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Red Internacional
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Trabajadores de prensa. Asesinato de los 5 y las condiciones de trabajo de los periodistas

#Justicia para los 5, Alejandra, Mile, Nadia, Rubén y Yesenia, se leía en una manta que se desplegó durante la en la protesta del sábado 8 de agosto en el Hemiciclo a Juárez. El mitin congregó comitivas de; 132 de Veracruz, colombianos indignados, asociaciones de apoyo para trabajadoras domésticas, representantes de los medios de comunicación y personas que piden justicia.

Martes 11 de agosto de 2015

Olivia Alejandra Negrete Avilés, Mile Virginia Martín, Yesenia Quiroz Alfaro, Nadia Vera y Rubén Espinosa fueron las victimas mortales del multihomicidio del pasado 31 de julio en la colonia Narvarte. La primera era una trabajadora del hogar procedente del Estado de México, para pedir justicia por ella habló una representante del Centro de Apoyo y Capacitación para Empleadas del Hogar A.C. (CACEH), destacando las condiciones en las que seguramente laborada, “no era un trabajo digno, con seguridad social, un contrato por escrito y todos los derechos estipulados en el convenio 189 de la OIT sobre trabajadoras y trabajadores domésticos, que el Estado mexicano se ha negado a ratificar”.

La misma asociación denunció que a Olivia Alejandra Negrete “la han invisibilizado” y pidieron que los “feminicidios, y el asesinado de Rubén deben ser investigados en igualdad de condiciones”. Se calificó la muerte de la trabajadora como “parte de la violencia de género que permite la violencia reiterada contra las mujeres en el país”.
CACEH finalizó pronunciándose, “denunciamos este acto de violencia que vivió nuestra compañera en el interior del área de trabajo…, pediremos una investigación inmediata para determinar a los culpables, así como llevar a cabo una queja ante tribunales internacionales”.

Se debe recordar que la historia de Alejandra es la misma que “viven más de 2 millones 300 mil trabajadoras del hogar en México”. La historia de Negrete Avilés fue dejada de lado por las autoridades y los medios de comunicación.

La primeras identidades que se dieron a conocer de las víctimas del multihomicidio fue la de Rubén Espinosa, fotógrafo que se encontraba refugiado en la Ciudad de México, y Nadia Vera, activista del #YoSoy132, también refugiada, inmediatamente las redes sociales se inundaron de mensajes condenando el asesinato, al pasar de los días los nombres de las otras víctimas surgieron.

Pero para Alejandra los reflectores han sido pocos, mientras los medios de comunicación buscan y rebuscan en la vida de una colombiana como Mile Virginia Martín, basados en un estereotipo, por ello los ciudadanos colombianos exigieron a las autoridades “se investigue sin prejuicios”, y deslindando a Mile de cualquier actividad ilícita.

Los periodistas indefensos ante la ofensiva del Estado
Así que mientras para Alejandra Negrete una asociación civil pide justicia y notoriedad, para Rubén Espinosa, si bien había muchos periodistas y medios informativos, no había una organización gremial importante que se pronunciará para presionar a la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF) quien es la encargada de investigar el multihomicidio.

Lamentablemente los trabajadores de los medios de comunicación no tienen la protección necesaria para ejercer su oficio, tampoco todos están protegidos de la misma manera, mientras las grandes plumas de los diarios pueden denunciar la presión que sufren, para los reporteros y fotoperiodistas que tienen que salir a la calle armados solamente con su valor.

Aunado a esto, los comunicadores están presionados por los bajos salarios, la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) en su “Tabla De Salarios Mínimos Generales Y Profesionales Por Áreas Geográficas” actualizada al 1° de abril de 2015, ubica a los profesionales de la comunicación dentro del escalafón de los oficios, subestimando el trabajo profesional que se realiza, en el documento se establece un salario de entre 210.05 y 204.26 pesos diarios dependiendo de la zona geográfica donde laboren los reporteros o los reporteros gráficos.

En el caso de Rubén Espinosa como trabajador autónomo o freelance, carecía de un ingreso fijo, ni estabilidad laboral, fue usado como excusa por el Gobierno del Distrito, ya que en reunión con algunos periodistas con la Secretaría de Gobierno y la PGJDF, las autoridades establecieron que Rubén no se encontraba ejerciendo el periodismo por ello no podían seguir esa línea de investigación.

Por otra parte comentaristas de radio como Luis Cárdenas de MVS, en un podcast de su medio informativo, le hace segunda a la PGJDF, afirmando “la muerte de Rubén Espinosa y de las otras cuatro mujeres no tiene un móvil relacionado con a la libertad de prensa, no tiene un móvil relacionado al trabajo periodístico ni al trabajo de activista que tenía alguna de las víctimas”, y finaliza, “pareciera ser este es un crimen relacionado con el consumo, tráfico de drogas, particularmente de la cocaína”.

Pero que los comunicadores sirvan de voceros al gobierno no es nuevo, un caso lamentable se presentó el 2013, documentado por el portal Sin Embargo, cuando la Asociación Mexicana de Editores de Periódicos A.C., entregó al gobernador de Veracruz Javier Duarte un reconocimiento “a los esfuerzos que ha hecho Veracruz para garantizar el pleno ejercicio de la libertad de expresión”.

El acto fue resultaba deleznable, pues un año antes el 28 de abril de 2012, había sido asesinada la corresponsal de la revista Proceso, Regina Martínez, con lo que se perfilaba desde ese entonces Veracruz como el estado con más periodistas asesinados.

Tenemos dos clases de comunicadores en México, de un lado el periodismo comprometido como el de Rubén Espinosa, y por otro aquél que hace el juego al gobierno en turno. Pero entre estos dos extremos se encuentran unas masas de reporteros y fotógrafos que laboran en condiciones precarias.

Es el caso de Moisés Sánchez, periodista asesinado en enero pasado, que trabajaba como taxista y así publicaba su semanario “La Unión” como lo narra el portal Animal Político, la libertad financiera le permitía hacer periodismo social, lo que al final le costó la vida. En México, se corre el peligro de que los homicidios y sus causas caigan en el olvido.

Recordemos que Marx y Engels usaron la prensa aplicando “la polémica como método principal de su trabajo periodístico y la manejaron como arma eficaz”. Por ello es importante que se garantice la libertad de expresión y de prensa, sin debate no se puede avanzar.

Como plantea Sergio Moissen “Desde el equipo de Izquierda Diario México consideramos que urge la construcción de una comisión de investigación independiente conformada por personalidades de Derechos Humanos y luchadores sociales para analizar el caso y desmentir una a una las calumnias que inventa el gobierno asesino.

Asimismo, es necesario que el movimiento por Ayotzinapa tome de nuevo las calles, junto a los maestros que luchan contra la reforma educativa, y a los jóvenes, periodistas, fotógrafos y comunicadores independientes que exigen justicia para Rubén, Nadia, Yesenia, Alejandra y Simone, asesinados en la colonia Narvarte.”

Con información de SinEmbargo.mx y Animal Político.