Ante declaraciones de Joe Biden, de que podría sancionar a Brasil si el gobierno no actúa contra los incendios y la deforestación, el presidente Jair Bolsonaro le respondió “cuando se acaba la saliva, hay que tener pólvora”.
Miércoles 11 de noviembre de 2020 21:39
En conferencia de presa desde el Palacio del Planalto, Bolsonaro se refirió directamente a Biden, que había expresado la posibilidad de sanciones económicas a Brasil debido a la política ambiental destructiva de la Amazonía que lleva delante de manera sistemática el ultraderechista brasilero. El pasado sábado 7, Biden ganó las elecciones tras alcanzar el número requerido de delegados en el Colegio Electoral, derrotando al actual presidente estadounidense, del que Bolsonaro es aliado. El presidente electo de EE. UU. ha recibido elogios de varios jefes de Estado, pero la victoria aún no ha sido reconocida por el presidente de Brasil.
“Vemos a un gran candidato a jefe de Estado diciendo que si yo no apago el fuego en la Amazonía, levantará barreras comerciales contra Brasil”, dijo Bolsonaro durante un evento para lanzar la reanudación del turismo en el país y agregó la provocativa frase "La diplomacia por sí sola no es suficiente", y que “cuando se acaba la saliva, hay que tener pólvora”.
El presidente trata cínicamente de asumir una postura discursiva de “defensa soberana” de los recursos y el territorio brasilero, pero en la realidad, día tras día desde que asumió su gobierno como continuidad del golpismo y afianzamiento de la derecha en el país, destruye la Amazonía para beneficio exclusivo de los grandes capitales, tanto nacionales como extranjeros.
Por su parte Estados Unidos, como potencia imperialista, destruye no solo la naturaleza de su territorio, sino la de varios otros países. En este sentido, los discursos de Biden sobre el Amazonas responden más a facilitar los enormes recursos que posee la región para los intereses de los monopolios estadounidenses, que a alguna preocupación ambiental.
Hay decenas de empresas y fondos de inversión norteamericanos cuya cadena de producción está vinculada a la deforestación, entre ellos BlackRock, el mayor administrador de activos del mundo, y Capital Group, comerciantes de granos como Cargill y ADM, además de compañías farmacéuticas (Johnson & Johnson y Pfizer), ingeniería genética y cosmética que explotan la riqueza de la región. Hacen grandes negocios con la destrucción del Amazonas, región muy bien monitoreada por el Pentágono y el Ejército Yanqui. Por lo tanto, la lucha en defensa del medio ambiente tiene que ser tanto contra el gobierno de extrema derecha de Bolsonaro, como contra los grandes capitales estadounidenses de la agroindustria y las políticas de los gobiernos imperialistas, sean demócratas o republicanos.