Durante prácticamente toda la jornada la fluidez de la atención se vio impedida por la caída del sistema electrónico. Este funcionamiento básico trae consecuencias críticas para funcionarios y pacientes, problema recurrente en los hospitales concesionados.
Sábado 21 de abril de 2018
El funcionamiento de un hospital público es una maquinaria sin fin, que si se detiene en cualesquiera de sus puntos entorpece el trabajo hacia adelante y hacia atrás.
Pensar así el modelo de atención nos permite entender lo caótico que ha sido la caída que hoy presentó el sistema electrónico, que como norma ha impuesto la concesionaria, para el funcionamiento de todo el hospital, pero que impacta especialmente en algunas unidades centrales, como son la unidad de emergencia y las unidades críticas.
Hoy en horas de la tarde el sistema electrónico que permite la atención de usuarios en el hospital ha sufrido un daño que, por información de sus encargados, no mejorará hasta horas de la noche de hoy. El problema es que toda la información de pacientes, fármacos y exámenes se encuentra en formato electrónico impidiendo dar continuidad a la atención de los pacientes y para llevar a cabo las labores del personal.
¿Qué consecuencias trae un cambio inesperado en el funcionamiento del sistema de atención?: sobrecarga al personal.
Unidades que llevan adelante sus funciones bajo un ritmo de alta exigencia, dada sus propias características como Unidad, como por la alta demanda de pacientes o la complejidad de estos, se ven llevadas al límite de su capacidad, produciendo un mayor estrés y caos bajo el cual los funcionarios deben realizar sus labores.
¿Y quién es el encargado? La concesionaria Sacyr impuso este modelo de atención, pero que al más mínimo percance provoca un caos que empuja al colapso del sistema, impidiendo el normal funcionamiento y una adecuada atención de calidad.
Pero, pese a que esta no es la primera vez que ocurre un percance así, la concesionaria no dio respuesta a la solicitud de los funcionarios previo al inicio de las actividades del nuevo Hospital Regional de Antofagasta,ni de tener un respaldo a las fichas electrónicas y sus sistemas asociados, denigrando la opinión y experiencia de los funcionarios quienes palpan en primera persona las dificultades del fallido sistema.
Esto da luces rojas de cómo es que el sistema concesionado no pone al centro la experiencia de atención de salud y lo que eso implica para sus trabajadores, como para los usuarios del sistema. De forma muy opuesta, sí antepone sus intereses lucrativos y el método de hacer funcionar un hospital al menor costo, sin planes ni protocolos de respaldo ante estos percances y con los cuales haber instruido al personal.
Se abre la necesidad de pensar de forma diferente el Sistema Público de Salud y que se plantee la necesidad, desde quiénes viven en a diario estas contradicciones, es decir, creando comisiones de trabajadores de la salud que piensen en protocolos que den respuesta a las necesidades que ellos mismos vean. Esto, en mira de la creación de un Sistema Único de Salud que ponga en el centro la organización y gestión por parte de los trabajadores en relación con las necesidades de los usuarios que también sufren el colapso de estos servicios.