El 3 de diciembre se dieron a conocer los datos de la encuesta política más influyente del país. Los resultados son preocupantes para los políticos del régimen y en especial para Bachelet. El gobierno reaccionó reflotando la promesa de la gratuidad en la educación superior, buscando renovar viejas expectativas que se apagan día a día.

Fabián Puelma @fabianpuelma
Martes 9 de diciembre de 2014
Los datos publicados muestran que el rechazo al gobierno llegó al 43%, superando al nivel de apoyo, que cayó hasta el 38%. En tanto, la evaluación positiva de la Presidenta se desplomó en 13 puntos, hasta el 50%. A su vez, los partidos y las instituciones del régimen sufrieron también con los resultados: mientras la derecha tiene apenas un 16% de aprobación, la coalición de gobierno registra un 24% de apoyo con un rechazo del 37%. La derecha quiere utilizar los datos para cuestionar la agenda de reformas de Bachelet, pero lo cierto es que las encuestas reflejan que los cuestionamientos al régimen político se mantienen con fuerza.
El gobierno respondió con nerviosismo, suspendiendo la gira de Bachelet en el sur para asistir a una reunión en la casa de gobierno.Esto acrecentó los rumores sobre un inminente cambio de gabinete. Sin embargo, la realidad es que Bachelet se vio obligada a volver a Santiago porque no pudo entrar a la ciudad de Lebu: los caminos estaban cortados por manifestaciones de pescadores artesanales y por los profesores que llevan más de un mes de lucha. Esa fue la postal del miércoles.
Por otro lado, el ministro de Interior, Rodrigo Peñailillo, salió rápidamente a decir que "En marzo de 2016 vamos a comenzar con la gratuidad en la educación superior, tenemos los recursos, porque aprobamos la Reforma Tributaria", en un intento de reflotar a modo de zanahoria las expectativas del movimiento estudiantil, tomando aire hasta el 2016.
Un gobierno de contención debilitado
Bachelet asumió la presidencia con el objetivo de contener los cuestionamientos al régimen político que han marcado la agenda desde la lucha estudiantil del 2011. Mediante un programa de reformas, con la figura de Bachelet al centro y una coalición de gobierno que incorporó al Partido Comunista, han tratado de constituirse como un gobierno de desvío de las movilizaciones sociales. La crisis del Partido Comunista, acorralado por la rebelión de las bases de los profesores, y el desplome en las encuestas de Bachelet muestran el debilitamiento de este proyecto político, preanunciando una mayor inestabilidad del escenario político.
Lo que está en cuestión son las instituciones del régimen
La derecha ha impulsado una furibunda campaña contra la agenda de reformas. Su blanco inmediato es el gobierno de Bachelet y las reformas educativas y laborales. Pero su objetivo de fondo es atacar a trabajadores y estudiantes, bloqueando cualquier intento de cambio. Ahora la derecha quiere utilizar los resultados de las encuestas a su favor, planteando que el origen de las crispaciones políticas y el debilitamiento del gobierno radican en las reformas.
Pero los hechos muestran otra cosa. La más golpeada en las encuestas es la derecha, que bajó cuatro puntos respecto la encuesta anterior, alcanzando una probación de 16% y un rechazo de 44%. La verdad es que nadie se salva: la Nueva Mayoría llega apenas a un 24% de aprobación, con un rechazo de 37%. Por su parte, la cámara de diputados y el Senado sólo anotan un 25% de aprobación.
Las encuestas muestran que el enorme cuestionamiento al régimen heredado de la dictadura persiste. Ni Bachelet ni la nueva mayoría han sido capaces de revertirlo. Lejos de lo que quiere la derecha, las encuestas siguen mostrando un fuerte rechazo a la educación de mercado y a las diversas instituciones del régimen.
Las fuerzas sociales detrás de las encuestas
¿Pero por qué cae el gobierno en las encuestas? Una de las principales razones es que el gobierno no deja contento a nadie, ni a empresarios, ni a trabajadores, ni a estudiantes. La sola idea de reformas estructurales saca ronchas en el empresariado, especialmente en un escenario de desaceleración económica. Frente a esto, el gobierno ha tenido que moderar las reformas de manera persistente, despertando el rechazo del movimiento estudiantil y los docentes.
Si bien el principal logro del gobierno fue retomar la iniciativa política y pasivizar al movimiento estudiantil, éste no ha sido derrotado y sigue siendo un actor político que presiona por izquierda al gobierno. Por su parte, los trabajadores cobran cada vez más protagonismo y las luchas obreras empiezan a cuestionar a la propia burocracia sindical. Por otro lado, la derecha ha logrado movilizar sectores de padres y empresarios de colegios subvencionados por el Estado en contra de la reforma. Han realizado marchas de miles e incluso han salido a cortar rutas.
La polarización política muestra los inicios de una polarización social., y es en este escenario que las reformas moderadas de Bachelet no satisfacen a nadie.

Fabián Puelma
Abogado. Director de La Izquierda Diario Chile. Dirigente del Partido de Trabajadores Revolucionarios.