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Red Internacional
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Declaración. ¡Basta de represión a los normalistas y maestros combativos!

Nuevamente, el gobierno de Michoacán (PRD) -como antes el de Aguascalientes (PAN)-, coludido con el gobierno federal, reprimió brutalmente a los normalistas de Tiripetío. Un día antes, en Chiapas, fueron golpeados por la policía los maestros de la sección 40.

Jueves 22 de junio de 2017

Desde la agrupación magisterial y normalista Nuestra Clase, repudiamos la represión perpetrada este 21 de junio por elementos de la policía estatal de Michoacán, bajo el gobierno del perredista Silvano Aureoles, contra estudiantes de la Escuela Normal Rural “Vasco de Quiroga”, en Tiripetío, Mich.; con saldo de un normalista herido de gravedad por un disparo en la cabeza y otro detenido, luego de que los agentes entraron a sangre y fuego a la normal.

Esta agresión se suma a una larga lista de ataques que el gobierno federal y sus aliados estatales han lanzado contra los normalistas y maestros combativos que defienden sus escuelas y la educación pública, cuyas expresiones más brutales han sido la masacre de Iguala y la desaparición forzada de los 43 normalistas de Ayotzinapa en el 2014; la masacre de Nochixtlán en Oaxaca, que hace un año se cobró la vida de 11 pobladores por defender a los maestros; así como los asesinatos a mansalva de los normalistas Alexis Herrera y Gabriel Echeverría en diciembre del 2011, ejecutados por policías ministeriales cuando se manifestaban junto a sus compañeros en la Autopista del Sol.

Sin ir más lejos, el pasado 20 de junio, Manuel Velasco, gobernador de Chiapas, ordenó una embestida policial contra los profesores de la sección 40 del sindicato magisterial, que se movilizaban para exigir respeto a sus derechos laborales y los pagos atrasados de las pensiones para los jubilados del gremio. Lo que tuvo como resultado 15 maestros golpeados y 11 detenidos. Unos días antes, padres y madres de los 43 también fueron agredidos en Cancún, donde se manifestaron ante la reunión de la OEA para seguir exigiendo la presentación con vida de sus hijos.

A principios de junio, el gobierno panista de Aguascalientes reprimió a las normalistas de Cañada Honda y a los compañeros de Tiripetío que acudieron a solidarizarse con ellas.

El 4 de mayo, fueron detenidos 236 normalistas pertenecientes a la Coordinadora de Estudiantes Normalistas del Estado de Chiapas (CENECH), cuya principal demanda era la creación de plazas para los nuevos maestros y la inmediata contratación de los normalistas egresados. Al día siguiente, en Querétaro, fueron detenidos los maestros y activistas Jerónimo Sánchez y Carlos Aldana, acusados de motín y resistencia a la autoridad.

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Es claro que el ataque contra los normalistas de Tiripetío no es un hecho aislado, sino parte de una política de Estado para imponer a toda costa la reforma educativa pro empresarial, que atenta contra la educación pública y los derechos de sus trabajadores.

Esta reforma fue dictada por los organismos financieros internacionales, como el FMI y la OCDE, representantes de las grandes multinacionales a nivel global, con quienes la administración de Enrique Peña Nieto tiene fuertes compromisos.

La escalada represiva que el Estado ha implementado contra la disidencia obrera y popular, en este caso contra el magisterio y el normalismo, busca mantener el “orden” y la “gobernabilidad” para garantizar el avance de las reformas estructurales pro imperialistas, anti obreras y anti populares.

Para enfrentar la represión y el ataque contra nuestros derechos y conquistas, es necesaria la más amplia unidad en las calles del normalismo rural y urbano, codo a codo con el magisterio combativo y otros sectores dispuestos a luchar, sin depositar ninguna confianza en las autoridades estatales, el gobierno federal o las instituciones y partidos políticos al servicio de los empresarios.

Desde la agrupación magisterial y normalista Nuestra Clase, llamamos a la CNTE y al resto de las organizaciones obreras, estudiantiles y populares; a los organismos de derechos humanos independientes; a las personalidades e intelectuales democráticos y al pueblo en general, a movilizarse activamente para impedir que las fuerzas represivas de este régimen, descompuesto y criminal, sigan golpeando estudiantes y maestros que defienden sus derechos y la educación para todos.

Hay que rodear de solidaridad a los normalistas de Tiripetío y del resto del país; poner un alto a la represión contra el normalismo y el magisterio combativos; exigir la inmediata liberación de todos los presos políticos; la presentación con vida de los 43 normalistas de Ayotzinapa y el castigo a los culpables de las agresiones contra los movimientos y luchadores sociales.