Organizaciones sociales y políticas junto a familiares de presos concentraron fuera de la cárcel de Devoto para visibilizar el reclamo ante los reiterados conflictos en educación, trabajo y salud que padecen dentro
Jueves 22 de septiembre de 2016 11:18
Cerca de las 17 horas del pasado lunes, concentraron fuera de la cárcel de Devoto diferentes agrupaciones políticas y sociales, junto a familiares, para manifestar repudio ante la avanzada del Servicio Penitenciario sobre las políticas en materia de Derechos Humanos de aquellos privados de la libertad ambulatoria.
Entre las organizaciones se encontraban las cooperativas de liberados Yo No Fui, Hombres y Mujeres Libres, Limando Rejas y organizaciones políticas tales como La Garganta Poderosa, Pensadores Villeros Contemporáneos, Patria Grande DD.HH., Movimiento de Trabajadores Excluídos (MTE), Movimiento Evita, Campaña contra la Violencia Institucional, la FUBA, Nuevo Encuentro, Franja Morada, entre otras.
El reclamo tuvo como consigna trabajo digno y educación para los detenidos. En el transcurso de la jornada se cortó la calle para realizar una marcha alrededor del penal, al son de los cantos “no queremos más torturas, no queremos represión, queremos para los pibes trabajo y educación” y “servicio, servicio, si trasladan a los pibes que quilombo se va armar”. Este último haciendo referencia a las amenazas por parte de los penitenciarios de trasladar aquellos que se manifiesten.
En cuanto a la vulneración de derechos, los familiares no sólo denuncian la tortura y los maltratos por parte de los agentes del servicio, sino el boicot a la educación puertas adentro, acompañada de una campaña de desprestigio de los medios hegemónicos.
El Programa UBA XXII funciona hace más de treinta años en contextos de encierro. Consiste en un apéndice de la Universidad de Buenos Aires al interior de la cárcel. Funciona hoy tanto en el CUD (Centro Universitario de Devoto) como en el CUE (Ezeiza). Está comprobado que el 80% de las personas que pasan por las aulas de la universidad aún estando en contexto de encierro, no reinciden.
De todas maneras, está mal visto por las fuerzas que administran el penal. El CUD es un espacio privilegiado debido a que da la posibilidad de salir de la rutina del encierro y adentrarse a otra lógica. A su vez, es considerado espacio de resistencia, medianamente de autogestión, donde los policías no tienen garantizado el acceso. Sin embargo, a partir del lunes de la semana pasada interrumpen su normal funcionamiento.
El panorama venía un tanto revuelto. Se hizo presente numerosas veces la policía avasallando el lugar, ya sea mediante la irrupción de las clases, el incumplimiento de horarios al momento de bajar los muchachos de los pabellones hacia las aulas perjudicando su calificación, o con los supuestos “problemas con las listas” que los profesores envían para el ingreso de los docentes a cargo de talleres. Todo esto culminó con la irrupción violenta el lunes 12 de septiembre alrededor de las 19 hs, en momentos donde no se estaban dictando clases, las fuerzas represivas entraron para realizar una requisa. Se dice que por una denuncia “anónima”.
El procedimiento fue de por sí irregular. En principio, no es dato menor que la policía tiene el ingreso inhabilitado; ni siquiera llegó a ser un allanamiento, ya que no reunía los requisitos judiciales para el mismo; no hubo más testigos que los propios del servicio; sumado a que un día después a este acontecimiento, uno de los detenidos hizo saber en la asamblea del CUD que personal de requisa de su módulo le propició una golpiza y amenazó con “trasladarlo” si se seguía “metiéndose en quilombos”. Así y todo, fue una excelente oportunidad para que los medios levanten un escándalo a partir de los objetos encontrados.
Estos no son conflictos aislados, habría que pensar el marco general. En tiempos donde se está efectuando una reforma del Sistema Penitenciario Federal de la mano del gobierno de turno, la campaña de desprestigio del CUD en consonancia con los medios y el boicot del funcionamiento de los talleres responde a una clara confrontación de la organización de espacios político-académicos.