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Red Internacional
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TRABAJO DOMÉSTICO NO REMUNERADO. Barry: "¿Quiénes se benefician con las tareas de cuidado y reproducción que hacemos las mujeres?"

Hoy la Legislatura porteña aprobó una ley para visibilizar el trabajo doméstico no pago, que permitirá hacer un estudio de estas tareas que recaen principalmente en las mujeres. La diputada Alejandrina Barry lo resaltó como un primer paso, pero que tenga como objetivo tomar medidas concretas desde el estado, como la creación de guarderías en todos los lugares de trabajo.

Jueves 12 de noviembre de 2020 16:04

Alejandrina Barry "Dijimos el ajuste tiene rostro de mujer, pero la resistencia también". - YouTube

En la sesión del jueves 12 de noviembre de la Legislatura porteña, entre otras leyes, se aprobó de forma unánime una ley para la implementación de una “Encuesta del uso del tiempo”, que permitiría visibilizar el trabajo doméstico en la Ciudad de Buenos Aires, es decir las tareas de cuidado del hogar y crianza, que son realizadas principalmente por mujeres, y no tiene remuneración económica.

La diputada por el PTS/FIT Alejandrina Barry, resaltó en su intervención lo progresivo de esta encuesta, ya que el movimiento de mujeres viene peleando hace muchos años porque las tareas de cuidado del hogar sean reconocidas socialmente.
Las llamadas tareas de reproducción social, precisamente sirven para mantener a la sociedad capitalista en funcionamiento. Al ser no remuneradas, permiten al sistema ahorrarse enormes cantidades de dinero, a la vez que aumentar la explotación y opresión hacia las mujeres.

“Según un informe de Economía Feminista, el 76,6 por ciento de las tareas domésticas en nuestro país las seguimos haciendo las mujeres. ¿Saben cuánto costaría si se pagasen estas tareas? 4 billones de pesos o el 16% del PBI. Un aporte superior al de la industria, el agro o cualquier otra actividad”, señaló la diputada.
También interpeló preguntando: “¿A quién beneficia este funcionamiento? Está claro que garantiza el ahorro del Estado y los empresarios, que no pagan por las tareas reproductivas”.

Al calor de la crisis, profundizada por la pandemia, este trabajo se incrementó, y sobre todo para las mujeres más pobres. Ya en 2016, una encuesta de Economía Feminita, mostraba que en la Ciudad las más pobres dedican más del doble de tiempo que las más ricas a estos trabajos no pagos.

Barry rescató en su intervención a las mujeres trabajadoras que, además de sus largas jornadas de trabajo, luego vuelven a sus hogares y continúan con estas tareas domésticas: a las enfermeras que trabajan 14 horas por día, y están luchando por el pase a la carrera profesional; a las trabajadoras textiles, de los talleres clandestinos de la Ciudad, la mayoría inmigrantes, y que trabajan 14 horas, llegan a sus casas a las 9 de la noche en la villa 1-11-14 y no tienen agua; a as trabajadoras domésticas, el sector más afectado por la pandemia, con 27 mil puestos de trabajo perdidos o en condiciones precarias.

“Acá nomás, en la Villa 31, mientras planifican la construcción de torres de lujo como en Costa Salguero y Puerto Madero, las mujeres de El Hotelito están resistiendo el desalojo, como en Guernica. Mujeres que usan su tiempo para buscar una changa para sobrevivir, y pelean por un techo para sus hijos”, remarcó la diputada, haciendo referencia a la lucha de las 11 familias y 35 hijxs, que ocuparon el edificio abandonado y que pelean por una vivienda digna.

La ley aprobada es progresiva y un paso adelante para la visibilización de estas tareas y en el camino de la conquista de los derechos de las mujeres. Sin embargo, Barry, además de resaltar este aspecto positivo, dejó clara la importancia de que esta ley sirva para desarrollar e implementar políticas de Estado que reconozcan estos trabajos y permitan a las mujeres liberarse de estas tareas, para poder hacer un mayor uso de su tiempo libre, de forma recreativa, política o como ellas decidan hacerlo. “Por supuesto que queremos conocer los números precisos, pero no para sacarnos una foto, sino para ayudar en la organización de las mujeres”, señaló.

En este sentido, estos datos deben estar al servicio de implementar medidas y políticas públicas, como la socialización de las tareas del hogar. Por eso, las demandas históricas del movimiento de mujeres y que se hacen más urgentes con la profundización de la crisis, son la creación de guarderías, lavanderías, comedores, que permitan a las mujeres liberarse de las tareas, que implican una segunda jornada laboral.

“Nada impide, sólo la sed de ganancias de los empresarios, que existan guarderías materno-paternales en todos los trabajos, empezando por el propio Estado; lavanderías industriales, comedores sociales, que resuelva a las familias el tema de la alimentación y que el cocinar sea solo un placer. Que las tareas domésticas y de reproducción sean un trabajo reconocido y resuelto por la sociedad, liberando a la mujer de ellas. Como dicen mis compañeras: peleamos por el derecho al pan, a la vivienda, al trabajo, pero también a las rosas, porque eso es algo que no nos van a arrebatar, y la fuerza de las mujeres puede cambiar todo de raíz”, finalizó la diputada.