Los meses pre-electorales siempre son jugosos, tortuosos y se debaten entre quebrantar las alianzas más sedimentadas o conchabar a los otrora contrincantes. La carrera política electoralista ha devenido, ciertamente, en cierto vedetismo que muy eufemísticamente se ha optado en llamar personalismo en el mayor de los casos.
Miércoles 22 de octubre de 2014
Si no que le pregunten a la guarnición kirchnerista que huérfana de líderes que sucedan a Cristina se ha empezado a fraccionar paulatinamente. En ese sentido que valgan felicitaciones para Sergio Massa que ha sido un visionario, el primero en abrirse para disociar su estructura con prudente antelación para llegar fortalecido a las presidenciales del año próximo.
En la provincia de Salta, por decisión denodada del Gobernador Urtubey, las elecciones para mandatario provincial tanto como para Jefe Comunal de la ciudad Capital se realizarán en Abril. El niño bonito de la política salteña pretende asegurarse la provincia, demostrar que es una plaza fuerte en el norte y así negociar su intervención más activa en alguna fórmula nacional; o al menos esa fue su intención que ahora parece estar truncada, primero por la visibilización de la disconformidad de los docentes, luego por la ola de femicidios que trascendieron entre los que se destaca el reciente de Evelia Murillo, y además por el malestar que causaron sus impericias económicas que desbalancearon más la desigualdad en la provincia.
Tanta algarabía en torno al partido de los Pumas o los acomodos sutiles en el Poder Judicial salteño impulsaron a este paladín de las buenas costumbres burguesas oligárquicas a sentirse ya no un referente provincial, sino un factible sucesor del modelo K; ciertamente y en honor a la verdad, sea donde sea que se encuentre el kirchnerismo nacional dentro del arco ideológico, Urtubey seguramente está a la derecha de esa posición. Es decir, si entendemos que muchas políticas del Ejecutivo nacional –o la mayoría- están más cercanas a los cirios pascuales que a la revolución social, entonces el Gobernador salteño es un granadero de la derecha más recalcitrante.
Pero claro, se le hizo simple mostrarse como “progresista” ya que sus rivales más enconados han sido hasta aquí el ex–Diputado Nacional Alfredo Olmedo –ridiculizado por sus frases trogloditas- y el ex–Gobernador candidato a vice-Presidente de Menem Juan Carlos Romero. Ante semejantes dinosaurios del pensamiento Juan Manuel Urtubey, joven, con estudios universitarios, pulcro, casto, remilgado y solemne en sus discursos, se inscribió en el imaginario como el faro de esperanza que combina la salteñidad decimonónica con la impronta ataviada del neo-desarrollismo. No defraudó: socialmente ha sido un Gobernador salteño honorable y católico, políticamente se ha mostrado determinante, indolente e impune como todo peronista, y económicamente ha proliferado políticas de impacto inmediato en la capacidad de consumo sin promover serios planes de industrialización y fuentes de trabajo.
Este cumplimiento a raja tabla le concitó cierto desvarío que lo llevó a pensar antes en la Casa Rosada que en el sostenimiento de sus plataformas provinciales. Por eso el desdoblamiento con las elecciones nacionales no parece vaticinarle tanto sosiego triunfalista, un actor entra en escena ya no como aliado sino como oponente, se trata del Intendente capitalino Miguel Ángel Isa. El Intendente está transitando su tercer mandato consecutivo con una política esmerilada de punterismo, patoterismo, nepotismo y obras públicas más fastuosas que utilitarias; sin embargo su imagen tiene fuerte pregnancia en las zonas más vulnerables donde su punterismo-paternalismo tiene estructuras ingentes.
Ambos vienen del riñón del pejotismo machista aggiornado en “progresismo K” en los últimos lustros; no obstante tienen una genealogía sino antagónica al menos muy dispar: mientras que Urtubey es un ilustre proveniente de la más conspicua aristocracia modernizada con cierto halo juvenil, Isa arriba a la dirigencia política desde los barrios periféricos pasando previamente por la gestión de uno de los clubes más importantes de fútbol de la provincia, Juventud Antoniana.
Por eso esta ruptura debilita fuertemente no sólo las chances del urtubeysismo de sostenerse en el sillón gubernamental sino también las de todo el aparato del Partido Justicialista, disfrazado de Frente para la Victoria (FPV), ya que se quiebra la dupla ecléctica que le había significado buenos porcentajes electorales: Urtubey en la Gobernación e Isa en la Intendencia, Urtubey en los altares e Isa en las tribunas.
Asimismo los envites de la derecha, aún más dura, pueden ser beneficiarios de los resabios de esta fracción. Macri ya anunció su candidato a la Gobernación, un desconocido en la política pero acaudalado empresario socio del hermano menor del Gobernador Urtubey, un tal Juan Collado. Por su parte Romero y Olmedo han quedado bajo la misma ala de Sergio Massa en lo que bien podría definirse como la crónica de una alianza anunciada. Como se demuestra la connivencia de todos los candidatos mencionados, sea en el ámbito político como en el industrial, da cuenta de cómo la clase dirigente está enquistada en todos los ámbitos del poder, de la dominación en la lucha de clases.
Hay una hendidura que se abre entre tantas idas y venidas por la Gobernación, el distrito capitalino. Luego de la histórica elección del año pasado que realizó la izquierda en esa jurisdicción, donde se alzó con la senaduría, puede augurarse una ceñida elección que tenga al Partido Obrero (PO) como protagonista. Es que además del crecimiento de este último, el personalismo Justicialista vuelve a dejar acéfalo de referentes al partido con la salida de Miguel Isa. El PO, acompañado por su última victoria electoral y su mayoría en el Consejo Deliberante, se encuentra frente a la primera posibilidad seria de colarse en un Poder Ejecutivo.
En la otra cueva clásica de la derecha, la Unión Cívica Radical (UCR), en franco desgranamiento, se espera una campaña retomando sus tradicionales consignas asincrónicas acerca de que “con la democracia se come, se educa (…)”, que por tan dislocadas de la coyuntura le van a valer seguir su descenso que amenaza con ser deceso en algunas décadas más.