Las y los alcaldes de la CDMX tomaron posesión, el cambio de administración es una amenaza de despidos, recortes y golpes a las condiciones de decenas de miles de trabajadores estatales. Sin importar el partido de gobierno la precarización tiene continuidad, nuestra tarea es organizarnos.
Martes 5 de octubre de 2021
Este 1 de octubre, en las dieciséis Alcaldías de la Ciudad de México (CDMX) se realizó la toma de posesión de las y los alcaldes y concejales electos el pasado 6 de junio.
Esto ha significando a su vez cambios en el conjunto de la estructura administrativa que está al frente de las áreas de estás demarcaciones (Directivos, Enlaces, Jefes de Unidad Departamental, etc), pues estos puestos suelen asignarse por afinidad y militancia con el partido político del que provenga la o el Alcalde en turno.
Decenas de miles de trabajadoras y trabajadores nos encontramos en un periodo de cambios e incertidumbre, como siempre somos las y los trabajadores más precarios, aquellos que no tenemos estabilidad en el empleo, basificación y sindicalización quienes somos la carne de cañón, quedando a expensas de despidos, bajas salariales, cambio en el régimen de contratación o de nuestras condiciones laborales.
Hablamos de quienes se nos encontramos bajo esquemas de simulación contractual, es decir, quienes a pesar de tener un horario y lugar de trabajo, y una relación de subordinación con un jefe que nos da instrucciones, se nos niega el reconocimiento como trabajadores plenos, aún cuando por ley, dichos elementos configuran una relación de laboral y por tanto deberíamos estar regidos por la Ley Federal de Trabajadores al Servicio del Estado, en donde se establece que las personas que han trabajado por más de seis meses tienen derecho a la basificación.
Somos de honorarios, servicios profesionales, nómina 8, eventuales y autogenerados, somos decenas de miles, configuramos más del 50 % de la planta laboral y por tanto sostenemos las labores sustanciales.
Sin embargo, aunque sin duda estos sectores son los más expuestos, las y los trabajadores de base no están exentos de está incertidumbre, pues en la retorica con la que los gobiernos buscan justificar la precarización que avanza, los derechos se consideran privilegios y se usan de forma clientelar por parte de los sindicatos burocráticos y las autoridades.
Dos bloques: entre el desgaste del Morena y la vuelta de la derecha
Las pasadas elecciones en la CDMX crearon un escenario de dos bloques políticos, la perdida de cuatro alcaldías por parte de la alianza Morena-PT, les deja solo siete gobernadas por estos partidos, dejando por otro lado nueve entre la llamada “oposición”, conformada por el Partido Acción Nacional (PAN), el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y el Partido de la Revolución Democrática (PRD).
Esto mostró un desgaste relativo del partido del Gobierno Federal (Morena), que aunque mantiene parte de su fuerza no equipara los resultados electorales que en 2018, proceso electoral en el que producto de las amplias expectativas sociales que generó obtuvo un 53 % de los votos para la Presidencia de la República.
La retórica antineoliberal y las promesas de cambio de la llamada Cuarta Transformación enfrenta límites en cuanto a cómo se han ejecutado las políticas de gobierno —que priorizando los intereses de los grades empresarios y el imperialismo estadounidense— ha descargado la crisis económica y sanitaria en las mayorías trabajadoras.
Austeridad republicana, continuidad neoliberal
Uno de los aspectos en los que las contradicciones del gobierno con su retorica antineoliberal se hacen más evidentes está en la aplicación de la llamada Austeridad Republicana, que aunque se planteó como un política para quitar privilegios a los altos funcionarios las consecuencias reales han sido cientos de miles de despidos en el sector estatal, de prácticamente todas las dependencias públicas.
Además de, recortes salariales y de prestaciones, ataques a la libertad sindical y de asociación, falta de insumos, recortes a programas de investigación o sociales, como el recorte a las estancias infantiles, los programas de prevención de violencia a las mujeres o de protección a periodistas, además de, la ampliación de figuras de simulación laboral a través de los programas de “becarios o beneficiarios” para el ejercicio de funciones esenciales de las dependencia públicas, como en el caso del proyecto cultural y educativo, Pilares.
Las políticas con las que durante los gobiernos anteriores del PRI y el PAN golpearon duramente las condiciones de vida de las y los trabajadores, como con la reforma laboral de 2012, con la legalización del outsourcing, o la reforma a la ley del ISSSTE de 2007 o las privatizaciones a empresas paraestatales, solo como ejemplos, han continuado e incluso profundizado la precarización laboral, particularmente en las y los trabajadores estatales.
Organizarnos como trabajadores, es la salida
A pesar de los colores del partido que gobierne y las promesas que les acompañen, las y los trabajadores no obtendrán la conquista de sus derechos con su llegada, pues no existe en los partidos del régimen una verdadera representación de la clase trabajadora, que ponga en alto la defensa de sus condiciones laborales y de vida, pues estos solo velan por las ganancias de los empresarios y aplican políticas de precarización laboral y continúan con el despojo a comunidades originarias.
Para combatir estos ataques, y los que vendrán, las y los trabajadores necesitamos impulsar una política independiente de los partidos del congreso y de la burocracia sindical, basada en la movilización y la lucha por nuestros derechos, que confié en nuestras propias fuerzas y la unidad con otros sectores para arrancar nuestras demandas.
Desde Queremos Trabajo Digno te invitamos a fortalecer esta perspectiva, por el triunfo de las luchas de trabajadores actuales, como los de la Agencia de Noticias del Estado Mexicano, Notimex, que se encuentra en huelga por la defensa de su contrato colectivo de trabajo; el personal del sector salud, que aún exponiendo su vida en la pandemia, vive los despidos y recortes; o las y los trabajadores de la educación que sin condiciones seguras para la vuelta a clases presenciales son obligados a exponer su salud, la de las y los estudiantes y sus familias.
Te proponemos organizarnos para no permitir ni un despido más, pelear por la reinstalación de todas y todos los despedidos injustificados, por plenos derechos laborales y basificación y la recuperación de los sindicatos como herramientas democráticas de lucha, pues las diligencias actuales usan los derechos laborales de forma clientelar, negocian a espalda de la base trabajadora y se niega a defender a los amplios sectores precarios.
¡Que ninguna transición ponga en riesgo nuestro trabajo y nuestros derechos!