El pasado miércoles se conoció que la Base Naval de Rota, emplazada en la provincia andaluza de Cádiz, volvió a entrar en acción en defensa del Estado genocida de Israel. El enclave estratégico de los Estados Unidos en el Atlántico fue la base de operaciones de tres destructores que colaboraron en el escudo defensivo desplegado contra los doscientos misiles balísticos lanzados por Irán como represalia a la ofensiva del gobierno sionista de Benjamín Netanyahu sobre el Líbano y el asesinato del líder de Hezbolá, Hasán Nasralá.
Viernes 4 de octubre
No es la primera vez que la base militar bajo control del imperialismo norteamericano realiza operaciones militares en Oriente Medio en auxilio del Estado de Israel. En 2018 intervino ante el conflicto del Estado sionista y Siria, y más recientemente, en abril de este año, lo hizo para interceptar seis misiles procedentes de Irán y Yemen.
La historia de las bases norteamericanas en el Estado español se remonta a 1953, año en que se firmaron los “Pactos de Madrid” entre EEUU y España, bajo la dictadura de Franco, por los que se instalarían en el territorio español cuatro bases militares norteamericanas a cambio de ayudas económicas para hacer frente a la posguerra y el fin del aislamiento internacional de la dictadura, reubicándose así en el contexto de la Guerra Fría para prolongar su régimen.
Dos de estas bases sigue aún en activo de forma permanente: la Base Naval de Rota y la Base Aérea de Morón, ubicadas en Cádiz y Sevilla respectivamente. Esta última, según el convenio en vigor (Convenio entre el Reino de España y los Estados Unidos de América sobre cooperación para la defensa del 1 de diciembre de 1988), está bajo mando español, pero Estados Unidos tiene concedidos para fines militares la utilización y mantenimiento de una serie de instalaciones de apoyo (IDA) en la base. Sin embargo, la base de Rota se encuentra bajo control de los Estados Unidos. Las Fuerzas Armadas norteamericanas ocupan 2000 de las 2400 hectáreas de la base en cumplimiento de los Pactos de Madrid de 1953 y del resto de tratados militares que los sustituyen.
Esta nueva acción de los Estados Unidos desde el Estado Español demuestra, una vez más si hiciera falta, el ¬respaldo absoluto a los planes guerreristas de Israel por parte de la potencia norteamericana. Pero también muestra la colaboración por acción y por omisión, del Estado Español y el gobierno “progresista” de Pedro Sánchez y Sumar. Mientras discursivamente encabeza a las potencias que dicen lamentar las barbaridades sionistas y reconoce al Estado de Palestina, materialmente da soporte directo e indirecto a la masacre.
Lejos de exigir su retiro inmediato (junto a la de Cartagena, que es una base naval esencial para la OTAN) y la ruptura de todos los convenios con Estados Unidos, el “progresismo” español los renueva y fortalece. En 2020 el entonces gobierno de coalición del PSOE y Unidas Podemos, había prorrogado el convenio militar con los Estados Unidos que permite la presencia norteamericana en las bases Rota y Morón. Mientras que en la cumbre de la OTAN en Madrid de 2022, uno de los acuerdos surgidos de la reunión de la alianza militar imperialista fue ampliar de 4 a 6 los destructores estadounidenses estacionados en la base y acoger 600 efectivos estadounidenses más, una ampliación que se firmó en mayo de 2023.
En el mes de marzo de este año, ya durante el gobierno del PSOE y Sumar, se ofreció a la OTAN el puerto de Maò en Menorca. Además del apoyo a Ucrania en su guerra proxy, el objetivo de esta cesión es el de garantizar la circulación comercial por el Mediterráneo vistas las acciones yutíes en solidaridad con el pueblo palestino como así también “operaciones preventivas” ante posibles acciones de estados vecinos en respuesta al Estado de Israel.
Junto a las bases militares bajo mando conjunto o extranjero es preciso señalar dos factores más que pintan de cuerpo entero la hipocresía del “progresismo” español y sus aliados: los 600 soldados españoles desplegados en el sur del Líbano y la férrea alianza con la industria armamentística que lucra con las invasiones, las muertes, torturas y hasta genocidios. Una industria militar extendida en todo el territorio español que puede consultarse Centre Delàs d’Estudis per la Pau. El comercio con el Estado de Israel se ha mantenido durante este largo año de guerra despiadada contra el pueblo gazatí. El sello “probado en combate” que ofrecen las fuerzas sionistas es política de Estado, también en el Estado español.
Durante la jornada de lucha y movilización del pasado 27S se exigieron la ruptura diplomática, comercial y militar con el Estado de Israel, el retiro de tropas del Líbano y contra los presupuestos guerreristas de la UE y la OTAN que vienen desde la legislatura pasada. A pesar de sus límites, la jornada fue un primer paso para continuar desarrollando el espíritu de las acampadas estudiantiles por Palestina, las movilizaciones anti guerreristas y antiimperialistas, y sobre todo, para organizar las fuerzas de la clase trabajadora, el estudiantado y los movimientos sociales contra la complicidad del Gobierno con el genocidio en Palestina y los empresarios que lucran con la muerte.
Todas las fuerzas de la izquierda sindical, estudiantil y las organizaciones políticas que se reivindican anticapitalistas, tienen aquí un punto de reagrupamiento urgente, partiendo por exigir a CCOO y la UGT que pongan fin a su complicidad con el gobierno de coalición y tomen en sus manos la lucha contra la guerra y el genocidio en Palestina.
Como decíamos en una declaración de la CRT en abril de este año, es necesario poner en pie un gran movimiento contra el genocidio en Palestina, contra el rearme imperialista y la escalada militarista del gobierno español. ¡Por el cierre de las bases de Rota y Cartagena! ¡No la cesión del puerto de Maó a la OTAN! ¡Por la retirada de todas las tropas españolas en el Líbano, Europa del Este y África! ¡Ni un Euro más para la guerra y el genocidio! ¡Abajo los presupuestos militaristas! ¡Ruptura inmediata de todas las relaciones diplomáticas, comerciales y militares con el Estado de Israel!
Sebastián Quijano
Nació en Málaga en 1980 y vive en Rosario desde 1992. Es militante del Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS) y docente de Filosofía.