Después de 48 hs de reuniones, Tsipras aceptó todas las condiciones del Eurogrupo para un acuerdo: el parlamento griego deberá aprobar privatizaciones, recortes y medidas de austeridad en los próximos tres días para comenzar a negociar un nuevo “rescate”.
Josefina L. Martínez @josefinamar14
Lunes 13 de julio de 2015 06:03
Este lunes por la mañana, cinco minutos antes de que abrieran las bolsas, finalmente se anunció que el Eurogrupo llegaba a un acuerdo por unanimidad sobre Grecia.
Alexis Tsipras capituló finalmente ante las brutales exigencias de la Troika, que implican una nueva entrega de la soberanía nacional en lo referido a política fiscal, reforma de pensiones, privatizaciones y nuevos recortes.
Tras 17 horas seguidas de Eurocumbre, la Troika consiguió una rendición completa de Tsipras. Por eso algunos compararon el acuerdo con un “nuevo tratado de Versalles” impuesto a los derrotados en la Primera guerra. Así se lo preguntaron varios periodistas a Merkel en la rueda de prensa al terminar la cumbre.
Pregunta a Merkel: ¿Han forzado a Grecia a firmar un "tratado de Versalles"?
Merkel: No me gustan las comparaciones históricas.
— Principia Marsupia (@pmarsupia) julio 13, 2015
El Eurogrupo que comenzó el sábado marcó el tenor de las negociaciones con un documento con nuevas exigencias hacia Grecia, mucho más duras que se las que se habían hecho en estos seis meses. En los próximos tres días el parlamento griego deberá aprobar el programa completo, y leyes específicas sobre privatizaciones, aumento de impuestos y medidas de austeridad.
Las nuevas medidas incluyen la puesta en marcha de un fondo de venta de activos públicos por 50.000 millones de Euros, bajo la tutela de la Unión Europea, para forzar a Grecia a ir devolviendo la deuda a medida que vaya privatizando sus activos. Se incluyen además reformas más duras en el sistema de pensiones, aumento de impuestos, privatización de la electricidad (algo que hasta hace días había descartado por completo el gobierno), una nueva reforma laboral que afecte a los convenios y facilite los despidos colectivos, y medidas en el sector financiero y fiscal.
Durante el fin de semana, al conocerse los términos del acuerdo, la prensa internacional lo dimensionó como el chantaje más grande de la UE a un país miembro.
“Humillación o Grexit”, es la alternativa que el Eurogrupo ofrecía a Grecia, según el corresponsal del Times. “Europa toma venganza sobre Tsipras”, era el título de tapa en The Guardian este lunes. Una “pequeña venganza tras el referéndum”, decía El País. Según el diario británico, los líderes europeos obligan a Grecia a un programa de medidas de austeridad draconianas, que implican la entrega de su soberanía fiscal, como precio a pagar para evitar el colapso y no ser expulsado del bloque del Euro.
El domingo por la noche Tsipras tuvo una reunión aparte con Tusk, Merkel y Hollande, que los periodistas que cubren la cumbre en Bruselas calificaron de un “verdadero ejercicio de tortura mental” para que aceptara las medidas excepcionales que estaban poniendo sobre la mesa. Los últimos días afloraron las tensiones entre Francia y Alemania por la política hacia Grecia, aunque apretaron a Tsipras para que acepte.
Los términos del acuerdo son mucho más duros que los exigidos a los anteriores gobiernos en estos cinco años, dicen varios analistas, como “castigo” o “venganza” por el llamado al referéndum y el triunfo del voto NO hace una semana.
El acuerdo confirma los controles de las tres instituciones, la Troika, sobre el terreno en Atenas: la Troika is back.
Un nuevo ciclo de endeudamiento-recortes y austeridad
Las medidas que Tsipras llevará al Parlamento implican un nuevo ciclo de recortes y ajustes al pueblo griego, después de 7 años de crisis.
En la conferencia de prensa posterior a la cumbre, Tsipras dijo que estaba seguro que el pueblo de Grecia “apoyará el acuerdo”, sin mencionar siquiera el referéndum de hace tan solo una semana, donde hubo un masivo rechazo al plan de la Troika (que era mucho menos duro que el actual).
También aseguró que si bien las medidas son recesivas alejan el fantasma del Grexit y habilitarán que lleguen nuevas inversiones a Grecia. Un discurso contrario a todo lo que sostuvo Syriza en los últimos años desde la oposición a los programas de rescate.
Con la implementación de un fondo de 50.000 millones de Euros en activos para su privatización, Grecia pagará sus deudas, para permitir un nuevo endeudamiento, en un ciclo de austeridad-endeudamiento que parece no tener fin. Y todo esto a cambio de permanecer en el Euro y la promesa de que en el futuro se va a discutir la posibilidad de una reestructuración de la deuda, pero sin quita, como aclaró Alemania.
La magnitud del fondo de privatizaciones es realmente monstruosa. En los últimos años, bajo el gobierno de conservadores y socialdemócratas, el plan de privatizaciones no recaudó más que 4.000 millones de euros.
Muchos periodistas se preguntaban, pocos minutos después del anuncio del acuerdo, qué era lo que había “ganado” Tsipras después de 17 horas de reuniones. El primer ministro griego dijo que el fondo de privatización en vez de situarse en Luxemburgo, como se había planteado el día anterior, tendrá su sede en Grecia, pero siempre bajo control de la Troika. Que esta sea su única “ganancia” demuestra el tamaño de su derrota, sentenciaba en un tuit un periodista griego.
La capitulación de Syriza
Tan solo seis meses después de haber llegado al gobierno, la capitulación de Tsipras y Syriza ante la Troika parece completa. Nadie, ni siquiera los más críticos, podrían haber imaginado la velocidad con que Syriza abandonó todas sus “líneas rojas” y terminó aceptando un programa de austeridad draconiano.
El masivo voto NO hace tan solo una semana, parece que hubiera ocurrido hace un año. Porque el gobierno que llamó al referéndum, con el objetivo de “mejorar su posición en las negociaciones”, desertó de todas sus posiciones y aceptó un programa más duro que el que fue rechazado por un 61% del pueblo griego.
La impotencia estratégica de la política reformista y de conciliación de Tsipras, de mantenerse en el Euro “a toda costa”, terminó abonando esta gran humillación.
No está claro todavía que sucederá en el Parlamento griego estos días. Varios diputados de Syriza ya anunciaron que votarán en contra. El ministro de defensa y líder del partido nacionalista Anel también se pronunció contra el acuerdo. Se habla de un cambio de gabinete y renuncias voluntarias o forzadas de quienes no apoyen las medidas. El ministro de trabajo especuló con la convocatoria a nuevas elecciones una vez que se “estabilice” la economía.
To Potami, el “caballo de Troya” de la Troika en el Parlamento griego, que durante las últimas semanas se reunió con líderes europeos, se prepara para apoyar las medidas del gobierno a cambio de una política de “unidad nacional”.
Sectores de la izquierda política y sindical han llamado a movilizaciones contra el acuerdo esta última semana y seguirán convocando a movilizarse contra el nuevo pacto de sumisión a la Troika.
El hashtag #Thisisacoup (Esto es un golpe) explotó en las redes sociales durante el fin de semana, denunciando la política de chantaje y extorsión de Europa liderada por Alemania.
Los próximos días serán claves para organizar la resistencia del pueblo griego a este nuevo paquete de reformas impuesto por la Troika.
Josefina L. Martínez
Nació en Buenos Aires, vive en Madrid. Es historiadora (UNR). Autora de No somos esclavas (2021). Coautora de Patriarcado y capitalismo (Akal, 2019), autora de Revolucionarias (Lengua de Trapo, 2018), coautora de Cien años de historia obrera en Argentina (Ediciones IPS). Escribe en Izquierda Diario.es, CTXT y otros medios.