La petrolera estatal vende el control de su filial BR Distribuidora al sector privado. La medida es parte del plan privatizador del presidente brasileño.
Miércoles 24 de julio de 2019 16:24
El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, y su ministro de Economía, Paulo Guedes, están cumpliendo estrictamente con sus planes de privatización para el desmantelamiento total de Petrobras. Este martes, en plena noche, la petrolera estatal brasileña realizó una venta multimillonaria de acciones de la empresa BR Distribuidora.
La mayor empresa de Brasil, anunció que vendió un 30 % de las acciones que poseía en su subsidiaria BR Distribuidora, que tras la operación pasará a ser controlada por el sector privado. Petrobras ha vendido 8.562 millones de reales (unos 2.270 millones de dólares) en acciones, a 24,50 reales (unos 6,5 dólares) cada una, reduciendo su participación en la compañía de un 71,25 % hasta un 41,25 %, según informó en un comunicado.
La magnitud del ataque de Bolsonaro es la entrega de la segunda compañía más grande del país. El distribuidor tiene una red de 7,703 estaciones de servicio, 95 unidades operativas y operaciones en 99 aeropuertos. Una empresa que solo el año pasado obtuvo 3.193 millones de ganancias, con un crecimiento del 177,4 % frente al de 2017.
El ataque es una confirmación del anuncio de la apertura del mercado del gas, con la falsa promesa de que la privatización bajará el precio a los consumidores.
Esta es otra etapa de la política de privatizaciones que impulsa Bolsonaro, algo que ya había planeado el gobierno del golpista Michel Temer, que avanza sobre sectores estratégicos lo que aumenta la subordinación del país al capital extranjero.
También en junio, Petrobras comenzó a vender refinerías. Ocho de sus 13 unidades serán privatizadas en un proceso que apunta a entregar a manos privadas la mitad de la capacidad nacional de refinación.
Bolsonaro implementa su proyecto de desmantelamiento total de la petrolera estatal, mientras que FUP (la Federación de Petroleros Únicos vinculada a CUT) mantiene inmóviles a los petroleros sin convocar a una lucha contra el avance privatizador.
Además de la aprobación de la reforma previsional, aún en la primera instancia, Bolsonaro tuvo la connivencia de las centrales sindicales y los gobernadores del PT, que se apoyaron en las movilizaciones contra la reforma y los recortes en la educación, para negociar simplemente los "puntos más sensibles" y legitimar el resto del proyecto. El avance de la privatización, se basa en la pasividad del FUP que se niega a enfrentar al Gobierno.