En la tercera entrega del programa de Canal 13 "50 años con historia", la protagonista en esta oportunidad fue Michelle Bachelet. Durante la entrevista la expresidenta hizo una constante “defensa de la democracia”, minimizó las responsabilidades de la DC frente al golpe y realizó una tibia crítica a la derecha y su rol como cómplices de la dictadura.
Lunes 21 de agosto de 2023
Por tercer domingo consecutivo, Canal 13 y su programa “50 años con historia” entrevistó en esta oportunidad a la cuarta presidenta desde la vuelta a la democracia Michelle Bachelet. Durante la entrevista, que se extendió por poco menos de una hora, Bachelet recorrió cómo vivió el golpe de 1973 como militante de la Juventud Socialista, luego hizo un breve repaso sobre el periodo de la dictadura, y hacia el final se refirió al marco de la transición y el rol de los pactos entre la ex Concertación y la Derecha en torno a las diversas temáticas sobre violaciones a los Derechos Humanos y los juicios a los militares.
Luego de relatar sus primeras impresiones sobre el día del golpe y el impacto moral que tuvo para la juventud el enterarse de que el plan estaba en marcha, el tomar conocimiento del bombardeo a la moneda y la inexistencia de alguna orientación por parte de la izquierda para resistir el golpe, Bachelet señaló el enorme impacto que tuvo en ella ver el bombardeo a la Moneda porque “Hay gente que justifica el golpe de Estado, pero cuando uno bombardea el palacio presidencial y la casa presidencial, no es porque esté cuidando la democracia, hay otras formas de resolver los problemas políticos”, consultado por Valenzuela sobre si esa justificación (la del bombardeo) tiene que ver con algo de “estrategia militar”, Bachelet respondió que “entiendo que pueda ser estrategia militar, pero hacerlo bajo la excusa de salvar a la democracia, creo que es un contrasentido” y a propósito del lanzamiento del libro sobre las memorias póstumas de Aylwin, que la misma Bachelet presentó, la expresidenta decía que el texto habla mucho sobre si “él (Aylwin) podría haber hecho algo para evitarlo y concluía que no, pero creo que siempre la política tiene que tener altura de miras, mirada de Estado y buscar los acuerdos que vayan en beneficio de la gran mayoría de las personas”, una total lavada de cara a la DC que participó activamente en la preparación del golpe, legitimando las conversaciones entre la embajada norteamericana y los conspiradores locales, de hecho la misma Bachelet reconoce que existe el rumor de que el mismo Frei (como presidente del senado) acudió a la junta para que le devolvieran el poder, pero a pesar de esto, insiste en defender el rol de la DC como una mediación y no como parte de la conspiración golpista.
A reglón seguido Bachelet habló sobre las problemáticas que generó la polarización de la época, sobre todo en la propia UP y a la interna del PS, donde existían desde sectores “insurreccionalistas” hasta los que apostaban por la “revolución con empanadas y vino tinto” de Allende. Además, Bachelet señaló que entre Tomic y Allende, “había muchas más cercanías que yo siempre pensé que se podría haber llegado a acuerdo” apostando nuevamente a jugar una suerte de revisionismo histórico, la expresidenta pareciera querer expiar a a la DC de su rol golpista más allá de que tal o cual figura que se opuso a la instalación de la junta.
Y sobre esto hay que ser claros, la DC se constituyó históricamente como un proyecto contrarrevolucionario, cuyo objetivo era justamente disputarle a los sectores del reformismo, representados en el PS y el PC, la hegemonía sobre la clase obrera y los sectores populares. Para esto Frei constituyó una alianza estratégica con el imperialismo norteamericano que financió su campaña y le prestó asesorías a través de la implementación de los mandatos de la Alianza para el Progreso, cuyo principal objetivo era detener el avance del “comunismo” en el continente.
Lejos de cualquier ingenuidad, Bachelet lo que hace es taparse los ojos en la propia responsabilidad que le cabe a la DC en el quiebre de la democracia y la hace ver como un partido que sufrió el golpe casi igual que el resto de la izquierda que debió enfrentarse desde el día uno a la persecución y el terror que implementa la junta encabezada por Pinochet.
El balance del PS, la UP y el rol de la derecha
Entrado al debate sobre el fracaso de la UP, Bachelet mezcló una serie de recuerdos sobre la “ingenuidad” de los sectores más de izquierda sobre la resistencia a un posible golpe así como que el propio PS hizo una rápida autocrítica a través del Documento de marzo 1974 [1] y según la propia Bachelet fue la propia coalición la que no estuvo a la altura, defendió la decisión estrategia de Allende señalando que “él trató de manera muy seria y comprometida de hacer todo lo posible, pero a veces los milagros no son posibles, pero quisiera yo si pensar que fue un fallo de la política y que la política tiene la obligación de buscar todas las formas para evitar quiebres institucionales” a lo que Valenzuela le pregunta: el falló de la política ¿es también de la oposición?" y Bachelet responde muy segura “por su puesto”. Otra vez haciendo revisionismo, Bachelet ahora no solo se contenta con lavar la cara de la DC, sino también de la derecha golpista que luego tomó responsabilidades dentro de la propia dictadura y se hizo parte de las violaciones a los derechos humanos.
Y aquí no hay justificación que valga, la derecha “política”, representada en el Partido Nacional y en menor medida por Patria y Libertad, no tenían un problema "político" con la UP sino que seguían los mandatos de EEUU y sus instrucciones antisubversivas que se entrenaban en la Escuela de las Américas, donde se enseñaban técnicas de tortura y la doctrina de Seguridad Nacional que el ejército de Chile aplicó luego durante 17 años.
El quiebre de la democracia no fue un "fallo" de la política como dice Bachelet, fue un plan orquestado desde el imperialismo norteamericano junto a la derecha local para aplastar a sangre y fuego el desarrollo de un proceso revolucionario que tenía como centro la posibilidad de que la clase obrera junto a los campesinos y los pobres de la ciudad llegaran al poder, buscaba romper la posibilidad histórica de la construcción de una sociedad alternativa al capitalismo a la que la burguesía le tenía terror porque significaba perder sus privilegios de clase.
Irónicamente y apropósito del recuerdo de los dichos de su padre, Bachelet reconoce que la derecha “política” no pagó los costos del golpe, que finalmente dejó todos los costos penales a los militares.
Gobiernos democráticos e impunidad
Pasando al periodo de la transición, Bachelet abordó nuevamente el problema de la democracia señalando que en la conmemoración de los 30 años del golpe “los partidos que condenaban el golpe, hoy no lo hacen” en alusión figuras de la derecha que en el 2003 hicieron una "revisión crítica" de su propio rol durante la dictadura, cuestión que volvió a surgir en el 2013 cuando Piñera habló de los “cómplices pasivos”. Además, Bachelet señaló que para que un país se reencuentre tiene que “sanar las heridas” y si está la sensación de que un sector “dio vuelta la página sin responder no es sano” otra vez hablando sobre las responsabilidades de los sectores políticos durante la dictadura.
Pero escuchando a la ex presidenta da la sensación de que no hubiese gobernado el país en dos ocasiones. Gobiernos donde no hubo grandes avances efectivos en torno a la búsqueda del juicio y castigo a los responsables de las violaciones a los derechos humanos, aun cuando fue en su primer mandato que se inició la construcción del museo de la memoria (2007) o la ampliación de la comisión Valech (2009), aunque sí se hicieron algunos gestos cuando murió Pinochet en el 2006, pero no pasó de ahí.
De hecho, aun cuando ella misma reconoce y critica la impunidad de los responsables civiles de la dictadura, la verdad es que tampoco hizo nada para avanzar en ello y de hecho en su segundo mandato no fue ni siquiera capaz de cerrar el penal de lujo de Punta Peuco, polémica en la que no quiso entrar durante la entrevista.
Sobre el tema de las persecuciones judiciales solo hizo referencia las coordinaciones que se hicieron con los altos mandos para las detenciones de los militares en retiro y las evaluaciones de los ascensos, debido a que casi todos los oficiales habían pasado por la DINA o la CNI solo que algunos habían estado “poco tiempo” y a otros más, porque les había quedado “gustando la cosa”, una forma burda para definir la tortura, persecución o el asesinato que ejercieron estas organizaciones responsables de ejercer el terrorismo de Estado.
Ni perdón ni olvido
A 50 años del golpe, hay que dar una fuerte batalla por conseguir el juicio y castigo a los represores de ayer y hoy, sean civiles o militares, hay que seguir dando la pelea contra la impunidad y exigir el término de los pactos de silencio entre quienes colaboraron con la dictadura. Hay que acabar con los privilegios de quienes han sido condenados, así como exigir al ejército de que abran sus archivos a las organizaciones de derechos humanos, que entreguen los nombres de los agentes que colaboraron con los organismos represivos del Estado, estén estos en retiro o activos, hayan sido civiles o militares. Hay que exigir el cierre del penal de Punta Peuco y la degradación de los grados militares, no puede ser que estos violadores de DDHH sigan recibiendo suntuosas jubilaciones por grados ganados con la sangre de quienes hoy no se conoce su paradero. Por último, hay que terminar con el secreto de los agentes consignados en el informe Rettig y el elaborado por la comisión Valech.
[1] Documento donde el PS hace sobre todo la autocrítica contra lo que caracteriza como el “verbalismo insurreccionalista”, la falta de búsquedas de acuerdos amplios con los sectores como la DC y no haber sido más duros contra los sectores reaccionarios entre otras cosas. el documento se puede revisar aquí https://www.socialismo-chileno.org/PS/DC/Al_calor_de_la_lucha_contra_el_fascismo_version_original_corregida.pdf