes. No hay plata para educación pero sí para el pago al FMI, para las grandes patronales, el campo y los formadores de precios.
Sus sindicatos afines, como UTE/Ctera juegan el rol de contenedores sociales, y refuerzan el sentido común de la resignación y que el cambio está en las urnas. Del “hay 2019” al “hay 2023” Todes se preparan afilando sus disputas por arriba, mientras buscan por todos los medios que la lucha de clases no irrumpa en las calles. Van más de 10 años de macrismo en la Ciudad y no han sido consecuentes en ninguna lucha de fondo.
Como docentes tenemos un deber. Hay que re-pensar nuestra pedagogía. Cuestionar la ideología meritocrática donde solo el esfuerzo individual da réditos, cuestionar la idea de la escuela como espacio de “ascenso social”, cuestionar y transformar los contenidos de enseñanza basados en el mercantilismo y cuestionar el rol entre el Estado y la educación y una visión del mundo “patriótica” como si no existieran clases sociales.
Desde la 9 de Abril, peleamos por una educación, constructiva, humanista, liberadora, solidaria al servicio del pueblo trabajador ¿Es posible hacerlo sin abordar las problemáticas sociales? ¿Se puede enfrentar los padecimientos del mundo laboral sin pelear contra las pasantías gratuitas de Larreta? ¿Se puede educar sin cuestionar que los grandes formadores de precios, que generan inflación (entre otras causas) y son los dueños de la comida en Argentina, mientras hay más del 60% de los pibes y pibas bajo la línea de la pobreza? ¿Se puede estudiar y aprender, con hambre y con frío? ¿Se puede no pelear contra la incidencia de los organismos internacionales en los contenidos? ¿Y para que la plata vaya a educación y no al FMI?
Por asambleas en cada barrio
Tenemos la posibilidad de avanzar en un primer nivel de organización de centenares de docentes, familias, estudiantes, trabajadores ocupados y desocupadxs construyendo las asambleas que estamos convocando desde el PTS con el Frente de Izquierda, junto a Myriam Bregman, Nicolás del Caño y Alejandro Vilca, para unir fuerzas en clave preparatoria, agrupándonos quiénes nos referenciamos con la Izquierda. Estas asambleas empiezan a funcionar mensualmente y se cruzan diferentes trabajadores y trabajadoras que llevan sus hijes a la escuela pública y la pelean en sus lugares de trabajo. Ocupados y desocupados, tercerizados y de planta, migrantes o nativos, jóvenes y adultos, junto a mujeres que vienen enfrentando desalojos.
Lxs docentes seremos parte, poniendo en pie campañas en los barrios, construyendo las escuelas de oficios así como espacios culturales y sociales y preparando fracciones en los sindicatos, como en UTE/Ctera y con esta perspectiva recuperarlos para ponerlos en manos de toda la comunidad educativa, peleando por su independencia política. Para esta tarea de recuperar los sindicatos tenemos un punto de apoyo enorme, y es mantener y desarrollar Ademys como sindicato de la docencia porteña combativo e independiente de los gobiernos donde con una perspectiva de unidad con los estudiantes y las familias, podemos imponer a la burocracia sindical de la celeste de UTE movilizarse y parar. Bronca hay, y lo vimos en el importante paro del 12 de mayo contra la reforma del estatuto.
Esta perspectiva preparatoria nos la damos porque necesitamos ir uniendo fuerzas y generar una voluntad colectiva obrera y popular para aprovechar políticamente esos momentos de grandes choques históricos y ser capaz de decidir el resultado y que no pase como en el 2001. Y como ya planteamos, las escuelas juegan un rol de “bisagra” y nosotrxs podemos darle esa unidad con el conjunto de las familias trabajadoras y los miles de jóvenes trabajadores y pobres. No habría más que recordar, que en medio de grandes hechos de lucha de clases educativas como fue el Maestrazo en el 89 los docentes en asambleas votaban el plan de lucha y el fondo de huelga servía también para comprarle zapatillas a los pibes. O las decenas y extendidas huelgas previas al 2001 que peleaban contra el FMI y su injerencia en los presupuestos educativos. Nuestro rol para esta tarea es de primer orden.
Para ello queremos hacer propuestas concretas para ser votadas en las asambleas:
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-Abajo los sumarios a Jorge Adaro y Juan Manuel Di Vicenzo, y cualquier amenaza a lxs compañerxs del programa Maestros+Maestros
¡Te invitamos a las asambleas!
Sábado 11 de junio en CABA
*Barracas 16hs/ Club Social Santa Lucía. Av. Montes de Oca 1571 junto a Nicolás del Caño.
*Flores 16hs/ Artigas 290 junto a Raúl Godoy.
*Lugano 16hs/ Cosquín 4786
*Constitución 14:30hs/ UBA Sociales, Santiago del Estero 1026
*Barrio 31-Centro 18hs/ Alsina 975
APUNTES
Para abrir el debate educativo: una perspectiva socialista
Lo que planteamos arriba nos abre un nuevo debate. Lxs docentes que nos reivindicamos socialistas peleamos por cada una de las batallas dentro y fuera del aula, pero con eso no alcanza. No alcanza solo con pensar la escuela como una trinchera y nuestras batallas en el aula como una “batalla cultural” (con todas las contradicciones institucionales que tiene) donde solo generando conciencia podemos cambiar el mundo. Ni con conformarse con conquistas parciales. Como ya dijo Marx, no se trata solo de interpretarlo sino de transformarlo. Tenemos en claro que el Estado con su claro carácter de clase y sus gobiernos no pueden ser quienes eduquen al pueblo, sino más bien, es “el Estado el que necesita recibir del pueblo una educación muy severa”
En perspectiva, creemos que tenemos que pelear por la más amplia auto-organización democrática de las escuelas en asambleas junto a las familias, estudiantes y todxs lxs demás trabajadores de la educación (como auxiliares y personal de la cocina), donde podamos debatir otra perspectiva educativa. Otro modo de trabajo que cuestione el presupuesto destinado, los contenidos, los planes de estudio, el régimen de premios y castigos. Coordinando tareas, trabajando en parejas pedagógicas, donde se pueda rotar la asignación de tareas entre los propios docentes y hasta también, porqué no, ejercer la elección directa en asamblea de los equipos de conducción. Poner nuestro conocimiento al servicio de las grandes mayorías y buscando articular en un ida y vuelta con el movimiento obrero organizado, con las fábricas recuperadas como MadyGraf que hoy plantea una producción ecológica volviendo a poner la idea fuerza de que “si un trabajador puede dirigir una fábrica, puede dirigir un país”.
Nosotrxs no ocultamos que queremos otra sociedad para otra escuela y que luchamos por otra escuela, hacia la conquista revolucionaria de otra sociedad sin explotación ni opresión que es el Socialismo. Con la desaparición del sistema actual dominado por la propiedad privada, desaparecerán las oposiciones sociales entre los poseedores y los que no tienen nada, entre el trabajo intelectual y el trabajo manual. Como decía Antonio Gramsci, “que el peón llegue a ser un obrero cualificado, (...) no suprimiría en absoluto la impronta social, es decir, la discriminación, que consiste, precisamente, en el hecho de que cada grupo social posee su escuela. La escuela, para que no sea socialmente cualificada o discriminante, debe educar de tal modo, que todo ciudadano pueda llegar a ser “gobernante”.
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Una transformación de la actividad escolar que exigirá una enorme ampliación de la organización práctica de la escuela, es decir, de los edificios, del material científico, del cuerpo docente, etc. Sobre todo el cuerpo docente debería ser aumentado, ya que tanto mayor e intensa es la escuela cuanto más directa es la relación entre docentes y estudiantes, lo que plantea otros problemas de no fácil y rápida solución. Tampoco la cuestión de los edificios escolares es simple, ya que este tipo de escuela podría ser una escuela-colegio, con dormitorios, refectorios, bibliotecas especializadas, salas apropiadas para el trabajo de seminario. Tal como la plantearon los bolcheviques en la Revolución Rusa en perspectiva de “socializar la crianza”. Donde se aspire a formarse desde la infancia, en la autonomía y no en la obediencia acrítica y el conformismo.
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En definitiva, será tarea de educadoras y educadores ser “no solamente maestros” como decía L.S. Vigotsky en Psicología y Pedagogía, sino que en la completa participación en la vida social y política, ser constructor de esta perspectiva pedagógica crítica, como parte de un proyecto de transformación radical de la sociedad. Donde la vida se convierte en creación sólo cuando se libera definitivamente de las formas sociales que la deforman y mutilan. Los problemas de la educación se resolverán cuando se resuelvan los problemas de la vida.