Un día de trabajo en una “pequeña empresa” muestra que es, verdaderamente, lo que las patronales quieren que “defendamos juntos”.
Martes 20 de septiembre de 2016
Las dos CTA convocaron a la Marcha Federal junto a las PYMES; la CGT busca una agenda común con la UIA. Quieren hacernos creer que los trabajadores tenemos los mismos intereses que las patronales. Este relato de un día de trabajo en una PYME busca mostrar que es lo que las patronales quieren que defendamos juntos.
Entro a trabajar a las 08:00 hs, antes tengo que dejar mi celular en la oficina de vigilancia. Esto y la sirena que marca el inicio de la jornada me recuerdan que durante ese tiempo mi tiempo (y mi vida) no me pertenecen.
Tengo que producir cientos palieres, cada uno pesa más de 20 KG. A esta carga se suma el calor sofocante de los hornos que calientan el metal a 900 grados para forjarlo. Las prensas de dos o tres mil toneladas son una constante trampa para mis manos, la “seguridad e higiene” no existen. Una PYME como esta metalúrgica, ubicada en el parque industrial de Tortuguitas, con casi 100 años de existencia, no puede darse el “lujo” de gastar dinero en la seguridad de sus trabajadores.
A media mañana voy al baño, no sin antes tener que pedir permiso y esperar casi media hora hasta que el supervisor me mande un relevo. Cinco letrinas mal olientes disuaden a cualquiera de usarlas y la inundación del piso garantizan que nadie se quedara allí más de lo realmente necesario.
Vuelvo a la línea. El dueño de la fábrica recorre la planta sin disimular su desprecio hacia los obreros. Ve a un joven que se había sentado por un momento para descansar sus exigidas piernas y espalda, los gritos no se hacen esperar “te pago para trabajar, no para estar sentado” luego de unos minutos le ordena retirarse, un joven más se quedaba sin trabajo.
Llega la media hora para el comedor, pero el que no se lleva comida no come. No llegué a conseguir lugar en las dos mesas y 10 sillas que hay para los 30 operarios, así que mi suerte, como la de la mayoría, es sentarme a comer en el piso con una pared como respaldo.
A las 17 hs suena nuevamente la sirena. En el vestuario no hay jabón para lavarse las manos, menos agua caliente para bañarse, son pocos los “valientes” que entran a las duchas heladas. Me pongo una campera y salgo como estoy, retiro mi teléfono de portería y salgo rumbo a la parada del colectivo dudando de volver al día siguiente a soportar todo eso con el plus de un salario que apenas llega a los 8 mil pesos.
La burocracia sindical es hoy la primera línea de defensa de los intereses de las patronales frente a los obreros, la idea del bien común entre trabajadores y patrones busca conciliar intereses irreconciliables bajo el engaño de "defender la industria nacional".
La realidad les muestra a los trabajadores que sus intereses no son los mismos que los de sus patrones. Esta realidad intenta ser tapada por las patronales y sus cómplices.
Hay que recuperar los sindicatos y transformarlos en herramientas de lucha de toda la clase obrera eliminando las divisiones entre los propios trabajadores, en negro y en blanco, contratados, tercerizados y efectivos, nativa y extranjera todos somos parte de la misma clase obrera.