Parlamentarios reciben $193.000 pesos mensuales para mantener sus vehículos, peajes, tags y otros, mientras que el promedio de las jubilaciones no supera los $150.000.
Lunes 10 de diciembre de 2018
Desde el año 2011, diputados y senadores cuentan con el derecho a recibir una asignación mensual rotulada como “amortización por desgaste de vehículos”.
Este beneficio otorgado como “gastos operacionales”, es una nueva muestra de la gama de aportes que reciben los parlamentarios por cumplir su labor legislativa como sostenedores del régimen político que se instaló para precarizar nuestras vidas.
Como ya hemos visto, Chile es uno de los países que tiene a los parlamentarios mejor remunerados de toda la región en Latinoamérica. Con sueldos que alcanzan los 10 millones de pesos, como uno de sus mayores privilegios, muy alejado de la realidad de millones de trabajadores y trabajadoras que viven con pensiones brutalmente precarias.
Este, como otros beneficios, va incluido en el ítem gastos operacionales del ordenamiento de asignaciones, consiste en el pago de $193.000 para cada parlamentario que utilice su auto personal en su trabajo. El monto se provee para cubrir el deterioro de los vehículos que mes a mes transportan a los legisladores y a sus equipos de “trabajo”. Ademas, se podrán financiar con cargo a este ítem las mantenciones y reparaciones necesarias para garantizar sus condiciones de uso y seguridad”.
Por su parte, una persona jubilada, con más de 20 años de cotizaciones obligatorias a la AFP, hoy en Chile, recibe una pensión que bordea los $150.000, es decir, que la mantención de los vehículos de los parlamentarios, vale más que la integridad de quienes aportaron durante décadas para asegurar una vejez de la que el Estado no se responsabiliza, al otorgarle la facultad a las AFP de administrar los fondos que retiran del salario, de cada trabajador, profesoras, asistentes de educación, industriales, etc.
Como podemos ver, una vez más, los parlamentarios anteponen sus propios intereses personales por sobre los intereses de quienes somos el motor de la sociedad, a costa de proteger el modelo establecido para favorecer a unos pocos, los empresarios, en desmedro de la vida de millones que nos vemos precarizados y sometidos a la voluntad de quienes viven y acumulan sus riquezas explotando a la clase trabajadora.
Mientras los parlamentarios sigan viviendo de privilegios y con dietas que equivalen a 34 sueldos mínimos, seguirán defendiendo los intereses de los grandes grupos capitalistas, es imposible que conozcan la verdadera realidad de quienes vivimos con salarios precarios, ya sean, obreros, asistentes, profesores y profesoras que vivimos bajo la voluntad de quienes gobiernan para los empresarios.