Soy Jonathan Neira delegado de Átomo Someca. Trabajo ahí hace 9 años y pasé por tres distintas sucursales donde hice de todo: armador de pedidos, feteador, trozador de fiambres y quesos, descargando camiones con auto elevadores, proveedores, hasta anduve repartiendo mercadería en un camión de acompañante.
Domingo 17 de julio de 2016 10:59
Durante 5 años trabajé en Lácteos, donde uno de los sectores era el trozado y feteado de mercadería, donde se feteaba y se pesaba para que se vendiera en sucursales. Los encargados de ese sector tenían en mente trabajar contra reloj o sea el trabajo y los pedidos tenían que salir sí o sí. Si el trabajo lo terminabas en 8 horas era un gran logro, pero si el trabajo salía en 12 horas te pagaban 8, o sea tenías que ponerle sí o sí. Y si lo terminabas en 7 horas, tenías que esperar hasta las 8 horas de trabajo.
Recuerdo un día que me suspendieron por haber tirado a la basura un pedazo de mortadela que estaba verde. La empresa tenía que suspender por que se aproximaba el aguinaldo y tenían que pagar menos. Pero ese no fue el gran problema, el tema era que a mí me suspendían y para no perder un premio (afas) y el presentismo tenía que venir a trabajar igual, y me parecía injusto. La excusa de los encargados para que viniera a trabajar a pesar de estar “suspendido” era que no había personal que me remplazara en esa máquina, y que a mí me convenía para no perder el presentismo y el premio (afas). El premio figuraba en el bono de sueldo como horas extras al 50%, o sea las mismas horas que hacíamos los días en que nos quedábamos más tarde, pero ellos nos mentían.
Otra de lo que me pasó y que dejó marcado para siempre, fue el de haberme tratado de ladrón y haberme dejado sin trabajo por 2 días. Pasó que querían echar al camionero que viajaba al sur y me subieron a mí de acompañante al camión. Yo muy inocente fui. El tema fue que repartiendo mercadería en San Rafael y en la última sucursal, ya viajando para General Alvear, se nos viene el Supervisor General del Sur con varios de seguridad y nos dice que van a revisar el camión. Y nosotros le dijimos que sí, uno de seguridad se subió y revisó la cabina del camión y se bajó. Yo lo miro al supervisor, que agarrándole la camisa al seguridad con gestos en su cara, le dijo “subite y revisá bien”. Cuando levantó la cama del camión, "envuelto "en un trapo: un queso de media horma. Nos hicieron un acta a mano y dijeron que fuéramos a legales hablar con el abogado. No entendía nada, le preguntaba al camionero si él había sido el que intentó robar un queso. El respondió que no.
Cuando terminó el recorrido y volvimos a Mendoza después de casi 900km andados en ese día, nos esperaban en depósito y legales el jefe de seguridad y los abogados. Nos preguntaban qué necesidad teníamos de haber robado un queso, por qué lo hacíamos. Nosotros les dijimos que no sabíamos que en el camión había un queso y negamos todo, porque fue que nosotros no tocamos nada. Hasta que nos dijeron “muchachos, la señora Millán los ha despedido por falta de confianza”. Así que nos la comimos y nos fuimos. Recuerdo haberme ido gritándoles que iba a consultar con un abogado, y que salí a las patadas y apenas unas puteadas por lo bajo.
A los dos días me suena el teléfono y me llaman de la empresa de vuelta. Era el mismo que nos había echado y me dijo: “vos Jony no tenés nada q ver, el otro sí. Nos parecía que estaba robando antes y por eso lo echamos. Mañana presentate en horario normal en tu puesto de trabajo”. Hablando con el camionero me dijo que le andaban buscando la vuelta hace rato que lo querían echar. Sacando conclusiones, la empresa armó todo un circo para deshacerse del camionero. Nos puso un queso para echarnos a los dos, y después de dos días me volvieron a reincorporar como si no pasara nada. No me olvido nunca más lo mal que me hicieron sentir sin haber hecho nada. Yo me imaginaba que con qué cara iba a mirar a mi mujer con una beba en brazos si había perdido el trabajo.
(Continuará)