×
×
Red Internacional
lid bot

Santa Fe. Bonfatti removió a la cúpula policial: cambiar algo para que nada cambie

En medio del juicio al ex Jefe de Policía Tognoli y del atentado a la hija de la testigo clave Norma Castaño, Bonfatti removió a la cúpula policial. Asumen Grau como jefe y Amaya como subjeje de la policía de la provincia.

Cecilia Rodríguez

Cecilia Rodríguez @cecilia.laura.r

Jueves 17 de septiembre de 2015

El gobernador Antonio Bonfatti removió a la cúpula de la policía de la provincia. Rafael Grau y José Luis Amaya asumirán como jefe y subjefe en lugar de Omar Odriozola y Raúl Ardiles. El cambio se da luego del intento de homicidio de la hija y el yerno de Norma Castaño, testigo clave en el juicio contra el ex Jefe de Policía Hugo Tognoli, por encubrimiento de narcotraficantes.

Bonfatti quiere presentar la medida como una renovación en la fuerza, sin embargo es una medida obligada y cosmética. Desde la caída de Tognoli la crisis de la policía de Santa Fe, vinculada al narcotráfico y a crecientes casos de gatillo fácil, no hizo más que agravarse. El problema no solo tuvo un efecto electoral sobre el Frente Progresista, que no para de perder votos desde el final del gobierno de Hermes Binner, sino que abre una crisis profunda en el Estado.

Cuatro cambios en las cúpulas policiales, cuatro años de impunidad

En los últimos cuatro años, se cambiaron cuatro veces las cúpulas de la policía de Santa Fe, y en todos los casos se limitó a un simple cambio de nombres.
En 2012 cayó el comisario Hugo Tognoli. El narco Ascaíni declaró que a Tognoli había que pagarle para vender cocaína o regentear un prostíbulo. Bonfatti y Binner lo defendieron. Semanas después se supo que Norma Castaño había enviado cartas a Binner y Bonfatti en el año 2011, donde detallaba las actividades de Tognoli. No la escucharon.

El sucesor de Tognoli fue Cristian Sola, que cayó en poco tiempo acusado de enriquecimiento ilícito, al contar con una propiedad valuada en 500 mil dólares imposible de ser adquirida con su sueldo “en blanco”.

A Sola lo sucedió Omar Odriozola, que venía de estar a cargo del Programa de Protección de Testigos en el momento en que la testigo Silvia Suppo fue asesinada.
Suppo era testigo clave contra genocidas en la causa Brusa, la misma en la cual ofició de abogado defensor de un militar el mismo abogado que ahora defiende a Baella, socio de Tognoli. Odriozola también estaba a cargo del Programa cuando Josefina González, querellante en la causa Feced, recibió un atentado en su domicilio. El atentado ocurrió en el preciso momento en que la custodia ordenada por Odriozola se había retirado por sentirse enferma. Si no era una zona liberada, le pegó en el palo.

Ahora se retira Odriozola y asume como Jefe de la Policía Rafael Grau, el mismo que fue echado de la Unidad Regional I luego de una ola de homicidios (6 en 24hs) en la ciudad de Santa Fe. Lo acompaña como subjefe Luis Amaya, que desde diciembre de 2014 se desempeña como Jefe Regional del Nodo Rosario. Bajo su jefatura se dieron 16 homicidios por gatillo fácil, todos contra menores de 30 años. Entre ellos, Jonatan Herrera, Gerardo Escobar y Roberto Arrieta.

Cambios cosméticos resistidos por la fuerza policial

El carácter formal del cambio de cúpula queda claro al ver el currículum de los nuevos Jefes. Sin embargo ¿Por qué Bonfatti toma ahora esta decisión? Por un lado, para intentar superar el retroceso electoral del Frente Progresista en la provincia, que llegó a su nivel más bajo con la elección de Binner en Agosto. Pero no se trata solo de un problema electoral, sino del Estado de conjunto.

La Policía es una institución clave para mantener la gobernabilidad en una provincia donde un puñado de multinacionales, constructoras, hoteles y casinos amasan fortunas y levantan ciudades para los ricos, mientras 300 mil familias no tienen vivienda, el 30% de los trabajadores están precarizados y 200 mil rosarinos habitan en villas de emergencia. La represión policial es una herramienta fundamental para mantener este esquema, por eso los gobiernos del PJ, como los del Frente Progresista, han amparado y garantizado la impunidad de la policía todos estos años. Incluso se arrodillaron ante las mismas cuando se amotinaron en 2013, generando saqueos, asesinatos y disturbios en las principales ciudades del país. Pero la creciente descomposición policial impide que la policía pueda cumplir eficientemente este rol. Es generalizada la desconfianza y descontento con la fuerza. Sin autoridad moral ni legitimidad de ningún tipo, la policía puede dejar de cumplir efectivamente el rol represivo para el cual los gobiernos, sean del PJ o del PS, la necesitan. Es por esto que el régimen político se encuentra en una encrucijada y lanza algunas medidas limitadas para tratar de obtener algo de iniciativa, como el juicio a Tognoli o este nuevo cambio en la cúpula policial. Pero la policía parece resistirse incluso a las medidas cosméticas del gobierno. En este marco se puede leer el sentido del atentado a la hija y yerno de Norma Castaño.


Cecilia Rodríguez

Militante del PTS-Frente de Izquierda. Escritora y parte del staff de La Izquierda Diario desde su fundación. Es autora de la novela "El triángulo" (El salmón, 2018) y de Los cuentos de la abuela loba (Hexágono, 2020)

X