En solo 24 horas miles de personas fueron rápidamente rechazadas por el SII para recibir la política “estrella” del gobierno para paliar la crisis social y económica generada por la pandemia. El “bono clase media” está demostrando el triunfo de la ultra focalización donde personas que se encuentran necesitadas de recursos deben suplicar al Estado para recibir alguna ayuda.
Lunes 19 de abril de 2021
Mientras el gobierno se vanagloria de haber recibido 1.2 millones de solicitudes positivas para el pago del “bono clase media”, las redes sociales se llenaron de imágenes que según el gobierno no califican para el mismo.
Ambas situaciones son producto de la política de focalización del gobierno, donde casi por un criterio de “azar” algunos obtienen el beneficio y otros no.
Mientras el gobierno evita fórmulas universales ya que, supuestamente, no quiere entregar beneficios a los más ricos, deja fuera de los criterios a personas que se están cargando con el peso económico de una o más familias, con trabajadores y trabajadoras que diversas razones no cumplen con los requisitos y necesitan estos recursos para poder solventar gastos extras producto de la pandemia.
La excusa de la focalización es solo la farsa del gobierno para mantener las ayudas restringidas y evitar un mayor gasto fiscal, cuestión que atenta contra la ortodoxia neoliberal, y en caso de recursos a un mayor gasto fiscal, lo hacen a través del endeudamiento del Estado para evitar tocar los recursos que los superricos han robado a costa del sufrimiento de las familias más pobres.
El “bono clase media”, que se vendió como la política estrella del gobierno, solo llegará a un estimado de 2 millones de personas, un número bajísimo si consideramos que 13 millones de personas se encontraban en cuarentena al 25 de marzo, número que casi 30 días después se mantiene más o menos igual, es decir el bono no llega más que al 15% de quienes se encuentran en fase 1. Y lo que es más escandaloso, coloca el gasto del gobierno en ayudas a alrededor de 18 mil millones de dólares frente a los 28 mil millones aportados por ambos retiros en las AFP, probando que finalmente los efectos de la crisis sanitaria siguen descansando sobre los hombros del pueblo trabajador mientras los empresarios se enriquecen coo mostró el reciente ranking de Forbes.
Mientras cientos de empresas siguen funcionando como si nada o adulteran sus giros para obligar a sus trabajadores a asistir a los lugares de trabajo, la autoridad sanitaria insiste en sancionar a los pobres mientras cursa multas irrisorias contra los empleadores.
Bajo estas condiciones es imposible realizar cuarentenas efectivas ya que la mayoría de la población debe batirse entre el trabajo y el riesgo de contagio o pasar hambre o peligrar el trabajo.
Sin lugar a dudas el número de solicitudes crecerá de 1.2 millones que está hoy, según el ministro hay en revisión 130 mil solicitudes, pero a todas luces se verá que será otra medida del gobierno que no logra llegar a la población más afectada, lo que resulta aun más degradante ya que para ingresar al IFE se debe demostrar que se es lo suficientemente pobre para merecerlo y en el caso del “bono clase media” se debe probar que se es suficientemente clase media para recibirlo. Es finalmente el triunfo de la lógica de la letra chica, el triunfo de la focalización, el triunfo del anuncio rimbombante que llega a los que tuvieron la suerte de recibirlo.