La Dirección Operativa No. 1 de la Coordinación Sectorial de Educación Secundaria en Ciudad de México emitió un documento (ventanilla única 200 ordinaria) con la intención de la SEP de que asista ya la totalidad de alumnas y alumnos a las escuelas de manera simultánea.
Arturo Méndez Agrupación Magisterial y Normalista Nuestra Clase
Viernes 18 de marzo de 2022
En el marco de la imposición del regreso a clases presenciales desde el 30 de agosto, en plena pandemia de Covid-19, en las escuelas se dividieron los grupos en bloques para que una parte de los alumnos asistiera una semana, otra parte la siguiente semana e ir alternando de esa manera. Lo anterior con el objetivo de poder preservar la sana distancia, como parte de las medidas de protección sanitaria ─aunque totalmente insuficientes─ establecidas por la SEP.
En el documento, dirigido a zonas escolares, escuelas secundarias generales, telesecundarias, secundarias para trabajadores, central de laboratorios y secundarias particulares, se puede leer que “se les solicita realizar las gestiones necesarias en su ámbito de responsabilidad, a fin de que las y los alumnos acudan de manera presencial, diariamente en los horarios correspondientes a cada escuela.”
Si bien se viene registrando a nivel nacional cierta disminución en los contagios y fallecimientos por Covid, esta tendencia no es uniforme ni lineal y no pueden descartarse rebrotes importantes, sobre todo en el marco de la apertura total de actividades con el paso al semáforo verde en casi todo el país.
Si bien se viene registrando a nivel nacional cierta disminución en los contagios y fallecimientos por Covid, esta tendencia no es uniforme ni lineal y no pueden descartarse rebrotes importantes, sobre todo en el marco de la apertura total de actividades con el paso al semáforo verde en casi todo el país.
Evidentemente, la determinación de volver con grupos completos a las escuelas se inscribe en la misma política de “nueva normalidad” y reapertura económica impulsada por el gobierno de la 4T, que privilegia intereses políticos y empresariales por encima de la salud de la población.
Pero además es necesario considerar que, desde el inicio del ciclo escolar, en las escuelas no se han garantizado desde el Estado condiciones de seguridad sanitaria; en muchas no hay ni siquiera agua, ya no se diga jabón, gel antibacterial, cubrebocas o medidores de CO2. Por el contrario, muchos de estos insumos tienen que correr a cargo del personal escolar y de las familias de las y los alumnos, en plena crisis económica.
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Por otra parte, las niñas, niños y adolescentes no han sido vacunados y siguen sin estar contemplados en el plan nacional de vacunación, por lo que son más vulnerables a posibles contagios y pueden llevar el virus a casa.
Todo esto convierte a las escuelas en lugares de mayor riesgo para la salud de la comunidad educativa, y si ahora las autoridades imponen el aforo completo el riesgo se duplicará.
Grupos reducidos, una demanda histórica del magisterio
Aunado al riesgo sanitario, a las maestras y maestros siempre nos ha preocupado el hacinamiento en las aulas, pues sabemos que influye de manera negativa en el proceso de enseñanza-aprendizaje, favorece el rezago educativo y dificulta el control de grupo, lo que coadyuva a generar un ambiente poco propicio para el desarrollo integral de las y los alumnos.
Por ello, es necesario exigir la reducción de grupos para lo cual es necesaria la contratación de más maestros, la apertura de turnos vespertinos y la construcción de nuevos planteles.
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Para lograrlo, es indispensable exigir un aumento al presupuesto educativo ─el cual,por ejemplo, podría obtenerse dejando de pagar la fraudulenta deuda externa─, para priorizar la salud y el bienestar de las niñas, niños y adolescentes.
Frente a la negligencia y cerrazón del gobierno y las autoridades educativas, necesitamos organizarnos escuela por escuela, para luchar contra esta imposición, tal como ahora están haciendo las y los maestros de Minneapolis, cuyas demandas incluyen también la reducción de alumnos por grupo.
La única forma que tenemos las trabajadoras y trabajadores de la educación para evitar que sigan arriesgando a la comunidad escolar es organizándonos democráticamente en cada escuela, para lo cual debemos exigir asambleas a los delegados sindicales.
De la misma forma, es muy importante generar espacios de diálogo con madres y padres de familia, en donde podamos explicar por qué todavía no es seguro volver al aforo completo y que necesitamos resolver el problema del hacinamiento de raíz, para que las y los alumnos puedan acudir diariamente a las aulas, pero garantizando su seguridad y su salud.