El Gobierno argentino respondió con un comunicado donde le pide a la potencia europea una impotente “escucha” a la comunidad internacional.
Martes 16 de marzo de 2021 19:18
Gran Bretaña, la potencia imperialista más antigua del mundo, volvió a ratificar su decisión de proteger militarmente las Islas Malvinas. La información trascendió este martes. Un informe del área de Defensa del Gobierno de Boris Johnson indica que ese país sostendrá la defensa de los territorios de ultramar que se hallan bajo su dominio.
El informe -presentado luego por Boris Johnson en la Cámara de los Comunes- indica que se gastarán 6.6 mil millones de libras "durante los próximos cuatro años en áreas que incluyen espacio, cibernética, tecnologías cuánticas, biología de ingeniería, armas de energía dirigida y alta velocidad avanzada y misiles”.
Este crecimiento del armamento militar tendrá por destino, entre otras cuestiones, esa defensa de los territorios de ultramar. Entre esos territorios se encuentran las Islas Malvinas.
El mismo texto indica que las Fuerzas Armadas británicas "disuadirán y desafiarán las incursiones en las Aguas Territoriales de Gibraltar Británico" y "mantendrán una presencia permanente en las Islas Malvinas, la Isla Ascensión y el Territorio Británico del Océano Índico".
Esta ratificación de la política imperialista fue de la mano con una reivindicación realizada por el mismo Boris Johnson en una presentación realizada ante la Cámara de los Comunes.
Allí, el mandatario afirmó en relación a América Latina “profundizaremos nuestros lazos con Brasil y México, fortaleciendo las alianzas en materia de comercio, innovación, clima, seguridad y desarrollo, además de trabajar con Argentina, Chile y Colombia para apoyar nuestros intereses".
La amenaza imperialista por Malvinas fue contestada desde el Gobierno de Alberto Fernández. La Cancillería argentina realizó un impotente llamado a que Gran Bretaña “escuche a la comunidad internacional”.
En el comunicado del organismo que encabeza Felipe Solá se señala que “la República Argentina sostiene una vez más que el Reino Unido debe escuchar a la comunidad internacional que promueve el fin del colonialismo en el mundo y que en particular en el caso de las Islas Malvinas ha planteado, a través de la Resolución 2065 de Naciones Unidas, que el camino para la solución del diferendo por la soberanía es el diálogo bilateral.
Las consideraciones postuladas por el primer ministro Johnson reiteran la tradicional mirada colonialista del Reino Unido sobre las Islas Malvinas y el conjunto de posesiones británicas alrededor del mundo y para la Argentina no expresan novedad respecto de la política colonial británica”.
Este pedido se choca, sin embargo, contra la realidad de la geopolítica mundial, dominada por las grandes potencias imperialistas. Una realidad donde las resoluciones de los organismos internacionales no son más que papel mojado en muchas ocasiones.
El reclamo de soberanía nacional sobre Malvinas que realizan los diversos gobiernos es completamente válido. La presencia imperialista de Gran Bretaña en las islas constituye un enclave colonialista, que debe ser fuertemente rechazado.
Sin embargo, ese rechazo solo puede hacerse efectivo con la más amplia movilización de los trabajadores y los pueblos de América Latina. Una movilización que, partiendo del extendido sentimiento antiimperialista, podría cuestionar la dominación económica y política del imperialismo sobre la región.
Sin embargo, esa no es la perspectiva de los Gobiernos capitalistas latinoamericanos. Ni siquiera la de aquellos ubicados en el campo del llamado progresismo. Por el contrario, su respeto a rajatabla a los onerosos y fraudulentos pagos de la deuda pública dice más, mucho más, que mil palabras contra el colonialismo.
La política argentina está lejos de cualquier cuestionamiento, aunque sea mínimo, a esa dominación. El capital imperialista británico radicado en Argentina cuenta con los mismos beneficios que el perteneciente a otras potencias imperialistas.