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El Círculo Rojo. Bruce Lee: a 50 años de la partida del dragón

El 20 de julio de 1973 fallecía imprevistamente el gran astro de las artes marciales en el cine. En El Círculo Rojo (programa radial de La Izquierda Diario en Radio Con Vos, FM 89.9) abordamos sus ideas filosóficas y la creación de su disciplina: el Jeet Kune Do.

Augusto Dorado

Augusto Dorado @AugustoDorado

Viernes 21 de julio de 2023 16:30

Partió hacia la eternidad el 20 de julio de 1973. Todavía es un ícono del cine y las artes marciales.

Partió hacia la eternidad el 20 de julio de 1973. Todavía es un ícono del cine y las artes marciales.

Además de ser el Día de la Amistad, este 20 de julio se cumplieron 50 años del fallecimiento prematuro de Bruce Lee, artista marcial que se transformó en una especie de ícono pop en todo el mundo a partir de su trabajo en el cine pero que fue bastante más que eso que podemos ver en pantalla. Bruce Lee -que nació como Lee Jun-fan en la China Town de San Francisco en 1940- también revolucionó la concepción sobre las artes marciales en el aspecto deportivo y también filosófico. Nació un poco de casualidad en Estados Unidos porque su papá era un humorista que viajaba desde Hong Kong a dar shows para la comunidad China en ese país. Desde los 4 meses de vida de Bruce, su familia se mudó en Hong Kong donde pasó toda su infancia y adolescencia. Siendo un nenito, el pequeño Lee participaba en películas donde por lo general interpretaba a pibes de la calle, pícaros, con habilidades para la pelea y para manotear lo ajeno. Así fue cobrando algo de popularidad. Pero en la vida real no era muy distinto: aunque era de contextura menuda físicamente, Bruce se la pasaba buscando pelea. Como algunas veces “cobraba”, empezó a interesarse por variantes de Kung Fú como el Tai Chi y luego el Wing Chun. Su madre estaba preocupada con esta vida que llevaba el joven Lee, por lo que toda la familia lo alentó a que vaya a estudiar a Estados Unidos. Como él también tenía en mente probar suerte en Hollywood, a los 18 años accedió y se fue para Norteamérica.

Hubo dos cuestiones que cambiaron radicalmente la mentalidad y la cosmovisión de Bruce Lee: por un lado, se inscribió en la Universidad de Washington donde, como no tenía muy claro qué estudiar, un tutor lo convenció de ingresar a la carrera de Filosofía planteándole: “La filosofía te dirá para qué vive el hombre”. Un tiempo después, en un artículo para un periódico taiwanés, Bruce explicaba: “Yo creía que la victoria consistía en derribar a los demás a golpes, sin caer en la cuenta de que la victoria alcanzada por la fuerza no era una verdadera victoria. Cuando me matriculé en la Universidad de Washington y me iluminó la filosofía, lamenté todas aquellas antiguas ideas mías, tan inmaduras”. Cambió su enfoque y también cambiaron sus objetivos porque mientras estudiaba se dispuso a “infundir en las artes marciales el espíritu de la filosofía”. En realidad el desafío que asumió fue tomar algo del pensamiento teórico occidental para repensar las artes marciales, incluyendo aspectos filosóficos. Bruce Lee leyó a Platón, a Hume, a Descartes o a Santo Tomás de Aquino y escribió bastante sobre sus conclusiones de estas lecturas; aunque tal vez no sean muy sofisticadas, denotan el gran interés y el esfuerzo que le puso a este trabajo.

Lo otro que le cambió la manera de pensar fue su incursión en Hollywood buscando oportunidades. Empezó a notar que a las personas asiáticas en la industria del cine por lo general se las representaba como “desquiciadas y robóticas” o como “sirvientes de personas de raza blanca”: había mucho prejuicio y estereotipo. Él se propuso cambiar esto: cuando logró un papel para una serie -que no tuvo mucho éxito en su momento- que se llamó El Avispón Verde, interpretó a Kato que al principio era sólo el chofer del héroe pero que luego por sugerencias de Bruce a los libretistas a las que accedió la producción de la serie, fue tomando un papel más activo, protagonizaba escenas de lucha y se ganó el cariño del público.

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Sin embargo, no lograba obtener otros papeles buenos. Bruce no quería interpretar personajes “denigrantes para los chinos”, por lo que se volvió a hacer cine a Hong Kong, ya con más claridad de ideas. En esa etapa de su carrera, los argumentos de sus películas narraban por lo general historias de un protagonista que llegaba sólo a una ciudad (proveniente del extranjero o del campo) y encontraba soledad, discriminación y provocaciones a las que solamente reaccionaba cuando no le quedaba otra alternativa que pelear. Los villanos eran opresores de pobladores chinos: los capataces tailandeses que esclavizaban a sus obreros (The Big Boss, también conocida como El Gran Jefe o Karate a Muerte en Bangkok), invasores japoneses que sometían a la población china (Fist of Fury, Puños de Furia o Furia Oriental), etc. El cine de Bruce Lee dirigido por Lo Wei y producido por Golden Harvest en Hong Kong se transformó en un furor en Asia en poco tiempo. Así pudo lograr la posibilidad de una revancha en Hollywood.

Durante este recorrido, Bruce Lee fue llegando sacando como conclusión la necesidad de crear un nuevo arte marcial que combinara lo mejor de cada una de las artes marciales existentes, resumiendo el concepto en la idea de “ser como el agua”: el agua no tiene forma, es flexible, se adapta a su realidad del momento. Aspiraba a un arte marcial que se pudiera aplicar a cada situación particular, teniendo en cuenta que cada persona es diferente a otra y que tiene atributos físicos específicos; por lo tanto, tenés que desarrollar qué es lo más efectivo para vos y cómo lo podés aplicar a lo que es tu adversario. Un pensamiento podríamos atrevernos a definir como incipientemente dialéctico y opuesto a la ortodoxia de las escuelas tradicionales de artes marciales. Así es que creo la suya propia: el Jeet Kune Do, que tuvo entre sus alumnos y primeros cultores al actor Steve McQueen (uno de los más famosos de Hollywood en los ´60) y al campeón de la NBA Karim Abdul Jabar, estrella de Los Ángeles Lakers.

Bruce Lee falleció hace 50 años por causas que hasta hoy no se pudieron determinar con exactitud: aparentemente sufrió una especie de aneurisma por una reacción adversa de un analgésico, pero hay diversas especulaciones e hipótesis que difieren de esa versión. Nacido en el año chino del dragón, tenía apenas 32 años cuando partió y se transformó en leyenda y referencia clave para el cine, dando inicio en el cine mundial a un género y alcanzando su influencia a cineastas de la talla del propio Quentin Tarantino, que hace un homenaje explícito en su Kill Bill donde Uma Thurman hasta viste el mismo traje deportivo amarillo con rayas laterales negras que patentó Bruce. Lo recordamos rescatando su Jeet Kune Do, la disciplina que revolucionó la esfera de las artes marciales.