Luego de un mes de trabajo a distancia, Bariloche volvió a la presencialidad en sus establecimientos de nivel inicial, primaria y educación especial. ¿Se prepararon las escuelas y al personal educativo durante este período para regresar a las aulas? ¿Es la virtualidad una alternativa posible para todas las familias?
Viernes 4 de junio de 2021 16:01
La semana que finaliza, fue la primera con clases presenciales en algunas escuelas de Bariloche. En Río Negro la gobernación, a cargo de JSRN, determinó la vuelta a las clases presenciales a partir del lunes 31, para los niveles inicial, primaria y educación especial. Una noticia que sorprendió, ya que la provincia está dentro de los parámetros de alerta epidemiológica, con una ocupación de camas UTI del 93%.
Por su parte, el sindicato UnTER emitió un comunicado virtual el domingo a última hora (cuando muchos hogares estaban sin luz por la tormenta de viento) anunciando que convocaba a docentes de toda la provincia a no ir a las escuelas y seguir trabajando virtualmente. Esto generó un clima de incertidumbre y malestar en la comunidad educativa. Estudiantes y familias sin saber qué hacer al día siguiente. Maestras y maestros manifestando su preocupación al tener que retomar la presencialidad sin garantías de revisión y cumplimiento de los protocolos, sabiendo que se encontrarían con aulas congeladas (el protocolo dicta abrir las ventanas para que circule aire en pleno invierno). Chicos y chicas apretadas en el trasporte público que llegarían a la escuela sin recibir ni una taza de mate cocido para desayunar o merendar.
Son muchos los hogares que no cuentan con internet o una computadora y se comparte un celular. No todos cuentan con los recursos para tener clases virtuales. A su vez, la escuela ocupa un lugar fundamental para el funcionamiento cotidiano de muchas familias que tienen que salir a trabajar para tener un ingreso para comer.
La Izquierda Diario reunió opiniones de docentes y familias sobre la vuelta a las aulas, dando cuenta de su preocupación por la cantidad de contagios, por la falta de condiciones para la presencialidad y por la falta de vacunas: dos tercios de la población de Río Negro quedan fuera del plan estratégico de vacunación.
Una mamá, docente y con niñes en escuela primaria, contó que: “no estoy yendo a la escuela y tampoco mando a mis hij@s. La realidad es que en el grupo que tenemos docentes de la escuela se habla bastante del tema, la mayoría no está de acuerdo con esta presencialidad mentirosa, pero está el temor a los descuentos". Es que, para JSRN y la ministra Jara Tracchia la educación pública no es prioridad. Descuentan los días a quienes no van a trabajar a la escuela y deciden continuar con la virtualidad para resguardar su salud. Como contrapartida, en los meses de abril y mayo se destinaron 10 millones de pesos a escuelas privadas. ¿Recursos para las escuelas públicas? Esa te la debo…
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Otra mamá de una escuela primaria de Bariloche, contó que “cuando nos enteramos que nivel inicial y primario comenzaría este lunes 31/5 las clases presenciales no podía creerlo. Decidimos como familia no asistir y seguir las clases de manera virtual, porque consideramos que la situación epidemiológica que atraviesa la ciudad de Bariloche y el colapso sanitario es muy preocupante. Pensamos que es una irresponsabilidad por parte de los gobiernos y ministerios poner en riesgo a las familias y a les docentes, sin siquiera garantizar los recursos para una presencialidad segura, exponiéndonos”.
Y con la virtualidad, ¿hay clases?
Por otra parte, hay cientos de familias que necesitan la presencialidad de la escuela, para no perder la continuidad pedagógica. Así lo decía una profesora de nivel secundario: “ahora se están empezando a ver los casos de des-conectividad. Muchos están esperando que vuelvan las clases para poder entregar sus tareas”. Al consultarle por la continuidad pedagógica durante el trabajo a distancia, contó que “este año estamos revisando los números todavía, el año pasado tuvimos una cantidad infinita de desconexión”.
La bronca se expresa más aun al saber que esta no es una situación nueva. Desde el inicio de la pandemia, se viene denunciando la progresiva pauperización de la vida de las familias de la escuela pública. Familias que perdieron el empleo o vieron recortados sus sueldos. Familias que se quedaron sin refrigerio en las escuelas. En Argentina, más de 11.000.000 de personas asisten a comedores comunitarios para poder tener un plato de comida. Esta realidad en nuestra ciudad tiene mayor incidencia dado que muchas familias trabajan en condiciones precarias en actividades que dependen del turismo que se encuentra paralizado y no reciben ayuda alguna por parte del gobierno provincial.
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La política educativa no tiene grieta. Ni para la presencialidad, ni para la virtualidad, no hay condiciones. Para trabajadores de la educación implica exposición al contagio por falta de vacunas; doble o triple trabajo; destinar dinero para dispositivos y conectividad. Para miles de familias, el confinamiento y la suspensión de clases tampoco son una respuesta, porque sin IFE, sin dispositivos y conectividad no hay cuarentena, ni tampoco educación.