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Red Internacional
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Copa Libertadores. Boca, víctima de las adVARsidades: eliminado en los penales por Atlético Mineiro

Con un gol anulado por el VAR, de la misma forma que en el partido de ida, Boca sufrió un despojo insólito. Al empatar la serie sin goles, todo se definió desde los 12 pasos donde Everson fue figura.

Augusto Dorado

Augusto Dorado @AugustoDorado

Martes 20 de julio de 2021 22:01

El momento en que el árbitro Ojtojich determinó anular el gol de Weigandt a instancias del VAR. Foto: Getty.

Se terminó la historia: hubo penales y entre méritos ajenos (dos atajadas de Everson más la ejecución del penal del triunfo) y errores propios (los penales errados por Villa, Rolón e Izquierdoz, este último increíblemente tirado por sobre el travesaño), el marcador 3-1 favorable al equipo brasileño es inobjetable, aún cuando su figura, Hulk, arrancó la serie estrellando la bocha contra un palo y parecía que la suerte le sonreía a Boca. Pero no. Lo objetable sería otra cosa y sucedió durante los 90 minutos.

A veces la ley está escrita, los medios para administrarla van mejorando, y sin embargo en la realidad sigue corriendo la injusticia a la luz del día. O de los faroles, en este caso. Así como una ley antidespidos en Argentina dejó correr que LATAM amenace cerrar persianas y dejar centenares de empleados en la calle (que luchan por sus puestos desde hace un año) o que adeude salarios y cierre locales Garbarino (vaya paradoja, patrocinante de Boca), de la misma manera el club xeneize es víctima en el plano futbolístico de un despojo pese a leyes y VARes. Porque tanto en el partido de ida cuando se anuló desde las instalaciones computarizadas del VAR el gol del Pulpo González como en esta noche de martes en el estadio Mineirao, el equipo de Russo volvió a ser impedido de una ventaja que merecía.

Iban 16 minutos del segundo tiempo cuando un tiro libre lejos del área del equipo de Belo Horizonte fue ejecutado por Villa alto, buscando alguna cabeza que peinara; el arquero Everson quiso embolsar y falló, le dejó el rebote a Weigandt y gol. Gol. Menos para los señores del VAR. Hasta los jugadores del Mineiro reclamaban una falta que no existió, pero ni en sueños hubieran reclamado un fuera de juego (“orsai” se diría en las tribunas) imperceptible para el ojo humano e inaceptable desde el punto de vista deportivo. Una rodilla de Izquierdoz, solo una parte del cuerpo de un jugador en posición ofensiva “adelantada”. De ninguna manera significa una ventaja deportiva para el equipo atacante y sin embargo: el VAR se arroga el poder de anular una jugada lícita. Los extremistas del reglamento dirán que estuvo bien aplicado, de la misma forma que los bandidos dueños de LATAM o Garbarino lloran miseria e inventan crisis para despojar a sus empleados (algo que, por supuesto, es mucho más grave que un resultado en una copa).

Antes hubo buenas atajadas de Rossi, buen desempeño de Izquierdoz y de Rojo, algunas aproximaciones del Mineiro. Pero ¿qué sentido tiene analizar un partido que después es definido arbitrariamente por personas que hasta disponen de máquinas, sillones, monitores, toda la tecnología, pero nada de criterio?

Si se hará un uso caprichoso y arbitrario de una tecnología que podría ser bien utilizada, pues entonces tal vez haya que darle el premio Chamigo (o el sponsor que consiga Conmebol) al impersonal VAR, el que define partidos y series a su antojo. Será a costa de desnaturalizar un deporte y devaluar una competencia, claro está.