Este 5 de enero asumió la nueva Asamblea Nacional en Venezuela dominada completamente por el chavismo. Por su parte el bloque de la oposición de derech resolvió darle “continuidad administrativa” a la elegida en 2015, a cuyos diputados se les vence el mandato hoy.
La Izquierda Diario Venezuela @LaIzqDiario_VE
Martes 5 de enero de 2021 16:28
El nuevo parlamento chavista y progobierno
Este martes más de 200 diputados chavistas electos en los comicios del pasado 6 de diciembre llegaron a la sede de la Asamblea Nacional (parlamento venezolano), luego de realizar una breve caminata por los alrededores, para tomar posesión de sus escaños. Son 277 diputados los que se instalan hoy en el Parlamento, de los cuales 256 son del oficialismo.
Los diputados del chavismo ingresaron con los cuadros de “Bolívar del chavismo” y de Hugo Chávez que habían sido sacados por la anterior directiva. En su momento, Chávez impulsó una investigación que, según, determinó que el rostro de Bolívar que históricamente se conoce no es el más fidedigno, proponiendo un “nuevo rostro” con rasgos más amulatados. La oposición, al asumir en enero de 2016, sacó del parlamento tanto el cuadro de Chávez como el de ese Bolívar, sustituyéndolo por una imagen del Bolívar que tradicionalmente se venía aceptando como tal.
De esta manera, hace pocas horas asumió la presidencia de este nuevo parlamento Jorge Rodríguez, ex ministro de Comunicación de Maduro, acompañado de Iris Varela (ex ministra del Servicio Penitenciario) como Primera Vicepresidenta y Didalco Bolívar (ex gobernador de Aragua y dirigente de Podemos, partido minoritario del chavismo) como Segundo Vicepresidente.
Recordemos que los partidos más importantes de la oposición de derecha, sobre todo el llamado G4 (Voluntad Popular, Primero Justicia, Acción Democrática, Un Nuevo Tiempo), además de otros partidos más “ultraderechistas”, aunque con peso bastante menor, como Vente Venezuela de María Corina Machado y Alianza Bravo Pueblo de Antonio Ledezma, decidieron no participar en las pasadas elecciones parlamentarias alegando que eran fraudulentas.
Se trató de una elección marcada por la alta abstención, participando solo un 30% del registro electoral, y con resultados que dieron una mayoría absoluta al chavismo: gracias al mecanismo antidemocrático de asignación de cargos, sin representación proporcional, con un 67% de los votos de esa minoría que votó, el chavismo obtuvo el 92% de los diputados y diputados. Un 67% de votos que, si se lo compara a su vez con el total de electores habilitados, representa poco menos del 20% del total del electorado. Este mecanismo antidemocrático de asignación también benefició en las elecciones de 2015 a la oposición de derecha.
En la elección pasado del 6-D, además de la abrumadora mayoría del chavismo gobernante, fueron también electos unos cuantos diputados de la oposición de derecha, tanto de partidos más pequeños como de fracciones minoritarias de los partidos mayoritarios de la derecha, a quienes el gobierno les asignó el control de la legalidad electoral de estos, vía intervención del Tribunal Supremo de Justicia.
La “continuidad administrativa” de Guaidó y de política imperialista del “gobierno interino” paralelo
Guaidó y Cía, por su parte, dieron el paso anunciado de “juramentar” para un próximo período al Asamblea Nacional a la que sus cinco años de gestión se les vencen hoy. Con la tesis rebuscada de la “continuidad administrativa”, que alega que, dada “circunstancias sobrevenidas”, esa legislatura debe tener continuidad.Su fundamento, como la de toda la política de Guaidó, es la coordinación con el imperialismo estadounidense (seguido de los europeos), que le sostienen y financian -con recursos confiscados a Venezuela- un “gobierno interino” paralelo.
Recordemos que la “continuidad” de esa Asamblea vencida, depende el argumento legal para tal “gobierno interino”, pues Guaidó se autoproclamó “Presidente encargado” en su condición de presidente del parlamento.
La tesis de la “continuidad administrativa” no fue apoyada por varios diputados de derecha que, si bien no convalidaron las elecciones organizadas por el gobierno a su conveniencia, han acatado el fin de sus funciones. En cambio, el gobierno estadounidense saliente, ha ratificado apoyo a esa tesis. Donald Trump ya había emitido este lunes una declaración por la que reitera su respaldo al opositor Juan Guaidó como “representante legítimo de Venezuela” y dice que desconocerá a la Asamblea Nacional que toma posesión este martes.
Incluso la Oficina de Control de Bienes Extranjeros (OFAC) emitió una licencia que "autoriza las transacciones y actividades que involucran" a Guaidó como "presidente interino de Venezuela", a la Asamblea Nacional vigente y "a su Comisión Delegada, incluyendo sus respectivos miembros", informó el Departamento del Tesoro.
Durante su discurso, Guaidó volvió a augurar que este año sacará al chavismo del poder, cuestión que viene repitiendo desde enero de 2019, se autoproclamara presidente interino del país, apoyado por el imperialismo, principalmente Donald Trump y apelando a las FF.AA. para que destituyeran a Maduro, en una tentativa golpista que también fue apoyado por un amplio espectro del derechismo continental y de Europa.
Guaidó aseguró que la “sesión de instalación” de la AN que controla, contó con la participación de "más de 100 diputados", un dato que choca con el hecho de que al menos una veintena de legisladores, de los 112 que obtuvo la oposición en 2015, le han retirado su apoyo.
Por ello es que el autoproclamado Guaidó ha decidido que la Asamblea Nacional que él preside funcionaría bajo la figura de la Comisión Delegada, una instancia contemplada en la Constitución para operar solo durante los períodos vacacionales de los diputados y que está conformada por menos del 20 % del pleno.
Más temprano se difundió la noticia que fuerzas gubernamentales rodean la casa en Caracas de Juan Guaidó, presidente encargado y líder opositor venezolano, momentos antes de la doble sesión parlamentaria. Supuestamente para amedrentar que Guaidó no instalara su Asamblea Nacional, una denuncia hecha por la propia oposición.
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