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Red Internacional
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Estados Unidos. Bolsonaro desatado en Washington: “Debemos liberar a Venezuela”

De visita en el país del norte el ultraderechista dio rienda suelta a su neoliberalismo a ultranza y su conservadurismo reaccionario. Hoy se reúne con su amigo Donald Trump para complotar contra Venezuela.

Martes 19 de marzo de 2019 03:24

El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, arrancó este lunes su viaje oficial a Washington celebrando el cambio de rumbo de su país con sólidos principios conservadores basados "en la familia y Dios" y en una "agresiva" agenda de privatizaciones y recortes de gasto.

"Brasil ha cambiado (...). Ahora hay un presidente que no es un enemigo de EE.UU., es un amigo", indicó en una breve conferencia en la Cámara de Comercio de EE.UU.

En concreto, puso como ejemplo la colaboración con Washington en su política golpista para Venezuela.

"No puede seguir así, debemos liberar a Venezuela", dijo Bolsonaro, cuyo gobierno fue de los primeros, junto con Trump, en reconocer al líder derechista venezolano Juan Guaidó cuando se proclamó "presidente encargado" el pasado 23 de enero.

El mandatario brasileño, quien este martes será recibido en la Casa Blanca por Trump, evitó ofrecer detalles concretos y se limitó a delinear las directrices básicas de su Gobierno basado en su creencia "en la familia y Dios".

Conocido por su promesa de “mano dura” contra el crimen, en verdad una excusa clásica para militarizar los barrios pobres y ciudades enteras como Río de Janeiro, comenzó la jornada con una visita a la sede de la Agencia Central de Inteligencia (CIA). Un gesto de claro componente simbólico sobre la orientación fuertemente represiva y militarista de su gobierno. Recordemos que la CIA ha sido históricamente, y lo sigue siendo, la principal organización en la planificación y ejecución de los golpes de estado en la región.

La cita, que no estaba en su agenda oficial, se conoció por un mensaje en Twitter de su hijo y congresista brasileño, Eduardo Bolsonaro, una vez la comitiva ya estaba en camino. "En marcha con el presidente y los ministros a la CIA, una de las agencias de inteligencia más respetadas del mundo", señaló el hijo del presidente brasileño y congresista, que forma parte de la comitiva.

En la tarde, la escueta conferencia de Bolsonaro en la Cámara de Comercio de Washington sobre las perspectivas de Brasil, estuvo precedida por un encendido e inusualmente provocativo discurso de su ministro de Economía, Paulo Guedes.

"Nadie había tenido ’pelotas’ hasta ahora para controlar el gasto público en Brasil. Este presidente tiene ’pelotas’", afirmó ante una audiencia de selectos empresarios. Para ser más precisos, un lenguaje patoteril que acompaña la política económica neoliberal, antiobrera y antipopular, del ministro.

En ese sentido, remarcó su "agresiva" agenda de privatizaciones, reforma del sistema de pensiones y "reducción y simplificación de impuestos". Guedes, formado en Estados Unidos, señaló que el compromiso del gobierno es crear "el sueño brasileño" similar al "sueño americano". "Brasil está abierto para hacer negocios", destacó, dejando en claro la política descaradamente entreguista que llevarán adelante.

Mañana martes, Bolsonaro se reunirá en la Casa Blanca con Trump, el primer encuentro entre los principales estandartes de la ultra derecha actualmente en el continente americano, junto a otras perlitas como el colombiano Iván Duque, crítico por derecha del acuerdo con la ex guerrilla de las FARC y vanguardia en la política intervencionista contra Venezuela.

Al término de la entrevista, ambos presidentes ofrecerán una rueda de prensa conjunta de la que sin dudas saldrán nuevas afrentas y amenazas contra la soberanía venezolana. Y por si quedaba alguna duda de sus intenciones, también se reunirá con Luis Almagro, Secretario General de la OEA y principal impulsor junto a Trump de una intervención imperialista en Venezuela.

En una llamada telefónica para comentar la visita a EE.UU., un alto funcionario del gobierno estadounidense, calificó el hecho como el "primer paso" para una "histórica reconfiguración" de las relaciones entre Washington y Brasilia.

El líder ultraderechista brasileño admitió que eligió Washington como primer destino de una visita oficial desde que asumió el mandato, el 1 de enero, rompiendo con la tradición de viajar primero a Argentina, para dejar claro el deseo de su Gobierno de aproximarse a la mayor economía mundial y de alinearse a las políticas de Trump.

"Por primera vez en un tiempo, un presidente brasileño proestadounidense llega a Washington DC. Es el comienzo de una alianza por la libertad y la prosperidad", había escrito Bolsonaro poco después de aterrizar en la capital estadounidense el domingo.

Minutos después, también a través del Twitter, su hijo Eduardo, en una cena privada en la residencia del embajador brasileño en Washington publicó un video en el que Bolsonaro dejaba meridianamente claro su posicionamiento ideológico.

"Yo siempre soñé liberar a Brasil de la nefasta ideología de izquierda", subrayó en una mesa en la que también estaba Steve Bannon, el gran estratega de la exitosa campaña presidencial de Trump en 2016.

Una afirmación casi fascista que comparte con los militares y otros sectores de la derecha brasileña que montaron el golpe institucional a Dilma Rousseff y pusieron en pie un régimen abiertamente antiobrero y represivo.

La arbitraria detención de Lula y su posterior proscripción política encabezadas por el juez del Lava Jato, Sergio Moro, fueron esenciales para consolidar el régimen golpista y terminaron encumbrando la figura del ultraderechista Bolsonaro. Poco antes, el golpista Temer había puesto Río de Janeiro en manos del Ejército y a los pocos días asesinaron vilmente a la activista feminista de izquierda Marielle Franco del PSOL.

La completa impotencia política del Partido de Trabajadores de Lula (que dirige importantes sectores del movimiento obrero y popular) para enfrentar a la derecha, confirma la necesidad de construir un verdadero partido revolucionario en Brasil, objetivo al que están abocados nuestros compañeros y compañeras del Movimiento Revolucionario de Trabajadores (MRT) y Esquerda Diário. Las amplias movilizaciones y expresiones de repudio a Bolsonaro y sus políticas neoliberales, racistas y ultraconservadoras, como expresó el emblemático carnaval en decenas de ciudades del país, demuestran que es posible.