Una publicación del New York Times asegura que el Mossad encontró pruebas de que la voladura de la mutual judía AMIA en 1994, fue realizada solo por una célula del Hezbollah, sin conexiones con Irán -responsabilizado, sin pruebas fehacientes, por la central de inteligencia israelí y la CIA desde el minuto uno del atentado-. Plantea además la inexistencia de responsabilidad de funcionarios e instituciones argentinas. Nueva operación que sigue sosteniendo la impunidad del Estado.
Mirta Pacheco @mirtapacheco1
Sábado 23 de julio de 2022 22:15
Este último viernes sorprendió una nota publicada en The New York Times, firmada por Ronen Bergman, miembro del staff de ese diario estadounidense que vive en Tel A Viv, Israel.
Allí se afirma que una nueva investigación del Mossad (agencia de inteligencia extranjera israelí), basada en declaraciones de sus propios agentes de inteligencia, en funciones y retirados -después de 28 años- llegó a la conclusión que tanto el atentado a la embajada de Israel (1992), como la voladura de la sede de la AMIA en Argentina (1994) tuvo como autores intelectuales y materiales a miembros de Hezbollah (organización política militar chiíta, miembro del parlamento libanés), que el imperialismo estadounidense puso en la lista de organizaciones terroristas desde 1997. Fiel a la sumisión a su amigo del norte, el exgobierno de Macri un día antes de otro aniversario de la voladura de la AMIA, en 2019, emite un decreto donde también cataloga a esta organización como terrorista. Meses más tarde con la firma de uno de los primeros decretos del nuevo gobierno del Frente de Todos, el presidente Alberto Fernández ratifica ese acto de cipayismo con EEUU.
Pero la nota también agrega que el Mossad descarta toda intervención de Irán en los atentados y toda complicidad de funcionarios argentinos: “las averiguaciones refutan las afirmaciones sostenidas por mucho tiempo por Israel, Argentina y Estados Unidos de que Teherán tuvo un papel operativo. También rebaten las sospechas en Argentina de que funcionarios locales y ciudadanos habían sido cómplices de los ataques”. Es decir niega las propias afirmaciones del Mossad y de la agencias de inteligencia de Estados Unidos que a las pocas horas de cometerse el atentado, ya habían responsabilizado a Irán y exculpa de toda participación a la Policía Federal y a diversos ex funcionarios argentinos. Incluso cuando ya el mismo Poder Judicial declaró a algunos culpables del encubrimiento.
Otro #18deJulio, muchos dirigentes mostrarán consternación. La mayoría ya gobernó y optaron por seguir manipulando el atentado de la AMIA para preservar la impunidad sobre responsabilidad estatal. Seguimos
exigiendo apertura irrestricta de todos los archivos secretos.— Myriam Bregman (@myriambregman) July 18, 2022
Estas nuevas supuestas “conclusiones” del Mossad, que se conocieron a través de la publicación del diario neoyorkino, se da en el marco de las crecientes tensiones del propio Estado de Israel con el Líbano y en particular con Hezbollah. Ya el mes pasado Israel incursionó en el mar del Líbano, en una zona en disputa rica en petróleo y gas en la parte sur de la frontera libanesa, que el Estado colonial israelí reclama como propia. Las tensiones se elevaron cuando Hezbollah respondió con drones que Israel derribó. Su socio estratégico, Estados Unidos, es el mediador en este conflicto con el país árabe.
En esa región caliente se dio el reciente viaje de Joe Biden buscando profundizar y ampliar los “Acuerdos de Abraham” con Estados árabes. Como se expresaba en La Izquierda Diario la semana pasada, el presidente de EEUU buscaba el “progreso en las relaciones de Israel con Arabia Saudita y otros estados del Golfo Pérsico que se fueron acelerando a través de los Acuerdos de Abraham. Entre algunos gestos consiguió que Arabia Saudita, que aún no normaliza relaciones con Israel, permita vuelos sin restricciones a las aerolíneas israelíes y permitirá vuelos chárter directos desde Israel para los musulmanes que participan en la peregrinación anual a La Meca”. Todo en el marco de que el principal país imperialista, en crisis, busca una mayor integración de la región con el objetivo de favorecer sus propios intereses que tienen que ver con contrarrestar al eje Rusia-China.
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Por eso inquietó al gobierno de Biden la cumbre en Teherán entre Putín, el presidente iraní Ebrahim Raisi y Erdogan -Turquía-, donde se centraron en la discusión sobre Siria, país en el que Rusia pudo incursionar por el relativo vacío que había sido dejado por Estados Unidos. En cuanto a Israel, recordemos que no tuvo un alineamiento inmediato con el imperio del norte, al comienzo de la guerra en Ucrania, precisamente por el acuerdo que mantiene con Putin sobre sostener al gobierno de Bashar Al Ásad.
Otro elemento en el que se enmarca la aparición de la publicación sobre esta nueva supuesta investigación del Mossad, que como dijimos tiene todos los visos de una “operación”, es la propia crisis política del régimen de Israel. Donde hace pocos días salió a la luz una interna entre la inteligencia del Ejército y el propio Mossad en torno a la necesidad, así lo plantean los jefes del propio ejército, de que Estados Unidos avance en el acuerdo nuclear con Irán.
El gobierno de coalición encabezado por Benjamín Bennet (que incluía partidos ultra nacionalistas hasta un partido árabe musulmán -por primera vez en la historia de ese país), por perder apoyo en el parlamento tuvo que convocar a nuevas elecciones, las quintas en cuatro años. El ultra derechista Benjamin Netanyahu vio su oportunidad de volver a la carga y postularse nuevamente. Un virtual nuevo gobierno de Netanyahu podría desestabilizar aún más la región, más allá de que el coloniaje y la opresión sobre el pueblo palestino es una cuestión de supervivencia para el Estado sionista.
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Anteriormente, en el curso de casi treinta años de impunidad que lleva el atentado a la AMIA (y el de la embajada) hemos asistido a varias operaciones políticas, pero para poner en el foco la supuesta responsabilidad de Irán. Los 14 años de investigación que llevó adelante el fallecido fiscal Nisman están plagadas de ellas: por ejemplo todas las acusaciones sobre los iraníes carecen de hechos probatorios concretos. El famoso servicio de inteligencia Jaime Stiuso (tanto a Nisman como a Stiuso los puso al frente de la investigación el propio Néstor Kirchner) compraba todas las versiones que la CIA le daba. Pero la responsabilidad de la Policía Federal en dejar la zona liberada y más tarde en embarrar la cancha de la investigación, como la que le cupo al propio Poder Judicial (más allá del juicio por responsabilidades individuales de algunos funcionarios, la llamada Causa AMIA II) siempre se dejaron de lado. Incluso el “Memorándum de entendimiento con Irán” firmado por el anterior gobierno de Cristina Kirchner, que la oposición de derecha judicializó, fue una medida política que volvía a correr el foco sobre la responsabilidad del Estado.
Como dice la agrupación APEMIA -de familiares de las víctimas-: “Los gobiernos de Israel y Argentina nos toman el pelo…. Y siguen construyendo versiones mientras se niegan a abrir sus propios archivos de Inteligencia. (...) Repudiamos esta nueva maniobra de la Inteligencia israelí en auxilio de su socio, el Estado argentino, al que toda la evidencia oficial muestra como responsable de la comisión del atentado a la AMIA”.
Ese atentado fue convertido en un monumento a la impunidad por todos los gobiernos. La única manera de avanzar hacia la verdad es la apertura irrestricta de los archivos de inteligencia de la Federal y de la ex Side (AFI) de esa época, para que familiares de las víctimas y de organismos de derechos humanos puedan investigar a fondo. Una comisión investigadora independiente, conformada por ellos, sería la que pueda traer luz sobre el oprobioso crimen que se cobró la vida de 84 personas, incluida una mujer embarazada, aquel 18 de julio de 1994.
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