Surge un nuevo espacio donde la ideología se va construyendo entre quienes participan, reivindicando derechos que no responden a los intereses burgueses sino a los de la clase trabajadora, contrarrestando la invasión de sectores privados y el elitismo.
Miércoles 3 de diciembre de 2014
“Es necesario insistir una vez más que si no estamos dispuestos a comprometernos -principalmente los universitarios- a luchar por los cambios estructurales que nuestro país y toda Latinoamérica demanda -principalmente en educación y salud- seguiremos siendo testigos de esta sociedad injusta donde parece que el tener y el poder son las aspiraciones máximas.”
Dr. René Favaloro en “Recuerdos de un médico rural”.
En una facultad con mayoría de estudiantes de clase media acomodada, una facultad que tuvo actividades normales durante la última dictadura militar. “Los estudiantes de bioquímica no militaban en nada, no temían nada. Lo único parecido a un run run era que Ruiz, profe de física, trabajaba para los servicios. Yo estaba en el P.S.T. y se me hacía cuesta arriba encarar a algún compañero para darle literatura o invitarlo a alguna reunión. No sé si habrá habido algún detenido, yo no conocí a nadie. Era la nada....” expresó una bioquímica que cursó durante la última dictadura militar. Una facultad que tiene permeabilidad selectiva a lo que ingresa: la presión del mercado sí le llega, las necesidades del pueblo, no. Una universidad no arancelada pero no gratuita, a la que no accede todo el mundo.
Una facultad que amplía así cada vez más la brecha socioeconómica, porque sólo algunas personas tienen acceso al conocimiento. Es por la misma causa, que en la universidad y posteriormente en los ámbitos de desempeño profesional, las motivaciones y las preocupaciones representan las de la burguesía, anteponiendo el progreso individual al bienestar general. Hoy en día en la universidad PÚBLICA tiene más influencia el sector privado, a través de organismos como la CONEAU, que los sectores postergados de la sociedad; sectores que también sostienen con sus aportes a la universidad pública, a través de impuestos como el IVA, que es igual para toda personas pero que afecta mucho más al bolsillo más magro.
En este contexto, surge un espacio dentro de la Facultad de Ciencias
Bioquímicas y Farmacéuticas de la UNR, las Asambleas, como una forma de organización política que tiene como principios la horizontalidad y la inclusión, con inclusión se pretende como mínimo la participación de toda la comunidad educativa. En términos biológicos la diversidad es clave como estrategia de supervivencia. En ese sentido, que las voces que se escuchen sean variadas, garantizaría la supervivencia de la universidad pública tal como fue concebida en la reforma del 18. y pretende la periodicidad en las discusiones. Un espacio donde la ideología se va construyendo entre quienes participan, reivindicando derechos que no responden a los intereses burgueses sino a los de la clase trabajadora. De esta forma, el turno noche, comedor y residencias universitarias son banderas que se levantan con un fin concreto: el acceso del proletariado a la universidad. Las aulas de nuestra facultad están sobrepobladas en la franja horaria del mediodía y prácticamente vacías desde las 17 hs. Bajo la mirada cientificista de esta cuestión, inculcada en nuestra facultad, las aulas no están vacías sino que están llenas de aire. Esta lectura política no es inocente. Pretende que la facultad sea un sistema aislado de la sociedad. Pretende crear un perfil profesional funcional al mercado.
Por otro lado, el cuestionamiento constante sobre los planes de estudio y la formación acrítica y descontextualizada que recibimos, persigue un fin más amplio. ¿A qué responde la investigación científica en nuestra facultad? ¿A la curiosidad de quienes investigan, los intereses del mercado o las necesidades del pueblo?
“Queremos una universidad formadora de personas comprometidas, que nos dé las herramientas para cambiar todo lo que deba ser cambiado.”