Fue aprobada en la Comisión de Salud de la Cámara Diputados del país vecino el proyecto de ley que legaliza el autocultivo de marihuana y despenaliza su expendio y cultivo para fines medicinales y recreativos, significando un gran avance contra la represiva ley de drogas de ese país. El mismo será discutido en la Cámara Baja.
Viernes 10 de abril de 2015
Fotografía : Taringa
En Chile ya se dan los primeros avances en legislar el consumo de cannabis. El lunes 6 de abril, la Comisión de Salud aprobó el proyecto que despenaliza el consumo de marihuana tanto para uso medicinal como recreativo.
El proyecto fue impulsado por el intendente del municipio, Rodolfo Carter, y por la Fundación Daya, que busca la legalización destinada a fines medicinales. De aprobarse, la marihuana dejará de ser considerada una droga dura por la reglamentación chilena y pasará a la lista de las drogas blandas, como el alcohol.
A su vez, el día siguiente se realizó la primera cosecha legal de Sudamérica en el municipio de La Florida. Tras la obtención de un permiso especial, único y exclusivo para este proyecto, fueron cosechadas 395 plantas hembra, que serán la base para la producción de un aceite destinado a 200 pacientes en tratamiento oncológico que lo recibirán de forma gratuita.
El diputado por el Partido Socialista, Juan Luis Castro, presidente de la Comisión de Salud, sostuvo en referencia a la ley actual que esta "acusa a las personas de estar ligadas al narcotráfico, si es que se les detecta un gramo en su bolsillo, pero, les permite consumirlo. Esta contradicción es un problema que debe erradicarse y regularse”. Mientras el intendente Carter, sostiene que la ley de drogas vigente "es un horror que está criminalizando a los jóvenes y no está combatiendo a los narcotraficantes".
Claro que el problema reside en que el narcotráfico es uno de los negocios clandestinos más rentables del mundo junto con la trata de personas, negocios que no podrían ser llevados a cabo sin la complicidad del poder político y los aparatos policiales (que además de tener tajada luego reprimen a los jóvenes que fuman
Carter indicó que "este es un proyecto investigativo que espera el próximo año abrirle la puerta a una cosa mucho más masiva. (...) Esperamos que esta sea la primera semilla de una cosa mucho más fértil, que sea darle alivio a las personas con cáncer, a las personas con artrosis y a los adultos mayores". Sin embargo, el avance medicinal irá orientado también al tratamiento de enfermedades como la esclerosis múltiple, epilepsia refractaria, síndrome de Krohn y síndrome de Tourette’s.
A partir del proyecto en cuestión, podrán consumir marihuana los mayores de 18 años o menores de 18 con prescripción médica y autorización de sus padres, se podrá portar hasta 10 gramos en la vía pública y se permitirá el cultivo de hasta 6 plantas por domicilio.
No obstante, no se permite el consumo en la vía pública, así como tampoco la creación de asociaciones de consumidores (que sería la solución para aquellos que no pueden plantar en su domicilio) y el permiso para ejercer cargos públicos a personas que tengan "dependencia" a la planta de cannabis.
Claudio Venegas, director de la revista Cáñamo, sostuvo al respecto que “este debate surge a instancia de algunos parlamentarios que han decidido un poco tomar la iniciativa – y se agradece- pero en Chile mientras no tenga el apoyo del Ejecutivo estas cosas pueden ser mucho más lentas y tortuosas”. Y también criticó que más allá de significar un gran avance para la legislación chilena, la gran deuda es la legalización de la marihuana y un cambio radical en las políticas respecto de las drogas en general.
El debate abierto en Chile es una muestra de una tendencia lenta pero global, que demuestra que las políticas prohibicionistas adoptadas por los Estados están encontrando sus límites. La criminalización y represión sobre los consumidores es cada vez más cuestionada, principalmente por amplios sectores de la juventud. El 2 de mayo se realizará una nueva Marcha Mundial de la Marihuana, donde plazas y calles emblemáticas de distintas ciudades serán nuevamente copadas por miles y miles de personas que cuestionan la prohibición.
La legalización terminaría con la hipocresía de los Estados que mientras prohíben con sus leyes, participan (con sus policías, principalmente) de un negocio multimillonario que, además, deja las puertas abiertas para criminalizar selectivamente, siendo la persecución de los jóvenes de las barriadas populares el blanco predilecto. Cada paso dado en este terreno es fundamental en el camino de conquistar la libertad elemental sobre nuestras vidas, sin el entrometimiento del Estado.
Pero la demanda de la legalización tiene que ir de la mano de otras medidas que propicien un amplio manejo de la correcta información para los usuarios, como a su vez garantizar la calidad y enfrentar la desidia del mercado capitalista para que no lucre con nuestros gustos, intereses y decisiones. Es un todo que nos plantea una perspectiva más profunda que la legalización y nos encamina a cuestionar, desde este ángulo, al capitalismo como sistema.