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Internacional. Australia: el conflicto en Hutchison Ports entra en su cuarta semana

El actual conflicto entre Hutchison Ports Australia y el MUA (Unión Marítima de Australia) entró en su cuarta semana. Los 97 portuarios, despedidos vía mensaje de texto y mail el 6 de agosto, siguen sin poder ingresar al trabajo. Sin embargo, como parte de un acuerdo con el sindicato, la empresa acordó mantener el pago a los despedidos durante seis semanas más.

Sábado 5 de septiembre de 2015

Fotografía: Hutchinson Ports - Stop Union Busting

Lea el artículo original en inglés.

Cuando el conflicto se acerca a su segundo mes, se vuelve cada vez más claro que a pesar de que las negociaciones entre el MUA y la empresa avanzan lentamente, la lucha por reincorporar a los 97 despedidos ha un sufrido un duro revés.

Después de haber rechazado dialogar con los dirigentes de MUA durante los primeros días del conflicto, la empresa ha realizado una serie de reuniones con el sindicato. Los avances recientes se deben a dos factores: 1) la gerencia internacional de la empresa intervino directamente, y 2) las protestas que realizaron el MUA y otros activistas sindicales contra la subsidiaria de telecomunicaciones, Vodafone Australia.

Mark Jack, uno de los directores ejecutivos de la empresa, al frente de las operaciones en el Sudeste Asiático y Australia, llegó al país el 26 de agosto para encargarse de las negociaciones con el MUA. La llegada de Jack a Sydney dejó en segundo plano la intransigencia inicial de la gerencia local.

El 26 de agosto se realizaron protestas, pequeñas aunque entusiastas, en los locales de Vodafone en Sydney, Brisbane y Melbourne, impulsadas por afiliados del MUA, trabajadores de la construcción y otros activistas sindicales. Este nuevo paso en la campaña contra Hutchison apuntó contra el tercer proveedor de telecomunicaciones del país, cuyas ganancias alcanzan los 4 mil millones de dólares y del que Hutchison posee el 50% de las acciones. Estas protestas alarmaron a los ejecutivos.

Las reuniones que se realizaron en la comisión de asuntos laborales (FWC, por sus siglas en inglés) finalmente rindieron sus frutos. El 28 de agosto, la representante de la FWC, Anna Booth, publicó una declaración, en la que delineaba un acuerdo inicial alcanzado por la empresa y el sindicato. En primer lugar, ambas partes acordaron un proceso de negociación de seis semanas. Durante estas seis semanas deberán conciliarse los temas centrales o, de ser necesario, se empleará el arbitraje de la comisión. En segundo lugar, los 97 despedidos deberán continuar recibiendo su salario básico hasta el 14 de octubre o más. En tercer lugar, la denuncia del MUA realizada en la Corte Federal –que debía empezar el 1 de septiembre–, fue aplazada.

Como explicamos en un artículo previo, un juez dictaminó el 14 de agosto que existía suficiente evidencia “prima facie” para sugerir que los despidos de Hutchison habían contravenido potencialmente la ley que protege las condiciones de trabajo (conocida como Fair Work Act). Si la causa avanza y se define que la empresa es culpable, Hutchison debería pagar multas multimillonarias.

La empresa podría liberarse de la denuncia legal. Sin embargo, el MUA no sería tan afortunado. La oficina del Fair Work Ombudsman (agencia gubernamental que se encarga de quejas y reclamos en el lugar de trabajo) inició una investigación sobre el rol del sindicato en las protestas del sindicato en las terminales de Hutchison. Del 7 al 14 de agosto, las “asambleas comunitarias” no permitían la entrada y salida de los camiones, desafiando la orden de vuelta al trabajo de la FWC emitidas el 7 y el 10 de agosto. La agencia del Fair Work Ombudsman tiene el poder de aplicar multas millonarias al sindicato, con la posibilidad de abrir una causa por daños y perjuicios.

Mientras las negociaciones avanzan lentamente, la lucha enfrenta un duro revés. Las asambleas comunitarias se mantienen, pero estas protestas han asumido un carácter muy diferente desde el 14 de agosto. Ya no se impide el ingreso y salida de los camiones en las terminales, y la cantidad de gente que participa en estas protestas ha caído significativamente.

Mucho de esto puede atribuirse a la confusión generada (quizás deliberadamente) por la dirección del MUA el 13 y 14 de agosto. Como señalamos en un artículo previo, el secretario nacional de MUA Paddy Crumlin le dijo a la asamblea de Sydney que el juez iba a “emitir una orden para que los trabajadores de Hutchison sean reincorporados hasta que estudien nuestra denuncia”. Los dirigentes de MUA indicaron a sus afiliados que vuelvan al trabajo al día siguiente. Pero el juez no había ordenado tal cosa, tal como advirtieron los trabajadores cuando intentaron volver al trabajo el 14 de agosto. La euforia del día anterior se convirtió rápidamente en confusión y desmoralización.

Aun cuando haya sido o no parte de un plan consciente para neutralizar o terminar con las asambleas comunitarias; o una lectura confusa y apresurada de la orden judicial, no puede haber dudas sobre el resultado. Las protestas en las terminales hoy son significativamente más pequeñas y ya no bloquean la entrada. Lo único positivo para la dirección de MUA es que estas acciones poco efectivas ya no generan el riesgo de que el sindicato sea multado por la agencia del Fair Work Ombudsman por impulsar acciones “ilegales”.

Esta baja en las acciones de lucha no debería sorprender a los afiliados de MUA. La dirección sindical alrededor del secretario nacional Paddy Crumlin ha dejado claro que su objetivo no es reincorporar a todos los despedidos, sino ser parte del proceso de negociación, aunque no consigan recuperar todos los puestos de trabajo.

Hutchison Ports Australia anunció el 27 de agosto que había perdido 87 millones de dólares en 2014, que “necesitaba desesperadamente recortar su fuerza de trabajo para continuar con sus operaciones en Australia”, y que estaba “lista para iniciar un diálogo sobre el programa de despidos”. El mismo día, Paddy Crumlin se codeaba con los grandes empresarios en la National Reform Summit, un evento patrocinado por los diarios conservadores The Australian y Australian Financial Review. Al día siguiente, Crumlin respondió la declaración de Hutchison diciendo que mediante un “proceso maduro y normal de consultas y negociaciones”, estaba seguro de que “podían encontrar una solución… que considere la complicada realidad comercial que enfrenta la empresa”.

Declaraciones de ese tipo no son una excepción. Una declaración del MUA publicada el 28 de julio, una semana antes de los despidos, deja esto muy claro: la declaración decía que el MUA estaba preparado para aceptar recortes en los puestos de trabajo si la empresa podía justificarlos. El vicesecretario nacional y dirigente nacional del PC de Australia Warren Smith dijo, “Si [la empresa] es sincera, estamos preparados para responder con soluciones creativas para superar los tiempos difíciles que enfrenta la empresa”.

Lamentablemente para los 97 portuarios despedidos, las “soluciones creativas” que Crumlin estaría dispuesto a impulsar no incluyen medidas de lucha para defender sus puestos de trabajo.

Hace cien años, 10 mil trabajadores en Glasgow, Escocia, llevaron adelante acciones sin el respaldo del sindicato para exigir aumento de salarios. La dirección del movimiento, el Comité de Trabajadores de Clyde, acuñó una frase hoy famosa:

“Apoyaremos las medidas oficiales en la medida que representen justamente a los trabajadores, pero actuaremos de manera independiente en cuanto dejen de hacerlo”. Para lograr la reincorporación de los 97 portuarios despedidos será necesario que graben este lema a fuego, pelear junto a nuestro sindicato cuando luche, pero estar listos para pelear sin ellos cuando sea necesario.

Página de Faceboook de los portuarios en lucha (en inglés).

El sindicato MUA ya ha recibido decenas de mensaje de solidaridad internacional. Por favor, enviar todos los mensajes a:

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