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Red Internacional
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Opinion. Cambiemos y su estrategia electoral con enemigos a medida

El macrismo y su lucha por imponer una agenda de campaña donde es mejor no hablar de ciertas cosas. La polarización y la economía. El Frente de Izquierda.

Fernando Scolnik

Fernando Scolnik @FernandoScolnik

Miércoles 5 de julio de 2017

Según relata una nota de Le Monde Diplomatique publicada este año, el equipo de análisis de redes sociales del PRO advirtió hace un tiempo que la palabra “mafias” aparecía muchas veces asociada a María Eugenia Vidal. Tras un breve momento de preocupación, el alivio llegó al búnker oficialista cuando notaron también que “la gente”, en esas publicaciones, alentaba a la gobernadora a luchar contra las mismas.

A falta de buenas noticias económicas para las mayorías, Cambiemos ha decidido entonces poner este tema en el centro de su mensaje político para la campaña electoral. Muy lejos de una casualidad, así se debe entender una seguidilla de noticias que involucran la detención del “Rey de La Salada”, la intervención del sindicato de canillitas, los shows mediáticos de allanamientos de “lucha contra el narcotráfico” transmitidos casi en cadena nacional, el discurso contra la “mafia de los juicios laborales”, o el pedido de desafuero de uno de los ex hombres fuertes del kirchnerismo, Julio de Vido, entre otros temas.

Se trata de un heterogéneo grupo de temas cuyo denominador común es la mala imagen que tienen ante un importante sector de la sociedad. Un empresario mafioso, la burocracia sindical o el ex jefe de uno de los corruptos más famosos, el lanzador de bolsos José López, son enemigos elegidos a medida, aunque lo importante no sea algún tipo de combate real, sino la imagen de un Gobierno que se muestre activo y los señale como tales, colocándose de la vereda de enfrente. De marketing se trata.

En algunos de estos casos, son también campañas de desprestigio preparatorias, para intentar avanzar en nuevas etapas de los planes empresariales tras los comicios de octubre. El “control de la calle”, con represiones “ejemplares” a los “encapuchados”, sería un pariente cercano de esta temática.

Tras la reunión que el viernes pasado mantuvieron la plana mayor del Gobierno y decenas de candidatos de Cambiemos en Parque Norte con el asesor ecuatoriano Jaime Durán Barba, el oficialismo redobló la lucha por intentar poner esta agenda en el centro del debate público.

“Entre los cambios que ha tenido la Argentina, se acabó la impunidad, ya nadie está por encima de la ley”, afirmó ayer el presidente Macri en esta sintonía, en diálogo con Cadena 3, y en referencia al pedido de desafuero de Julio de Vido.

Como en una obra de teatro con el guión prefijado, el mismo día salió Elisa Carrió a decir que “Cristina no tendría que estar (como candidata) sino con prisión preventiva”.

La decisión de batallar por esta agenda es comprensible. En el cálculo político (encuestas y focus group mediante) el resultado debe indicarle a los estrategas de campaña de Cambiemos que en este terreno los bolsos de José López o las múltiples denuncias de corrupción que pesan sobre Cristina Kirchner son un terreno favorable de disputa, a pesar de los Panama Papers, el Correo Argentino o los negocios de Odebrecht y Calcaterra. Del mismo modo, quizás en la llamada “opinión pública” no pesen tanto por el momento, a la hora de votar, la relación de Macri con distintas alas de la burocracia sindical o la larga historia de negociados de su grupo familiar con el Estado. Contar con la mayor parte de los medios de comunicación a favor, es algo que también ayuda.

Junto con esto, la polarización para angostar la famosa “avenida del medio”, haría el resto. Este, al menos, es el plan. Puede fallar.

En el terreno de la economía, Cambiemos tiene mucho para perder si de votos (no de negocios) se trata. Por eso es que es mejor hablar lo menos posible de ciertas cosas, cuando las promesas, tantas veces incumplidas, son poco creíbles. El mismo cálculo, desde su espacio, lo hizo la ex presidenta para convocar a todos aquellos que sienten que “están peor” con el macrismo, aunque para eso deba ocultar el rol de los legisladores del Frente para la Victoria, sindicalistas afines o gobernadores cómplices del ajuste macrista (mismo rol que cumplieron los legisladores de Massa-Stolbizer y otros). El plan de campaña de Cristina Kirchner combina esto junto con un intento por renovar su imagen con un perfil "ciudadano" y actos de campaña inspirados en técnicas de marketing del asesor enemigo, Durán Barba.

Según datos dados a conocer ayer, la CGT midió una inflación del 1,8 % para junio, en consonancia con otros indicadores que dan cuenta de que el tema seguirá siendo un dolor de cabeza para el Gobierno durante un largo tiempo, y que demuestran que el pronóstico oficial de un 17 % anual no solo fue una mentira, sino también un intento de bajar las ambiciones en las negociaciones salariales de los gremios. Ayer también, por la mañana, los medios de todo el país habían mostrado la jornada de lucha de los obreros de Pepsico Snacks, que más allá de su lucha particular, simbolizan la situación de cierres de empresas y despidos masivos que ya llevaron la desocupación a cerca del 10 %.

Sin embargo, como el sol no se puede tapar con la mano, el macrismo debe referirse a los problemas económicos ante las consultas del periodismo. Es el caso por ejemplo del jefe de Gabinete, Marcos Peña, quien ayer intentó salir del paso minimizando los problemas, presentándolos como el fin de una “transición” que estamos recorriendo para “generar muchos puestos de trabajo” y denunciando que los pronósticos de un nuevo ajuste luego de las elecciones son “un fantasma que se viene agitando permanentemente, es una lamentable bandera de las pocas que quedan de aquellos que no pueden construir esperanza, sino que quieren generar miedo”.

Alejada de las mentiras y especulaciones de los partidos que representan los intereses de los empresarios, la campaña del Frente de Izquierda apunta a poner en movimiento una gran fuerza militante de miles de trabajadores, mujeres y jóvenes para hacer llegar hasta el último rincón del país un programa anticapitalista de salida a la crisis, y construir una gran fuerza social capaz de enfrentar los planes de ajuste, también contra la traición de la burocracia sindical que deja pasar los ataques.


Fernando Scolnik

Nacido en Buenos Aires allá por agosto de 1981. Sociólogo - UBA. Militante del Partido de los Trabajadores Socialistas desde 2001.

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