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Red Internacional
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Editorial. Belgrano como signo de la casta jujeña

El uso de figuras y símbolos patrios como forma de sostener una unidad nacional por parte de quienes día a día entregan el país. La política tradicional juega de acuerdo a lo que ordenan sus amos, los dueños del país. De la vereda de enfrente, la “poderosa facultad de la imaginación” y el arte de cambiarlo todo de los que no tienen nada que perder.

Miércoles 22 de junio de 2022 16:27

Durante los actos del 20 de junio los integrantes de la casta política jujeña pusieron una vez más en valor la figura de Belgrano. Erigido como prócer, su figura se presta a todo tipo de usos. Belgrano como abogado, economista, militar o hasta el padre de la bandera nacional.

Más allá de su propio rol en la historia de las batallas por la Independencia de España, el personal político tradicional va creando signos de unidad patriótica, aunque en el día a día hagan todo lo contrario.

El gobernador Morales durante la toma de juramento patrio a los estudiantes en el RIM 20, habló de una bandera que representa nuestra tierra, los mares, bosques, llanos y montañas, entre otras virtudes. Acto seguido, recordó esas mismas montañas, cerros y salares que les ofreció a las mineras dueñas del mundo durante la feria de Canadá, ante quienes prometió darle todo tipo de seguridad jurídica para sus negocios, y tantas cosas más que vaya a saber uno si alguna vez nos enteramos. ¿Quién puede considerar a esto como un acto de soberanía?

Tras sus pasos, se pronunció el presidente del PJ jujeño, quien acompañó al Gobernador y no perdió la oportunidad para recalcar el apoyo a su gestión. Señaló "Los sueños y la esperanza fortalecen a los seres humanos, creamos en este país y su grandeza, la grieta no debería existir". Y agregó un paralelismo al apoyo de Belgrano al campo, a la industria y al trabajo, “sin los cuales Argentina no podría salir adelante’’.

De esta forma, los denominados actos patrios son utilizados como tribuna donde se resaltan los ideales de libertad y soberanía nacional, aunque los mismos queden como promesas en el aire, como consecuencias de las acciones de los gobiernos que ha hecho un país cada vez más subordinado en el mundo, dependiente de la exportación de materias primas, de pagar una deuda que el pueblo trabajador no contrajo y de la cual no vio un solo dólar, y donde la libertad solo la disfrutan unos pocos. Los mismos que se rieron del pueblo diciendo que ellos frente a la inflación, “remarcan precios”.

Incluso, quienes se proyectan como críticos de los resultados de un país que aún paga por las consecuencias del último golpe militar, el menemismo o más recientemente la vuelta al FMI de la mano de Macri (un 20 de junio de 2018), pretenden que las mayorías trabajadoras acepten como máximo horizonte posible un capitalismo con algún tipo de regulación estatal, sin siquiera proponerse derribar las leyes y tratados contrarios a la soberanía nacional en materia de inversiones, exportaciones e importaciones, y aceptar los mandamientos del Fondo para pagar una deuda odiosa. Así la opción que presenta la vicepresidenta no va más allá de echarles la culpa a funcionarios que “no funcionan” o al ex presidente por haber dejado una pesada herencia que ahora el FdT se dedica a administrar.

El periodista y dirigente marxista peruano, José Carlos Martiátegui, en el artículo “La imaginación y el progreso” decía que los dirigentes de las revoluciones por la Independencia se guiaban por una genialidad que en última instancia descansaba sobre una “poderosa facultad de la imaginación”. Y aclaraba que “el progreso ha sido siempre realizado por los imaginativos.”

¿Dónde podemos entonces encontrar hoy esa imaginación? Claramente por fuera de todo ese personal político al servicio de los dueños de la provincia, del país y del mundo. En paralelo a los actos de protocolo patriótico, sectores de la clase trabajadora más postergada, aquella que deja su vida en las fincas del citrus o las hortalizas, comienza a cambiar su forma de ver la realidad, afirman “el patrón no es dueño de nuestras vidas”. Hoy se movilizan en Yuto junto a sus familias, organizaciones sindicales y sociales contra los despidos que hubo de obreros rurales.

El desafío está en darle confianza, unidad y organización a quienes comienzan a ver las cosas como realmente son, en este proceso de ir sacando conclusiones de quien es quien en esta sociedad, y en reconocer que la fuerza social de la clase trabajadora reside en su lugar como productora de toda la riqueza, está la posibilidad histórica de transformar los ideales en una fuerza imparable involucrando a millones dispuestos a cambiarlo todo. En este camino de recrear un nuevo imaginario colectivo se encuentra el lanzamiento de las precandidaturas presidenciales de los diputados nacionales, Myriam Bregman y Alejandro Vilca, una invitación también a desafiar los estrechos ideales de los poderosos.


Gastón Remy

Economista, docente en la Facultad de Cs. Económicas de la UNJu. Diputado provincial del PTS - FITU en Jujuy, Argentina.

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