La Comisión Nacional de Trabajo en Casas Particulares confirmó que más de un millón de trabajadoras domésticas no recibirán el aumento por decreto concedido por Alberto en enero y febrero. Ellas tienen sueldos bajísimos y les ofrecieron una suba de 10 %, muy por detrás de la inflación.

Guadalupe Bravo Economista | @GuadaaBravo
Jueves 12 de marzo de 2020 00:21
En un contexto de profunda recesión, los salarios siguen perdiendo por goleada frente a la inflación. La semana pasada desde el Sindicato de Personal de Casas de Familia (Sinpecaf), confirmaron que las trabajadoras del sector no recibirán el aumento por decreto concedido por Alberto.
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Esta resolución tomada por la Comisión Nacional de Trabajo en Casas Particulares, que debía evaluar la propuesta de una revisión remunerativa, confirmó que las trabajadoras domésticas quedan excluidas del aumento salarial por Decreto N° 14/2020 otorgado a los trabajadores en relación de dependencia durante los meses de enero y febrero.
Sin bono de $ 4000 para paliar la difícil situación económica, las trabajadoras domésticas recibirán un aumento del 10 % desde el mes de marzo, que era parte de la cláusula de revisión salarial acordada el año pasado.
Al respecto Alcira Burgos, secretaria general del Sinpecaf, dijo a Radio Suquia que dicho aumento suma un 40% de lo obtenido el año pasado además de los bonos conseguidos durante octubre. Según esperan la paritaria del 2020 comenzaría en el mes de abril.
El trabajo doméstico en casas particulares tiene sueldos por el piso, con esta decisión adoptada por el Gobierno se confirma que no sólo perdieron frente a la inflación de 2019 que fue de 53,8 %, sino que además quedaron excluidas de la compensación de emergencia que se concedió a los trabajadores registrados de menores ingresos.
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Trabajadoras domésticas: ¿trabajadoras de segunda?
Al igual que sucede en otras ramas relacionadas a tareas del cuidado, el empleo doméstico en casas particulares es abrumadoramente femenino.Son más de un millón de mujeres quienes trabajan en casas particulares, y quedaron inexplicablemente excluidas del aumento salarial de $ 4000.
Si en el país la precariedad laboral tiene cara de mujer afectando a 5 de cada 10 trabajadoras, y en las más jóvenes la situación empeora siendo 7 de cada 10, según estimaciones de La Izquierda Diario. Las trabajadoras domésticas realizan sus tareas en condiciones laborales ultra precarias, y de alta informalidad. Esto implica tener salarios bajísimos, siendo el mínimo vigente en el sector (categoría de "personal para tareas generales") de $ 16.515 por mes (con retiro) y de $ 134 la hora. Inferior al salario mínimo, vital y móvil (SMVM) que apenas es hoy de $ 16.875 al mes.
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Los salarios de miseria que perciben las trabajadoras de casas particulares, quienes muchas veces son sostén de familia, están muy por detrás de la canasta de consumos mínimos estimada por la Junta Interna de delegados de ATE del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) alcanzó los $63 mil. Entonces es válido preguntarse ¿por qué quienes están en peores condiciones laborales y salariales quedan por fuera del aumento? ¿Para ellas no aplica el rebuscado concepto de “solidaridad”?
El diputado Nicolás Del Caño presentó un proyecto exigiendo que se extienda a las trabajadoras de casas particulares “el beneficio previsto en el decreto 14/2020… a fin de que perciban en el transcurso de los meses de marzo y abril del corriente año el incremento salarial mínimo y uniforme para todos los trabajadores y trabajadoras en relación de dependencia del Sector Privado, que ascendió a la suma de PESOS TRES MIL ($ 3.000) para el mes de enero de 2020 y la suma de PESOS UN MIL ($1.000) para el mes de febrero de 2020."
Desde el @Fte_Izquierda presentamos un proyecto de Ley para que, de manera inmediata, se aplique la suma fija de 4000 pesos p/ las trabajadoras de casas particulares. Más d 1 millón de mujeres fueron excluidas de recibir ese dinero que fijó x decreto el Poder Ejecutivo. pic.twitter.com/mEVVSkUa41
— Nicolas del Caño (@NicolasdelCano) March 9, 2020
Empezar a cerrar brechas, no acrecentarlas
La incorporación de las mujeres al mundo del trabajo ha sido desigual a lo largo de la historia. Sin embargo, el movimiento de mujeres se ha mostrado con fuerza en las calles exigiendo sus derechos y cuestionando la naturalización de las desigualdades en todos los planos.
En Argentina los últimos datos del Indec muestran que la brecha de género en las trabajadoras informales al tercer trimestre de 2019 fue de 36% y de 25 % en las formales. Mientras el 97 % de las trabajadoras de casas particulares son mujeres, el 75 % de ellas no esta registrada. La reciente decisión del Gobierno de excluirlas del bono, profundiza esta brecha, cuando de lo que se trata es de achicarla.
En el actual contexto de profunda recesión, son las mujeres que realizan los trabajos más precarios las que tienen mayor inestabilidad laboral. Las trabajadoras de casas particulares se vuelven un eslabón débil, sus puestos laborales si no están acompañados de mayores derechos laborales que los resguarden, serán los primeros en perderse cuando sus empleadores decidan achicar gastos. Pero también es necesario señalar que las mejoras en las condiciones de las mujeres tienen que ir de la mano de una recomposición de conjunto de los salarios de los trabajadores.
El gobierno de Alberto Fernández ha priorizado en sus primeros meses de gestión mostrar voluntad de pago al FMI y a los acreedores privados. Avanzó en ajustes a los sectores más vulnerables como jubilados y trabajadores. La manera de recomponer el poder de compra perdido y conquistar nuevos derechos para achicar la brecha de género esta indispensablemente ligado al desconocimiento soberano de la deuda odiosa. Para pensar un nuevo esquema de medidas económicas de emergencia que permitan organizar la estructura económica del país en función de las prioridades sociales, buscando terminar con el atraso y la dependencia.
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Guadalupe Bravo
Nacida en Trenque Lauquen, Provincia de Buenos Aires en 1985. Es economista, recibida en la UBA. Miembro del Partido de los Trabajadores Socialistas desde 2004. Coedita la sección de Economía de La Izquierda Diario.