En el marco del impulso del proyecto ”Nuevas rutas de la Seda”, China intenta establecer relaciones con el gobierno de Bachelet para abrirse camino en Sudamérica en pleno crecimiento de su economía.
Melissa Navea V Psicóloga
Martes 16 de mayo de 2017
Una treintena de mandatarios se encuentran reunidos desde el pasado sábado en Pekin con el fin de llevar a cabo un nuevo plan de conectividad e inversión de infraestructuras denominado “Nuevas Rutas de la Seda”, plan impulsado por el presidente chino, Xi Jinpings y el cual tiene como objetivo extenderse desde Asia hacia otras regiones del mundo.
El cable transpacífico propuesto por La Moneda para mejorar las conexiones digitales, o los corredores interoceánicos Atlántico-Pacífico, son ejemplo de las principales prioridades del proyecto.
Según declaró Bachelet en su visita a China, este sería el "proyecto económico más grande" que se debate en este momento, mientras aseguró que el país está listo para convertirse en el puente entre Asia y Latinoamérica, y en uno de los protagonistas del nuevo plan de infraestructuras impulsado por el Gobierno asiático, considerando el aumento de conexiones del último tiempo entre estas dos partes.
Además de Bachelet, el actual presidente de Argentina Mauricio Macri, quien hace pocas semanas enfrentó un paro nacional productivo en respuesta a sus ajustes y ataques directos a la clase trabajadora y sectores precarizados, también fue participe de dicha convención, la cual según el Gobierno chino constituye "una oportunidad para profundizar la cooperación mutua e impulsar las relaciones con Sudamérica."
Sin duda que los grandes beneficiados con estos acuerdos son los gobiernos neoliberales que se han instalado en Latinoamérica con discursos que han prometido hacer frente a la crisis económica abierta el 2008, generando la ilusión de mayor posibilidad a obtener los derechos sociales. Sin embargo, en los hechos no han hecho más que implementar políticas de castigo, las que se advierten en medidas de reajustes para los trabajadores, mientras los políticos neoliberales aumentan sus viáticos y sueldos a cifras millonarias, al mismo tiempo que niegan el sueldo acorde a la canasta familiar para los trabajadores.
Frente al escenario de crisis políticas y hegemonía, China también comienza a aumentar su crecimiento económico intenta posicionarse como una potencia mundial. Claro está que por sobre la “globalización armónica” que ordenó las relaciones entre los Estados en las últimas décadas, hoy en vista de la nueva situación política mundial, las grandes potencias buscan activar sus redes para aprovechar el escenario a favor de los grandes empresarios del capitalismo.
Lo cierto es que ningún gobierno mientras no sea de los trabajadores y anticapitalista podrá poner al centro los intereses del pueblo obrero en contraste con los de los grandes empresarios, por más desarrollado, progresista o inclusivo que pueda proclamarse.