Frente a las urgencias de la pandemia, los empresarios tratan de figurar con un humanismo y filantropía hipócrita. En el caso de la CCU han buscado no ser menos, con donaciones de alcohol gel. Sin embargo, son los trabajadores quienes lo producirán, pudiendo ser aún más preponderantes, con su propio control de la fábrica de manera independiente.
Jueves 2 de abril de 2020
La extensión del Coronavirus muestra la implicancia de la pandemia en distintos ámbitos de nuestra vida, siendo la producción y la industria, un aspecto fundamental.
La Compañía de Cervecerías Unidas (CCU), manifestó que donará al Ministerio de Salud (MinSal) más de 100 mil recipientes de alcohol, el cual sería elaborado a través de las cervezas sin alcohol producidas, de acuerdo al medio BioBio.
“Ante la escasez de alcohol gel, hemos decidido utilizar el alcohol que es un subproducto del proceso productivo de nuestras cervezas sin alcohol, y ponerlo a disposición de esta emergencia sanitaria por la que atraviesa el país y el mundo” señaló Patricio Jottar, gerente general de la compañía.
Aparentemente, el alcohol gel -proveniente de la desalcoholización de las cervezas Cristal Cero y Heineken – se fijara en envases de 500 ml, donde se estiman unas 100 mil unidades a ser repartidas, y donde al parecer también se contará con una repartición para sus propios trabajadores.
Sin embargo lo que este hipócrita granito de arena de los empresarios, se basa en la explotación de los trabajadores y trabajadores, expresado en pésimos salarios, condiciones laborales indignas, o incluso condiciones de higiene ultra precarias por el COVID19.
Es insuficiente e irrisoria esta especie de “mano en el corazón” por parte de la CCU. Es necesaria la expropiación, estatización y control de estas empresas bajo gestión de sus trabajadores, de manera independiente de los magnates, y del gobierno al servicio de sus intereses. Necesidades o artículos de primera necesidad, como alcohol gel, test masivos, o respiradores mecánicos frente a los casos más críticos por el Coronavirus, sólo serán posible de manea integral, a través de la respuesta de la clase obrera y los profesionales de la salud, en perspectiva de un gobierno de trabajadores, donde la salud no sea un negocio, sino un derecho de todos y todas.