Apenas consolidado el golpe institucional, Michel Temer se dirigió a los grandes medios y realizó su primer pronunciamiento como presidente golpista de la República.
Jueves 1ro de septiembre de 2016 12:26
Apenas consolidado el golpe institucional, Michel Temer se dirigió a la prensa y realizó su primer pronunciamiento como presidente golpista de la República. En su discurso, Temer afirma que el golpe institucional fue una decisión democrática tomada por el congreso nacional -congreso que está hundido en casos de corrupción- y afirmó que Brasil va a “retomar el crecimiento económico”.
Temer afirmó que es hora de “poner los intereses nacionales por encima de los grupos”, y aun cuando había afirmado que eliminaría los programas sociales como el Bolsa Familia, el presidente golpista en forma demagógica afirmó que hará todo lo posible para reestablecer la “paz social” en el país. También prometió realizar recortes.
Con el falso argumento de que era para garantizar el pago de las jubilaciones, Michel Temer prometió atacar el sistema previsional y dijo que la misión del país ahora es rescatar la confianza de los empresarios para que sigan “invirtiendo” en Brasil. Temer prometió “modernizar” las leyes laborales, y afirmó que la “libre negociación” es un avance para el país.
Hacia el final de su discurso, recordó que “orden y progreso” andan siempre juntos. ¿Qué hay por detrás de ese discurso?
Detrás de afirmaciones como “Brasil necesita retomar el crecimiento económico”, “poner los intereses nacionales por encima de los grupos” y “restablecer la paz social”, el gobierno golpista de Michel Temer está dispuesto, en este momento de crisis económica capitalista, a defender los intereses de los grandes empresarios y banqueros. ¿Qué significa eso? Que los trabajadores son los que van a tener que pagar la crisis que está viviendo y ese pago va a ser a través de fuertes ataques por parte un gobierno ilegítimo que profundizará lo que el PT no pudo llevar adelante.
El gobierno de Temer quiere la unidad de partes que son imposibles de unir. Para Temer, los trabajadores y sectores populares de la sociedad tienen que ser parte de una supuesta unidad para defender los intereses de los grandes empresarios y banqueros. Sin embargo, al proponer a los trabajadores y demás sectores populares esta unidad, Michel Temer omite cínicamente que a cambio habrá un empobrecimiento brutal de la población.
El restablecimiento de la “paz social” es el reconocimiento por parte del gobierno golpista de Michel Temer de que enfrentará mucha resistencia por parte de los trabajadores y sectores populares de la sociedad. Por eso, el carácter represivo de su gobierno contra toda oposición ya se puso en práctica, por ejemplo la brutal represión sobre las manifestaciones como en San Pablo. Temer sabe que para conquistar “estabilidad” que permita a los grandes empresarios y banqueros aumentar sus tasas de ganancias será necesario contener la agitación popular.
Distinto a lo que declaró al principio de su discurso, el momento de incertidumbres no llegó al final, al contrario, la jornada llena de manifestaciones demostró que el impeachment fue un gran paso para la burguesía pero solo un capítulo de la inmensa crisis política, social y económica que vivimos y que la juventud y los trabajadores no van a aceptar pasivamente, y menos aún retrocederá la enorme politización.
Tras el inmovilismo al que llevó la política del PT, Dilma y Lula para enfrentar el golpe, son auspiciosas las primeras movilizaciones contra Temer del miércoles a la noche, y la importante composición juvenil. Se puede avanzar y desarrollar el camino de la resistencia al gobierno golpista. Existe la fuerza para derrotar todos los intentos de privatización que este gobierno intentará hacer, así como cualquier intento de recorte y quita de derechos. Para esto será necesario que la CUT rompa con su parálisis y organice a los principales bastiones obreros para la batalla contra el gobierno golpista de Michel Temer.
