Esta votación que se da en el marco de una campaña polarizada en las últimas semanas, con gran parte de los medios de comunicación y el establishment político inclinados a favor de Keiko Fujimori.
Domingo 6 de junio de 2021
Hace una semana el gobierno peruano tuvo que reconocer que la cifra de 184 mil muertos producto del coronavirus, siendo el quinto en número de fallecidos, después de Estados Unidos, Brasil, India y México, estos países con mucha mas población.
El balotaje
Según las últimas encuestas, hay una ventaja de uno y dos puntos a favor de Pedro Castillo. Castillo ganó la primera vuelta con casi el 19% y Fujimori fue al balotaje después de haber sacado un poco más del 13%.
El apoyo de empresarios y de otras fuerzas políticas de derecha, a Keiko Fujimori, le permitió polarizar la elección. El escritor Mario Vargas Llosa lo resumió de esta manera: “Keiko Fujimori representa la libertad y el progreso; y creo que el señor (Pedro) Castillo representa la dictadura”, como forma de presentar a la hija del expresidente Fujimori despojada de su legado familiar, la investigación por lavado de activos en el Caso Odebrecht y la responsabilidad gravitante en la crisis política de los últimos años.
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José Pedro Castillo Terrones nació en el departamento de Cajamarca, al noroeste de Perú, es docente de escuelas primarias, y fue un líder sindical que organizó distintas huelgas de trabajadores de la educación. La más importante en 2017 cuando se llevó a cabo un paro nacional docente que duró tres meses.
Castillo apareció en la escena política y en estas elecciones como un candidato sin relación con los partidos tradicionales y con una serie de propuestas de reforma, como nacionalizar algunas empresas de diversos sectores como el minero, petrolero, hidroenergético, gasífero y de comunicaciones, una reforma constitucional y un discurso contra la casta política.
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Los buenos resultados de Castillo llevaron a varios medios y analistas a compararlo con Evo Morales, sin embargo, Castillo llega sin una estructura política y social de respaldo clara.
A pesar de estar lejos de ser un “fantasma del comunismo”, como le dice Vargas Llosa, es percibido por sectores populares como un luchador consecuente y ajeno a los políticos tradicionales, por eso despierta simpatía en sectores amplios de la población.
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Quien resulte ganador a la presidencia, será con un Congreso dividido en múltiples bloques, las crisis políticas recientes, pero sobre todo el hartazgo de millones de peruanos que no quieren vivir más en la precariedad impuestas por años de neoliberalismo.
