Frente a la crisis del sistema de salud pública en Bolivia, distintos lectores de La Izquierda Diario nos hacen llegar su opinión.
Jueves 21 de diciembre de 2017
Foto: ANF
¿Podría haber un aspecto de la vida social de cualquier país más importante que la salud?. probablemente si hablamos de una nación poblada por androides, transhumanos cyborgs autoregenerativos o mutantes inmortales. Pero dado que nuestra sociedad aún no ha alcanzado objetivamente tales grados de desarrollo hipotéticos, vamos a asumir que se trata por defecto del aspecto más importante para la mera supervivencia de cualquier sociedad.
Bolivia tiene el peor sistema de salud de Latinoamérica, y el puesto 93 a nivel mundial, por debajo de Zimbabue (Escala Bloomberg de la salud mundial, OMS. "Bloomberg Health Care Efficiency Index"). Ha pasado sus últimos 27 días en huelga médica, con hospitales y clínicas abiertas sólo para emergencias (en sus saturadísimas instalaciones de emergencia), y un conflicto que ha ido recrudeciendo como un cáncer terminal pasando de un paro movilizado, a huelgas de hambre, e incluso el cierre de farmacias y la posibilidad de renuncias médicas masivas. Con un gobierno que se niega rotundamente a ceder un milímetro en la aprobación del nuevo código penal y un sector médico en proceso de radicalización, el país se ha convertido en una bomba de tiempo.
¿Qué es el artículo 205 del nuevo código penal?
El código penal boliviano, en los últimos meses, ha tenido un proceso de modificación, abrogación y promulgaciones en el congreso, entre otros artículos que también causaron polémica encontramos el artículo 205. Según éste artículo, “toda persona en el ejercicio de su profesión, oficio o actividad que cause daño a la salud o integridad física de otra persona” entra en un esquema de sanción que va desde las faltas “leves” a “gravísimas”. Como vemos, el artículo, de forma totalmente aleatoria y difusa, establece diferentes sanciones específicamente a “toda persona en el ejercicio de su profesión, oficio o actividad”, es decir, específicamente a la CLASE TRABAJADORA EN GENERAL del país por cualquier actividad que haga daño físico, sea intencional o no.
¿Por qué es el sector médico el más aludido y afectado por el artículo?
Los defensores del nuevo código, aluden a que la excusa de los médicos sobre la precariedad de instalaciones y la escacez de recursos es falsa, siendo ésta explicada por la venta ilícita de recursos y servicios de forma clandestina. Vamos a ver algunas actividades médicas y la transformación estadística que tuvieron según el propio Ministerio de Salud:
Las causales de muerte y daños en los pacientes ingresados en el sistema público de salud, como vemos, son miles, sino es que más. ¿Quién determina los grados de culpa?, el artículo 205 no expresa en forma clara como se determina la culpa, más que someterla al escrutinio de uno de los sistemas judiciales más corruptos, ineficientes y arbitrarios del país; la desconfianza, es al menos natural. Las sanciones, con criterios igual de arbitrarios sobre lo “leve” o lo “gravísimo”, abarcan penas de 5 a 30 años de cárcel, resarcimiento económico obligatorio a los afectados (que van desde 10000 hasta 200000 bolivianos) y suspensión del título profesional. Todo tomando en cuenta que el delito de homicidio intencional o directo se considera gravísimo y tiene la pena máxima.
¿Es el sector médico un sector privilegiado?
Tanto como lo puede ser cualquier otro sector favorecido por la oferta y demanda en un momento dado en un país de economía 100% capitalista como el nuestro. Fuera de toda cursilería conveniente, el problema de los altos ingresos de los médicos se explica por economía básica. Oferta baja + demanda alta = precios altos. Lo mismo con la aparición de un mercado negro de medicinas “gratuitas”; todo mercado negro es la respuesta a un mercado ineficiente que no cubre sus propias necesidades. La anarquía de mercado característica de una economía capitalista se hace evidente en Bolivia. La población en estratos sociales altos no tienen ninguna queja del servicio médico boliviano, porque algunas de las clínicas y seguros más caros, no tienen nada que envidiar a los servicios de salud de Argentina o Brasil, que por supuesto, luego importan a nuestros especialistas, ofreciéndoles mejores salarios y condiciones. Y los miembros del partido gobernante lo saben muy bien, sino no se pagarían atención médica en Cuba cada vez que se resfrían.
El gobierno ha pagado espacios de hasta 3 minutos, a 10 dólares el segundo, en diferentes cadenas privadas nacionales, para la difusión de spots en los que tratan de demonizar al sector médico aludiendo a una supuesta inmoralidad y falta de empatía con la población. No entraré en una pelea de egos o superioridad ética y moral, porque nuestra realidad no interpreta las concepciones éticas o morales de la misma forma, claramente, algunos ven la brutal violencia del sistema y el mercado al ver niños y bebés sufrir y morir de enfermedades curables todos los días mientras otros sólo ven estadísticas.
El papel del Estado no es el de forzar un decrecimiento del salario del sector médico, o forzar a los trabajadores de salud con una pistola en la cabeza a aceptar las condiciones y que trabajen sin cometer errores; como haría un buen gobierno de derecha en un país asolado por la miseria; sino el de garantizar el fortalecimiento de la salud pública. Es decir, reparando los hospitales; cubriendo las necesidades de medicamento, equipamiento, instalaciones, instrumentos, camas, etc., pero también, items, parando la fuga de cerebros de “médicos con vocación” a clínicas privadas y otros países. Construyendo nueva infraestructura para cubrir la creciente y crónica demanda masiva de salud en el país. Sólo así existiría al menos un horizonte para la posibilidad de discutir un Sistema Público Universal de Salud. Lo que vivimos ahora no es más que un ataque frontal a la clase trabajadora en preparación para los ajustes del año que viene.
Deberíamos ser nosotros los que marchan, no ellos. Ellos no son los que tienen más que perder, sino las clases trabajadoras del país, los que no podemos pagarnos una consulta privada o un viaje a Chile, Brasil o Cuba; los que estamos a merced de quizá el peor sistema público de Salud del mundo occidental. Los que tenemos familias con al menos un miembro que ha muerto por causas que son fácilmente curables en cualquier país vecino. Los que no podremos aliviarnos de una enfermedad a menos que nos estemos desangrando y a punto de morir (más aún ahora que las farmacias también entraron al conflicto, siendo contratacadas inmediatamente por el estado mediante las clausuras masivas). Las víctimas de un estado que se comporta como la derecha más rancia y reaccionaria vestida de los colores de la izquierda.
¿Dónde está la COB?, ¿dónde están las juntas vecinales, ¿dónde están los combativos sindicatos mineros?, ¿dónde está el “revolucionario” sindicato magisterial?, ¿son acaso inmortales o cyborgs?, por ahora, estamos solos.