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Red Internacional
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Así beneficia la legislación de extranjería los resultados electorales de la extrema derecha

La Directa publica los datos de votos recibidos por Vox o la extrema derecha independentista en algunos municipios catalanes y cómo quedan muy por detrás del número de inmigrantes empadronados sin derecho a voto.

Jueves 1ro de junio de 2023

Los buenos resultados de la extrema derecha en municipios con un porcentaje importante de población extranjera ha sido uno de los titulares que deja el 28M. Vox y otras formaciones consiguen entrar en estos ayuntamientos pero no por representar ninguna mayoría, sino porque se parte de un sufragio que ha dejado de ser universal. Como en el siglo XIX el sufragio censitario es la norma. Si antes era la renta lo que dejaba fuera de las urnas a millones, hoy un 14.5% de la población tiene sus derechos electorales limitados o directamente negados.

La Ley de Extranjería y sus réplicas en otras muchas normas suponen una vulneración sistemática de derechos para más de 5 millones de residentes en el Estado español. Las y los inmigrantes en situación irregular están excluidos de la mayor parte de las ayudas sociales - para la que es necesario disponer al menos de NIE -, laborales - ofreciendo así una bolsa de mano de obra sin derechos a la patronal - y políticos. También aquellos que cuentan con permiso de residencia y trabajo tienen derechos vetados. No pueden acceder a ningún empleo público, para lo que se demanda disponer de la nacionalidad española, y en su mayoría no tienen el derecho político del sufragio reconocido. Solo 14 nacionalidades extracomunitarias pueden votar en las municipales. Ninguna en el caso de las autonómicas o las generales del 23J.

Este rasgo antidemocrático lleva a que en muchos municipios los excluídos del censo dupliquen y hasta quintuplican los “éxitos” electorales de la extrema derecha, tal y como ha publicado en un reciente reportaje el periódico digital catalán La Directa.

En Mataró Vox entra en el consistorio como tercera fuerza, por detrás del PSC y ERC. con un 12.5% de los votos. Lo consigue gracias a 5.664 votos, que suponen un tercio respecto a las 15.922 personas mayores de edad empadronadas en el municipio sin derecho a voto.

En la localidad de Salt, anexa a Girona, con un 38% de empadronados que no son de nacionalidad española, el contraste es aún más aberrante. Vox entra con 4 regidores y el 16,5% de los votos, por detrás de ERC y el PSC. Pero este resultado es gracias a 1.279 votos, frente a los 8.524 empadronados que no tienen derecho a sufragio. La cifra de excluídos de las urnas supone un tercio del total del censo, que asciende a 24.816.

En Salou, en la provincia de Tarragona, entran con tres regidores y un 11,7% de votos. pero suponen solo 931 votos frente a 6.835 inmigrantes sin derecho a voto. O en Rubí, donde Vox obtiene tres regidores y un 11% de votos, gracias a 2.964 votos frente a 7.131 inmigrantes excluídos.

También la extrema derecha independentista se beneficia de la ley de extranjería española. Es el caso de Aliança Catalana, que ha quedado como la fuerza más votada con el 30% de los sufragios y 6 regidores. Esta victoria la ha obtenido con 1.401 votos, pero gracias a que 1.111 vecinos y vecinas de la localidad mayores de edad quedaban excluídos del proceso electoral.

Esta negación de derechos políticos está completamente naturalizada por todos los partidos del régimen. No es solo patrimonio de la derecha y la extrema derecha, que son los principales beneficiarios. También el PSOE y sus socios de gobierno de Unidas Podemos, o de investidura, como ERC, la aceptan. En 4 años de legislatura “progresista” no ha estado planteada ni siquiera como debate en agenda una posible modificación de la ley de Extranjería, por su puesto mucho menos su derogación.

Esta es una de esas políticas que constituyen un auténtico “consenso de Estado”, como parte de la agenda de defensa de los intereses del imperialismo español y sus compromisos con sus socios de la UE como gendarme de la frontera sur. Si en un punto hay coincidencias y continuidades desde la extrema derecha hasta el “progresismo” y el neorreformismo es este. No solo han dejado intacta toda la legislación de extranjería, sino que han normalizado las devoluciones en calientes, incluidas las de menores, han desplegado el ejército en Ceuta, felicitado a la Gendarmeria marroquí y la Policía Nacional y Guardia Civil españolas tras la masacre de Melilla.

Queda claro que no se puede enfrentar a la derecha y la extrema derecha, una derecha de verdad, con el progresismo y el neorreformismo que asume su agenda, una izquierda de mentira. Contra la legislación racista del imperialismo español es urgente pelear por la derogación de la ley de Extranjería, la apertura de fronteras y el reconocimiento de plenos derechos políticos, económicos y laborales a todas las personas inmigrantes.