Un hombre detonó su chaleco con explosivos dejando 21 muertos y casi 50 heridos, es el segundo atentado importante en lo que va del año.
Miércoles 8 de febrero de 2017
La explosión se produjo alrededor de las 4 de la tarde local, cuando los empleados del Supremo abandonaban las instalaciones, en el estacionamiento del edificio. Según las autoridades, es un punto donde también hay muchos vecinos de la zona.
"La mayoría de las víctimas son civiles porque el ataque se produjo cerca del bloque de apartamentos 8 de Macrorayan, que es una zona completamente residencial", indicó el portavoz de la Policía de Kabul, Basir Mujahid y agregó que también hay algunos empleados del tribunal entre los muertos y heridos.
El escenario del ataque, cuya autoría no ha sido aún reclamada por ningún grupo insurgente, se encuentra a pocas cuadras de la embajada de Estados Unidos en Kabul. Si bien los talibanes todavía no se pronunciaron, en varias ocasiones declararon a los órganos judiciales del país como objetivos de su acción.
Este es el segundo ataque de envergadura registrado en la capital afgana en lo que va del año. A mediados de enero los talibanes realizaron un ataque similar contra el parlamento que dejó casi 40 muertos y más de 110 heridos. El país vive un recrudecimiento del conflicto entre los talibanes y el gobierno central y un aumento en el número de víctimas civiles.
Ayer mismo, la misión de la ONU en Afganistán (UNAMA) informó que el año 2016 fue el más cruento para la población civil (desde que empezó a contar los fallecidos y lesionados en 2009), al contabilizar 11.418 víctimas (3.498 muertos y 7.920 heridos). Un incremento del 3 % más que en 2015. Entre los niños, el aumento fue mucho mayor: casi un millar menores fallecieron 2016, un aumento del 24 %.
También las bajas entre las fuerzas de seguridad aumentaron el año pasado llegando a casi 7.000 muertos hasta noviembre, según otro informe publicado la semana pasada por el Inspector Especial General para la Reconstrucción de Afganistán (SIGAR), del Congreso de EEUU. De acuerdo al SIGAR, el Gobierno afgano continúa perdiendo terreno ante los talibanes y controla apenas un 57 % del país.