La próxima semana, en el Senado se consumaría el golpe institucional.
Jueves 5 de mayo de 2016 00:30
La semana que viene el Senado de Brasil resolverá si hace lugar al juicio político a la presidenta Dilma Rousseff. El proceso prevé la separación de Dilma de su cargo por 180 días, hasta que la cámara alta resuelva definitivamente, y asumiría el vicepresidente Michel Temer cómo presidente interino.
Más allá de formalidades, seria la consumación del golpe. Mientras Temer negocia un gabinete repleto de corruptos que hace poco apoyaban a Lula y prepara un plan de gobierno destinado a implementar ataques a los trabajadores aún más duros que Dilma venía haciendo, el PT discute si su (casi) ex presidenta debería renunciar al cargo y proponer elecciones presidenciales adelantadas. Algunos opinan que la renuncia sería una forma de asumir la culpa y reconocer la legitimidad del impeachment. Otros argumentan que, junto con las medidas demagógicas de fin de mandato, mostrarían más claro los intereses de las conspiraciones golpistas del vicepresidente junto a la oposición burguesa.
El “partido judicial” vuelve a la carga. La Corte Suprema discute un probable alejamiento de Eduardo Cunha del cargo de presidente de la Cámara de Diputados por envolvimiento en el escándalo de la Petrobrás, entre otros. Además, la fiscalía solicita la investigación de uno de los principales líderes del opositor PSDB, Aécio Neves, junto con figuras eminentes del PMDB de Michel Temer, entre ellos Cunha y nombres propuestos para asumir ministerios en el nuevo gabinete la semana que viene. Para algunos solo un golpe de efecto, sin mayores consecuencias, para limpiar la imagen del golpe institucional y querer mostrar que la llamada Operación Lava Jato no protege a los políticos del PSDB y del PMDB involucrados en la corrupción. Para otros, una señal de que el nuevo gobierno de Temer será inestable no solo por sus medidas antipopulares, sino también por la continuidad del accionar del partido judicial.
A pesar de realizar actos y algunos cortes de ruta, el PT se niega a utilizar su influencia en los sindicatos para movilizar los batallones centrales de la clase obrera con paros y manifestaciones de masas que puedan frenar el golpe y los ataques del gobierno y de los capitalistas. Prefieren la posición de victimas para preparar una oposición electoral a liberar energías de combate de la clase trabajadora que después no podrían contener en el marco de su estrategia de conciliación con la burguesía. Mientras tanto, la huelga de los docentes y funcionarios pú- blicos de Rio de Janeiro llega a los 2 meses, junto con 73 escuelas tomadas por los secundarios en esa provincia, sumado a los secundarios y terciarios de San Pablo que en la última semana salieron a tomar las escuelas y resisten bravamente las amenazas de represión.
Desde el Movimiento Revolucionario de Trabajadores (MRT), hemos puesto todos nuestros esfuerzos para rodear de solidaridad estas luchas al mismo tiempo en que hemos peleado para que la burocracia sindical del PT rompa su subordinación con la política de conciliación de clases de Lula y Dilma y convoque asambleas de base para impulsar un plan serio de lucha, organizando un gran paro nacional contra el golpe y los ajustes
Daniel Matos
Nacido en Montes Claros, Minas Gerais, Brasil. Dirigente del Movimiento Revolucionario de Trabajadores (MRT) de Brasil, reside desde 2015 en Argentina colaborando con la dirección del PTS. Miembro del consejo editorial de Esquerda Diário y de la revista Estrategia Internacional. Coautor del libro Questao negra. Marxismo e classe operaria no Brasil, Ediciones Iskra, 2013.