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Red Internacional
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Tecnología. Boleta electrónica: ¿nuevos métodos de fraude?

Dos semanas después de la elección salteña y a días de la prueba piloto en la Ciudad de Buenos Aires, el sistema de las boletas electrónicas ya fue vulnerado. Simplezas técnicas para una democracia fraudulenta.

Miércoles 29 de abril de 2015

El fraude electoral en la provincia de Santa Fe fue denunciado por el Frente de Izquierda, en pocas horas se armó un escándalo y el escrutinio todavía continúa. Por el contrario, las elecciones salteñas no generaron mayor revuelo pese a haber sido la pionera en el nuevo sistema de voto electrónico. Y en las elecciones del domingo en la CABA se ha llevado a cabo una prueba piloto en la mayoría de las escuelas porteñas, donde los votantes podían probar el sistema a modo de simulación.
 
En la implementación real, al ingresar al cuarto oscuro el elector se encontrará con este sistema: una máquina electrónica en la que el elector ingresa su boleta, también electrónica, que cuenta con un chip RFID. En ese momento, en la pantalla táctil se le ofrece al elector la posibilidad de votar por categoría, por lista completa o por voto en blanco. Al finalizar el proceso se expone la totalidad de su selección para que confirme su voto o vuelva atrás y corrija algún error. Una vez confirmado el voto la máquina imprime en la boleta la selección del elector y, a su vez, graba en el chip el sufragio. Luego, con la boleta impresa el elector sale del cuarto oscuro y deposita su voto en la urna tradicional. Al momento del escrutinio, la autoridad de mesa activará un modulo en la máquina utilizada para el proceso de votación. Ya con la máquina en "modo escrutinio" se procede a pasar una a una las boletas electrónicas, realizando de modo automático la asignación y suma de votos. Una vez finalizado, se imprime y graba electrónicamente en el acta de escrutinio los resultados de la mesa.
 
Así como el sistema tradicional permite fraudes, pareciera que este avance tecnológico también tiene sus agujeros. Al menos así lo demostró Javier Smaldone, desarrollador de software libre de Río Cuarto. Ayer, en su cuenta de Storify ha publicado once fotos en la que muestra paso a paso cómo alterar el contenido del chip RFID de la boleta, donde se guarda la información del voto.
 
Tan solo se necesita un celular con Android que cuente con radio NFC, tecnología que trae incorporada la mayoría de los smartphones. Se le instala la aplicación NFC-V Reader, que permite leer y escribir los chips RFID. Y listo. Smaldone dice que a una distancia de 1,5 metros se puede leer el chip de la boleta electrónica. Y, además, modificar sus datos.
 
La polémica ya se ha desatado y el presidente de MSA (Magic Software Argentina, empresa que ha desarrollado el sistema de voto electrónico) Sergio Angelini, aseguró en radio Mitre que la información almacenada en los chips RFID de la simulación no estaba cifrada y podía ser leída por cualquiera, pero que los chips utilizados eran "de prueba" y no fueron inhabilitados para imposibilitar su reescritura.
 
Pero dejando a un lado estas cuestiones técnicas de vulneración, la experiencia en Salta nos muestra que no fue de lo más democrática. Se han denunciado casos en los que la máquina electrónica no imprimía en la boleta el sufragio del elector, o mismo que fallaban en medio de la votación. O peor aún, casos en los que en el chip se grababa un sufragio distinto al seleccionado por el elector. El servicio técnico a las máquinas se ha llevado a cabo por una sola persona en las escuelas, capacitada y designada por la empresa MSA, cuyos intereses no son aleatorios. Y, sin ir más lejos, la asistencia a los ciudadanos que en el cuarto oscuro se obnubilen es un detalle delicado, ya que el elector puede solicitar ayuda.

Lejos de solucionar los problemas como el de Santa Fe, se abre la posibilidad de nuevos métodos de fraude, renovando así la democracia de los mismos pocos de siempre.