Chile cuenta con una de las jornadas laborales más extenuantes a nivel mundial, en donde cientos de miles de trabajadores en Chile deben dejar la vida en el trabajo. Es parte de esta realidad y agobio lo que reflejan los resultados de las encuestas Cadem y Barómetro del Trabajo. Sin duda alguna, la reducción de la jornada laboral es una tarea de primer orden.
Martes 6 de agosto de 2019
Una población agotada del trabajo
Después de que el gobierno presentara su iniciativa de que la población trabajadora estuviera 12 horas al día en sus trabajos bajo el nombre engañoso de adaptabilidad laboral -el cual alcanzó un amplio rechazo-, y luego de los resultados de la comisión de Trabajo de la Cámara de Diputados aprobó en general la idea de legislar con siete votos a favor y seis abstenciones, el debate de la reducción de la jornada laboral ha quedado instalado en la población.
Es en este sentido que los resultados de las encuestas Plaza Pública Cadem y Barómetro del Trabajo (elaborado por la Fundación Instituto de Estudios Laborales (FIEL) y el Centro de Estudios MORI) entregan unos contundentes resultados, en donde alrededor del 80% de la población consultada afirma que estaría dispuesta a trabajar 40 horas semanales o menos.
En este sentido Marta Lagos, directora de MORI Chile, señala que los resultados reflejan a una población sumamente cansada y agobiada por la enorme carga laboral: “(…) lo único que quieren son: trabajar 40 horas a la semana, quieren descansar; el 63% de la gente dice que está cansada, que si le dan un día libre van a descansar, van a estar con la familia, y van a ir a hacer trámites. No hay una cantidad significativa que quiera encontrar un segundo trabajo. El chileno está cansado. Este es uno de los principales resultados.
Y en cuanto a la reforma laboral afirma que: “Y respecto de las ofertas que se hacen en la reforma laboral, hay opiniones encontradas respecto de varias de las opciones, la gente no tiene energía suficiente para trabajar 12 horas y, por lo tanto, la oferta no es vista como mayoritariamente aceptada por la población.”
Cabe destacar que la encuesta Barómetro del Trabajo, realizada entre el 4 y 19 de junio en la región Metropolitana, contó con una participación de 77% que indicó ser trabajador, empleador u obrero, por otro lado, el 15% afirmó ser trabajador independiente.
Una de las jornadas más extenuantes a nivel mundial y sus consecuencias
Chile se ha ubicado históricamente como el país modelo del neo-liberalismo. Sin embargo, lejos de ser los “jaguares de Latinoamérica” como tantas veces han intentado hacernos creer, la realidad es muchísimo más problemática.
En Chile tan sólo en un año cada trabajador pasa aproximadamente 1.974 horas, ubicándose como el quinto país con la jornada laboral anual más extenuante de los que integran la OCDE (2017), es decir que, si consideramos que un año dura aproximadamente 8.760 horas, con un promedio de sueño de 7 horas –el cual desde ya debe ser menor-, considerando además 3 horas promedio de transporte diario a los trabajos, apenas queda un 35% de las horas anuales quedan para el ocio, compartir con nuestras familias y amigos. Es decir, la vida se nos pasa en los trabajos, abultando las ganancias de unos pocos a costa de nuestro esfuerzo.
En esta misma línea, según la Asociación Chilena de Seguridad (AchS), las licencias por patologías mentales han aumentado en un 51% en los últimos cuatro años, siendo el estrés y la depresión, las principales causas.
Dichas cifras no pueden ser más alarmantes, sobre todo si consideramos que un estrés no bien cuidado ni tratado puede derivar en algún trastorno de ansiedad, así como si este no es tratado rápidamente puede evolucionar a una depresión. Una cadena que en Chile pareciera estar repitiendo y alargándose cada vez más. No es casualidad que las personas que más presentan estos casos de depresión, ansiedad y estrés justamente sean personas laboralmente habilitadas.
Los datos son claros y contundentes: Chile, país que fue convertido a través del terror y balas a un laboratorio del neoliberalismo, hoy es justamente una viva imagen de este sistema económico, con una población sumamente agotada, y con enfermedades y patologías mentales en cifras por sobre el promedio, demostrando así que la vida de la población trabajadora para los ricos y poderosos está por debajo de seguir aumentando sus ganancias. Expresión de esto es toda la resistencia que ha tenido el gobierno a reducir la misma jornada laboral.
Te puede interesar: Burnout, el síndrome de la precariedad
Te puede interesar: Burnout, el síndrome de la precariedad
Basta de dejar la vida en el trabajo: Reducir la jornada laboral es una necesidad de primer orden
Sin embargo, es de esperarse que el gobierno de Piñera, el mismo gobierno que le ha prometido “tiempos mejores” a los grandes empresarios, se oponga férreamente a la reducción de la jornada laboral. Y es que después de todo es a través de ésta en donde los empresarios acaudalan sus principales riquezas. Karl Marx ya lo anunciaba con su polémica “plusvalía”, en donde a través de la jornada laboral los empresarios se quedaban con la mayoría de lo producido por los trabajadores, pagándole a ellos apenas una pequeña fracción de todo lo trabajado y producido por ellos. Ahora, esta situación debe multiplicarse por cada uno de los trabajadores que hay en una empresa. Sin duda alguna, un robo del trabajo brutal.
Te puede interesar: Y a ti… ¿te explotan en el trabajo?
Te puede interesar: Y a ti… ¿te explotan en el trabajo?
Es en este sentido que quienes formamos parte del Partido de Trabajadores Revolucionarios, afirmamos que la reducción de la jornada laboral es una necesidad de primer orden. Sin embargo, a diferencia del Partido Comunista, nosotros consideramos que esta reducción vital debemos hacerlo mediante la movilización del pueblo trabajador, las mujeres, migrantes y estudiantes en las calles, en cada lugar de trabajo y estudio. Los empresarios no se quedarán de brazos cruzados si una de sus principales fuentes de riqueza se ve amenazada. Es por esto por lo que debemos apostar por la misma fuerza movilizada y organizada en las calles.
Y es que, con la unificación de la movilización docente, así como la de los trabajadores de Walmart, y el movimiento estudiantil, hubiéramos podido sentar las bases para esto, a través de un plan de movilización nacional, bajo un pliego único de demandas que culminara en un gran paro productivo a nivel nacional. Sin embargo, el Partido Comunista descartó completamente esta oportunidad para sentarse a negociar en el Congreso con la Democracia Cristiana.
En definitiva, no podemos seguir dejando la vida en el trabajo. Es por esto por lo que desde el Partido de Trabajadores Revolucionarios decimos sí a la reducción de la jornada laboral, proponiendo además que esta sea de 30 horas semanales, sin ningún descuento en los sueldos, repartiendo el trabajo entre los que tengan y quienes no. Así como también que dichos sueldos no sean inferiores a los $450 mil, en concordancia con una escala móvil de salarios acorde a la canasta básica familiar.
Los empresarios dirán que es imposible, pero es justamente porque buscan proteger a toda costa sus ganancias. Nosotros debemos mantenernos firmes. La población ya lo afirma: está cansada de este trabajo que sólo beneficia a los poderosos. Basta de dejar la vida en el trabajo. Nuestras vidas valen muchísimo más que todas sus ganancias.