El fin del primer año de mandato de Macri sería distinto si no hubiera contado con el apoyo de los grandes medios, que lo ayudaron y mucho para llegar a un "diciembre tranquilo".
Juana Galarraga @Juana_Galarraga
Sábado 10 de diciembre de 2016 23:54
Las fiestas que se avecinan en este fin del primer año de la gestión de Macri, parece que transcurrirán tranquilas. Este Gobierno nacido débil, vencedor con apenas un margen del 3 % de los votos en un balotaje, llega "bien" a esta altura, luego de un año de políticas de ajuste, de "ensayo y error", de tanteo permanente de las relaciones de fuerza, para poder ser lo más neoliberal que éstas se lo permitan. Si logra brindar en Navidad en rodeado de paz social a pesar del descontento y no en medio de saqueos y protestas, es porque parte de sus aciertos fue poder comprar tregua por todos lados.
La "fortaleza" de Cambiemos es en realidad la intención de muchos sectores de poder, quienes comparten con el oficialismo el objetivo de lograr que la cosa se mantenga así, que no se desmadre. La gobernabilidad de la que tanto se ha hablado a lo largo de este primer año M, no sería posible sin la colaboración de dichos sectores, entre los que se encuentran sin duda, las empresas de medios de comunicación masiva.
Abanderados del blindaje
Los medios abanderados del blindaje mediático que rodeó a Macri y sus funcionarios, son fundamentalmente La Nación y el Grupo Clarín. Este blindaje intenta crear consenso ante las iniciativas del Gobierno, preparar el terreno como si de esta forma se pudiera morigerar el efecto de los mazazos posteriores de Cambiemos.
El diario mitrista, conservador hasta la letra más insignificante de sus páginas, fue quizás el que mayores esfuerzos hizo por derechizar la agenda. Las editoriales de La Nación intentaron marcar la cancha más allá de los límites de lo que el propio oficialismo se hubiese animado por sí solo. La Nación, (así como la Iglesia y ciertos empresarios), manifestaron posiciones más a derecha que las que expresó Cambiemos en aspectos como la política de derechos humanos yla última dictadura, la represión a la protesta social, la "litigiosidad" de los trabajadores, los accidentes laborales, los convenios colectivos, inclusive el calendario de feriados y días no laborables.
Clarín fue otro gran aliado del Gobierno en la búsqueda por legitimar ataques a los sectores populares y políticas de ajuste. Recientemente, Clarín también instigó al Gobierno a ir más allá de lo que está dispuesto en la represión a la protesta social. El periodista Ricardo Roa escribió una nota titulada "Con los piquetes, Cambiemos es Sigamos", en un claro reproche por el retroceso del oficialismo en la implementación del protocolo antipiquetes. Este retroceso de debe, lógicamente, a cálculos electorales, no a una concepción complaciente del Gobierno con la protesta.
A modo de ejemplo: durante semanas "el gran diario argentino" se dedicó a criticar la docencia y culpabilizarla de los problemas de la educación pública. El presentismo, la preparación, la formación, eran según el diario, el principal problema. Todo esto era publicado mientras el Gobierno preparaba el Operativo Aprender, intentaba imponer el ítem aula en Mendoza y por último los exámenes cada cinco años para "validar" el conocimiento y poder permanecer en los cargos. Ni hablar de las paritarias docentes que cerraron con sueldos de miseria. Para todos estos ataques de Cambiemos, Clarín, así como en otros aspectos, aportó una inestimable ayuda. La “Corpo” llegó a extremos bastante burdos y bancó al Gobierno sin disimulo ni delicadeza algunos. TN llegó al punto de realizar informes con especialistas sobre como el aumento del precio de los cigarrillos a comienzo de año favorecería a la disminución de las muertes por tabaco.
Pero estas grandes empresas de medios no solo hacen lo que hacen por pura simpatía o afinidad ideológica, sino que persiguen sus propios privilegios. Una de las primeras medidas ni bien asumió Cambiemos, fue modificar por decreto la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. Este gran gesto permitió la expansión del multimedios Clarín, al posibilitar la participación en el mercado de la telefonía. En mayo el Enacom le permitió a Cablevisión (Grupo Clarín) ofrecer el cuádruple play y en enero le permitió sumar al grupo a Nextel. La Nación a su vez también explora sus posibilidades de expansión y recientemente lanzó su nuevo canal La Nación +.
En la pantalla de TV
El intento más claro de Cambiemos por dominar las pantallas de televisión, fue a través del ciclo de entrevistas que el presidente coordinó con Jorge Lanata (Canal 13), Alejandro Fantino (América), Cristina Pérez y Rodolfo Barilli (Telefe). En estos encuentros, Macri se abocó a la tarea de explicar sus medidas de ajuste, como los tarifazos y la transferencia de recursos millonarios mediante quita de retenciones al agro y las mineras. La intención fue contrarrestar el malestar popular creciente y evitar la caída de la imagen positiva que actualmente, se ve bastante reducida. La característica de estas entrevistas fue el libreto con el que el presidente respondió pero también, con el que los periodistas preguntaron: los cuestionarios parecían competir entre sí por quién lograba ser más benévolo con su entrevistado.
En la cotidianeidad, Alejandro Fantino y Jorge Lanata, son dos periodistas que particularmente favorecen a Cambiemos en la televisión. Los funcionarios oficialistas haciendo propaganda de cada una de sus medidas ante el entrevistador más amable del país, es parte de los contenidos de Animales Sueltos, casi a diario. Lanata por su parte, también ha sido clave en la tendencia a derechizar la agenda mediática, imponiendo entre otras cosas el debate xenófobo que tuvo como corolario, el congelamiento de las pensiones de Anses para trabajadores inmigrantes. Lanata fue también, uno de los que más eje hizo en la corrupción K, como vía para distraer ante la corrupción M. "PanamaPapers no es lo mismo que La Rosadita", dijo en su primer programa y con eso sintetizó todo.
Otro capítulo de la relación de Macri con la televisión, fue la disputa que protagonizó con Marcelo Tinelli. El empresario y conductor había comenzado la temporada de Show Match con los tapones de punta, con el Gran Cuñado y las parodias a funcionarios de Cambiemos. Esto tensó la relación con el empresario presidente y se libró una batalla tuitera entre dos amigos millonarios. Finalmente el encontronazo se resolvió con un encuentro en La Rosada y publicaciones en Snapchat.
Poca mella
Del otro lado de la "grieta", los medios opositores ejercitaron lo que podría comprenderse como "lanatismo kirchnerista". Roberto Navarro en C5N, es quizás el exponente más calcado de esta tendencia: un periodismo crispado, rabioso, en el que se nota el esfuerzo por exacerbar algunas cosas y ocultar otras. El ejemplo más claro se da precisamente ante el tema de la corrupción. Se ocuparon de salvar a “la jefa” e, inversamente a lo hecho por Lanata, pusieron todo el énfasis en los Panamá Papers.
Titulares y zócalos alarmantes fueron la continuación de la campaña del miedo que primó en el año electoral previo. De repente, medios como C5N, el Destape Web y Diario Registrado, comenzaron a hablar de cosas ante las que habían callado en el pasado: ganancias, despidos, inflación, represión a los trabajadores. "Macri es todo lo peor, Macri es los 90". Afirmaciones que tienen una gran cuota de verdad, tan reales como que Scioli era menemista. Esos se convierten en el contenido central de estos medios, que poco se ocupan de analizar las relaciones de fuerzas reales, los límites que tiene Cambiemos para avanzar en parte de sus planes y fundamentalmente, el aporte indispensable a la gobernabilidad que durante el año hizo el FpV en el Congreso a Cambiemos.
Este discurso plagado de contradicciones, que solo puede ser digerido por una minoría intensa nostálgica de relato progre, poca mella puede hacer ante el blindaje mediático que rodea a la gestión de Cambiemos. En contraposición a esto, la Izquierda Diario fue a lo largo del año y se propone continuar siendo una tribuna para desenmascarar al Gobierno, a la oposición colaboracionista, la burocracia traidora, a los medios mentirosos y a su vez, una herramienta para la organización de la clase trabajadora, el movimiento de mujeres y la juventud.