Se trata de Priscila Hernández Avendaño, quien luego de trabajar dos años para Banco Azteca, fue despedida por “no definir si era niño o niña”. Priscila es una más de miles de personas LGBTI+ que sufren todos los días la discriminación laboral, ante la mirada cómplice de las autoridades.

Leah Muñoz @leahdanmunoz
Miércoles 19 de octubre de 2016
Se trata de Priscila Hernández Avendaño, quien luego de dos años de trabajo, fue despedida en diciembre de 2015 de una sucursal de Banco Azteca ubicada en Tepic, Nayarit, por negarse a “definir si era niño o niña”.
Así lo denuncia la misma Priscila por medio de una petición en la plataforma de peticiones Change, dirigida a Banco Azteca, Elektra y al Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred). Por medio de un video, la joven denuncia cómo el 20 de diciembre del año pasado, la encargada de su sucursal, Zulema Beltrán, se acercó con el ultimátum de que tendría que “decidir” sobre su expresión de género y la puso en la disyuntiva de cortarse el cabello, usar traje sastre o ponerse tacones.
A pesar de no haber incumplido con ningún estatuto de la empresa, Priscila, al negarse a implementar estas medidas, argumentando que le parecía “ofensiva y discriminatoria”, fue despedida sin recibir notificación alguna.
Priscila interpuso quejas ante el Conapred y ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), de las luego de casi un año, no ha recibido respuesta alguna. Así mismo, presentó una demanda en contra de Banco Azteca por discriminación, acoso sexual y difamación. Priscila exige reparación del daño ocasionado por este despido.
Discriminación laboral
Fundado en 2002, Banco Azteca forma parte del Grupo Salinas, propiedad del empresario Ricardo Salinas Pliego. Entre las empresas que conforman este grupo, figuran Televisión Azteca, Totalplay, Enlace y Grupo Elektra.
Con ingresos anuales de 5 mil millones de dólares, emplea en sus empresas a cerca de 70 mil personas, Grupo Salinas opera en México, Estados Unidos, Guatemala, Honduras, Panamá, Perú, El Salvador y Colombia.
Según datos arrojados por la Primera Encuesta Nacional sobre Homofobia y el Mundo Laboral en México, realizada por Eneache, la CNDH y por la organización Espolea, 20% de las personas LGBTI+ han sido cuestionados por su orientación sexual o su identidad de género antes de ser contratadas.
Un 14% han sido rechazados de los empleos por esta causa.
Esta misma encuesta asegura que 1 de cada 3 personas heterodisidentes ha padecido algún tipo de discriminación en el trabajo, mientras que un 55% mantiene oculto este aspecto, huyendo de las burlas, la discriminación y el despido.
Una de las causas de que los despidos y la no contratación por discriminación sólo sea denunciado en menos del 18% de los casos, es que, la mayoría de las veces no se puede comprobar.
Oculta tras excusas absurdas, la discriminación laboral es uno más de los
obstáculos que las personas LGBTI+ tienen que enfrentar todos los días, en medio de un ambiente de violencia, precarización y odio alentado por la Iglesia y los sectores más reaccionarios del país.
Tan sólo de enero a julio de este año, el Conapred recibió 109 quejas por discriminación (89 en contra de particulares y el resto en contra de servidores públicos), 11.22% más en comparación con el mismo periodo de 2015. De estas 109 quejas, 32 han sido en el sector laboral, 25 en cuestiones culturales y de esparcimiento y 13 en torno a la prestación de servicios públicos. Las tres principales causas de discriminación son orientación sexual, identidad de género y apariencia física.
A pesar de que desde 2003 existe una Ley Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación, los números rojos en que se encuentra el tema dejan en evidencia el carácter formal de estas leyes.
No cuestionan la heteronorma y las condiciones que la mantienen como la visión hegemónica de la sexualidad y cuestionando el control que las instituciones pretenden ejercer sobre nuestros cuerpos, las organizaciones que dicen defender de la discriminación se convierten en una mediación más sobre las que hay que imponerse, para hacer efectivas nuestras demandas y defender nuestras conquistas.