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Red Internacional
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26M MANIFESTACIONES DERECHA EN BRASIL. Brasil: la derecha sale a las calles este domingo en defensa de su reforma jubilatoria esclavista

Derechistas bolsonaristas, liberales, militares y empresarios millonarios salen este domingo a las calles exigiendo la aprobación de la reforma previsional que pretende obligar a que millones de trabajadores trabajen hasta la muerte. Más allá de las divergencias, las distintas instituciones del régimen brasileño coinciden en aplicar duros ajustes neoliberales a los trabajadores. Son verdaderos enemigos del pueblo.

Sábado 25 de mayo de 2019 23:00

La movilización de este domingo fue convocada por varios movimientos conservadores, el NasRuas à frente, Direita São Paulo, Despertar Patriótico, Avança Brasil, Patriotas Lobos Brasil, São Paulo Conservador, el Club Militar y el MC Reaça.

La convocatoria se desarrolla este domingo fue cambiando en los últimos días. Del inicial "cierre del Congreso" y destitución de varios miembros de la Corte Suprema y del Congreso, los reaccionarios apuntaron a su verdadero enemigo: los trabajadores y su derecho a jubiliarse.

El esfuerzo fue resignificar la convocatoria, ubicándola dentro de los mecanismos permitidos por el régimen, y mantener la defensa de Bolsonaro como trasfondo.

Desde el pasado fin de semana los cuchillos fueron cuidadosamente afiladas. Con la ayuda de robots se pusieron en pie hashtags, ofensas y memes disparados entre miembros del golpismo y de toda la derecha, hubo división en el PSL, partido de Bolsonaro. Los medios contestaron con agresivas editoriales exigiendo que Bolsonaro respete las instituciones, y sobre todo, que respete el orden de prioridades y deje de disparar en otras direcciones que no sean la reforma previsional.

Mirando la superficie de los eventos algunos días hacia atrás, parecía que se estaba a segundos de una sangrienta batalla campal. Pero esa apariencia ocultaba el real objetivo. Detrás del ruido las huestes bolsonaristas realizaban su disputa de poder con otras alas dentro del gobierno y del régimen político pero al mismo tiempo afilaban sus cuchillos para el verdadero enemigo.

Bolsonaro decidió antes de ayer separarse del evento diciendo que ni él ni sus ministros irían. Mientras tanto, el presidente de Diputados Rodrigo Maia actuaba para garantizar la decretos y composiciones para que la reforma previsional siga su tramitación. Consecuentemente, todos los memes y convocatorias comenzaron a cambiar. Quieren poner gente en las calles para garantizar presión para destruir el derecho a la jubilación.

Primero las láminas fueron exhibidas contra jueces y políticos burgueses, pero ahora ellas mostraban su verdadero enemigo: los trabajadores a través de la reforma previsional.

El movimiento de construcción de la manifestación comenzó con un Whatsapp de Jair Bolsonaro con un artículo que decía que el país era ingobernable. En el texto, ataca al "sistema", pero lo que realmente temen es a la lucha de clases. Habiendo recibido un shock por la multitud de más de un millón de personas que salieron a las calles el 15 de mayo, el bolsonarismo quiere mostrar iniciativa en la calle, primero contra adversarios en el gobierno y en el golpismo, y ahora contra su principal enemigo: los trabajadores.

Retroceden de las fricciones en el régimen para juntos atacar a los trabajadores

La virulencia de las declaraciones de algunos días atrás contrasta con la aparente tregua alcanzada. Hubo algunos elementos de retroceso de todos los lados, y ahora, al unísono, todo el reaccionarismo podrá mostrarse junto en la Avenida Paulista: salvar cientos de miles de millones de dólares para los dueños de la deuda pública e imponer el trabajo hasta la muerte con la reforma previsional.

Las divisiones parecen haber desaparecido. El movimiento "Brasil200", que reune a la nata de la reacción empresarial, estaba dividido si adherir a las movilizaciones, pero ahora se unió. Los dueños de grandes empresas podrán juntos abrazarse en nombre del proyecto común de terminar con el derecho a la jubilación. El llamado de los oficiales de la Policía Militar de San Pablo, que convoca a la movilización de este domingo, tiene como primera demanda la reforma previsional. Incluso el PSL, que parecía en lucha intestina se calmó, y los medios no parecen tan preocupados con la fuerza y el reaccionarismo que la jornada pueda mostrar.

Los movimientos de Bolsonaro de un lado y Rodrigo Maia de otro no resolvió las fricciones. Ellas persisten, como se ve en la guerra de tuits entre el gurú de Bolsonaro, Olavo de Carvalho, y el Movimiento Brasil Libre, o entre la "casta política" y la operación Lava Jato por quitar de las manos de Sérgio Moro el órgano de control de actividades financieras, COAF. Dos batallas distintas están en curso: una para destruir los derechos de los trabajadores y así aumentar las ganancias, y la otra para ver qué espacio de poder cada institución, partido, fracción y figura tendrá en el nuevo régimen en construcción.

La movilización de este domingo está marcada por estas dos batallas. Es decir, no deben faltar críticas a la Corte Suprema, defensora del golpe militar y todos los colores de reaccionarismo, pro todo esto estará subsumido en la principal batalla: la defensa de la reforma previsional contra los trabajadores.

La propia convocatoria a la movilización fue modificada para dar cuenta de esta prioridad máxima y que así quede claro cómo la derecha está unida para intentar intimidar en las calles a los trabajadores para que se traguen la reforma laboral. Quieren mostrar fuerza y contundencia en su ataque.

La estridencia con que los reaccionarios movilizan a favor de la reforma previsional contrasta aun más fuertemente con la pasividad e inacción complaciente de las burocracias sindicales.

Los reaccionarios se unen por la reforma previsional. Es más urgente que nunca romper la división y pasividad impuestas por la Unión Nacional de Estudiantes y centrales sindicales como la CUT.

La derecha se atreve a transformar su manifestación en una defensa de la reforma previsional porque las grandes centrales sindicales están garantizando el silencio en las calles. A pesar del galopante desempleo y de la creciente insatisfacción con el gobierno de Bolsonaro que muestran todas las encuestas, las direcciones sindicales y organizaciones estudiantiles -incluso las que son dirigidas por el PT y sus aliados como la CUT y la CTB, y la UNE- hacen lo posible para contener la fuerza que se expresó en las calles el 15M e impedir su desarrollo.

Es el momento de aplastar el intento de terminar con el derecho a la jubilación y terminar con el ataque a la educación. Sin embargo, las principales direcciones del movimiento de masas actúan para dividir las luchas y debilitar a cada una de ellas. Es así como la UNE actúa para separar la lucha contra los recortes educativos de la lucha contra la reforma previsional, y por otro lado, las centrales sindicales organizan un paro nacional para el lejano 14 de junio, dos semanas después del paro estudiantil convocado para el 30M. Cada una, a su manera, contribuye para que la derecha tenga el coraje de salir a las calles. El potencial de la unidad, lado a lado, de la lucha contra los ataques a la educación y contra la reforma se desperdicia en esta división.

Esta división no es casual. Es una obra consciente. Es justamente la materialización de la política de diversos miembros proeminentes de la oposición. Es la política de Tabata Amaral, del PDT de San Pablo, que es una voz activa contra los recortes en la educación y al mismo tiempo defensora de la reforma previsional. Es la política del PT y el PCdoB, que se oponen a la reforma previsional de Bolsonaro pero defienden la aplicación de su propia versión de la reforma. Se trata de la versión petista de lo que también defiende Paulinho, dirigente de la central oficialista Força Sindical, para quien al movimiento cabe "deshidratar" y no "derrotar" la reforma.

La fuerza mostrada el 15 de mayo, la creciente insatisfacción que se palpa en cada lugar de trabajo y estudio, y hasta la que se mide en las encuestas de opinión, puede ganar fuerza en las calles. El obstáculo entre el potencial y su realización es la actuación de las direcciones del movimiento obrero y estudiantil, que dividien y actúan contra la autoorganización, que permita que cada estudiante, cada trabajador, en su lugar de estudio y trabajo decida el camino para que el movimiento golpee con un solo puño.

Hay que unir la lucha contra los recontes en la educación y la lucha contra la reforma previsional. La derecha sale a las calles para qutar la jubilación. Los trabajadores y estudiantes necesitan organizarse para tirar abajo toda y cualquier reforma previsional. Por eso exigimos a las centrales sindicales que anticipen la huelga general del 14 de junio al 30 de mayo, para que estudiantes y trabajadores puedan luchar en común. Es un absurdo que estar burocracias sindicales y estudiantiles se callen y se hagan las muertas ante esto.

La crisis económica en Brasil se alarga y cada día queda más claro que no va a haber crecimiento económico ni empleo, incluso con la reforma previsional. La disyuntiva es entre el sacrificio de los trabajadores y de todos sus derechos sindicales, entre ellos la educación, o el sacrificio de las ganancias de los capitalistas. No necesitamos una reforma previsional: hay que hacer que la crisis la paguen los capitalistas. Que los grandes empresarios y banqueros paguen los 100 mil millones que deben al sistema previsional; además, en vez de abolir las jubilaciones de millones, hay que imponer el no pago de la deuda pública, un fraude ilegítimo que actúa como mecanismo de sumisión estructural del país a los especuladores extranjeros. No podemos permitir que el presupuesto federal, toda la riqueza producida por los trabajadores, sea puesto al servicio de los intereses de banqueros multimillonarios que especulan con nuestras vidas y se enriquecen con la dependencia y el atraso económico nacional, promovido por la burguesía.

Hay que decirlo alto y claro: el futuro de los trabajadores no se negocia, son ellos o nosotros los que pagarán la crisis. En esta batalla, cada momento desperdiciado es aprovechado por la derecha para organizarse, negociar e incluso atreverse salir a las calles, como este domingo. Hay urgencia pero también necesidad y posibilidad de derrotarlos.