En su primera jornada de vocera de gobierno, Karla Rubilar insistió en la criminalización de la protesta, los referentes del Frente Amplio y Camila Vallejo la secundaron en la condena a "los hechos de violencia". En segundo lugar quedaron los Derechos Humanos.
Martes 29 de octubre de 2019 08:25
Después de un cambio de gabinete, que lejos de tranquilizar las aguas agitó en especial en regiones, la nueva vocera de gobierno, Karla Rubilar, insistió en la línea de criminalizar las movilizaciones, intentando dividir el movimiento entre violentos y pacíficos.
En seguida, Camila Vallejo publicó en Twitter que "condenaba los hechos de violencia", usando las mismas palabras que el gobierno para aislar a los sectores más decididos en estas movilizaciones, que han abierto un profundo cuestionamiento al régimen político heredado de la dictadura. Así, el gobierno sacó el foco de la denuncia sobre violaciones a los derechos humanos de las que son responsables políticos Piñera y su gobierno para criminalizar, también como lo hizo el Frente Amplio.
Asimismo, respondieron Beatriz Sánchez y Gabriel Boric desde el Frente Amplio, asegurando que la mayoría rechaza los hechos de violencia, igualando los dichos del viejo régimen.
Bárbara Brito, referente del Partido de Trabajadores y dirigente de Pan y Rosas, recordando que los violentos ha sido el gobierno por la represión, la pobreza y al hacer oídos sordos a la demanda de #FueraPiñera.
Atendieron rápido al llamado de Rubilar los referentes del Partido Comunista y del Frente Amplio. Pero la violencia sabemos que la genera el propio gobierno con tortura, represión, pobreza y haciendo oídos sordos al #FueraPiñera ¡No aguantaremos su discurso criminalizador! pic.twitter.com/fpmJa5YT2E
— Bárbara Brito (@Barbara__Brito) 29 de octubre de 2019
Pese al llamado a la normalidad a lo largo de Chile hubo movilizaciones: "¡el gobierno es el violento!"
Pese al llamado del gobierno y los empresarios a retomar la normalidad, miles de jóvenes y trabajadores fueron a marchar al salir de sus trabajos. El balance del gobierno fue que iba a perseguir a los "violentistas" por el incendio en el edificio de la Alameda con Santa Rosa. Y el PC y el FA se subordinaron a ese discurso. Mientras la calle sigue marcando la pauta, manteniendo las protestas contra el gobierno y la represión.
En regiones sectores estratégicos como portuarios y mineros comienzan a llamar a la huelga general, planteando la posibilidad que llegue un refuerzo a estratégico a la lucha contra Piñera y los cómplices de las violaciones a los derechos humanos. El gobierno defiende los intereses económicos de empresarios como los de Metro y las 10 familias más ricas del país, que han saqueado los derechos sociales y la naturaleza, con los toque de queda y crímenes de Estado.
Pero desde la juventud, en especial los secundarios, llamaron a no retomar la normalidad, decididos a desarrollar la lucha para hacer cambios profundos, en contraposición al maquillaje de Piñera y su cambio de gabinete que leyeron como un insulto, manteniendo a Cubillos en Educación, por ejemplo.
Karla Rubilar despotrica contra los "violentistas", pero violencia fue el toque de queda para reprimir a gente que protesta. Violencia es que llegó la hora de la cirugía para una mujer mientras velaban sus restos. Es brutal que frente a la demanda de No+ AFP el gobierno solo evalúe entregar parte de tus fondos en caso de una enfermedad terminal, porque el sistema de salud no lo cubre.
Pero a lo largo del país se hizo sentir la rabia y el dolor por los hijos arrebatados, por los derechos humanos violados, se mantuvo encendida la rebelión en el laboratorio de los Chicago Boys.
Se devela ante el pueblo quiénes son los violentos, pero también la subordinación a la represión de una eterna transición de la dictadura a la democracia "en la medida de lo posible".
La derecha, 30 años después, sigue disciplinando a los movimientos sociales y a la clase trabajadora a punta de bota militar, no van a ceder sus privilegios como decía Cecilia Morel, están dispuestos a matar y el PC y el Frente Amplio no apuestan para organizar la defensa contra la represión, sino que se unen al coro contra los desmanes, como si tuviera más centralidad la propiedad privada que las vidas azotadas y arrebatadas por la represión y la impunidad. Es que buscan salvar a este gobierno en vez de echarlo con la fuerza de las calles.
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Huelga General para echar al gobierno
Este lunes, hubo movilizaciones en muchas regiones del país. Mineros cortaron rutas y la juventud con trabajadores urbanos protestaron contra la intendencia en Antofagasta, hubo manifestaciones en Concepción, nuevamente marcharon al Congreso en Valparaíso, en Chillán lanzaron tomates a Carabineros y a la Gobernación, también hubo protestas en San Pedro de Atacama y en Temuco, por mencionar algunos ejemplos.
Es un contexto en que las masas irrumpen en la escena política y el PC las llama a instancias consultivas como los cabildos buscando desviar la energía de las calles a un desvío en los marcos de las reglas del juego del viejo régimen.
También junto al FA se concentran en una acusación constitucional en las cuatro paredes del Congreso, para desviar toda la energía de las calles y el fuera Piñera tras mecanismos del viejo régimen, para salvar la cabeza de Piñera y jugar en los salones de la cocina parlamentaria. Quieren entrar a la mesa de las migajas.
La primera jornada de la semana mostró que sigue despierta una fuerza dispuesta a luchar por cambios de fondo, a lo largo de Chile se propaga la aspiración de no volver a la normalidad de antes.
Es el régimen heredado de la dictadura que está cuestionado y para derrotarlo habrá que luchar.
Así lo entendió la abuelita que entregaba almuerzos a los manifestantes en Antofagasta, así lo entienden las miles de personas que están buscando participar en asambleas o cabildos para echar abajo a este gobierno criminal. Es necesaria una huelga general para imponer una Asamblea Constituyente sobre la liquidación de todo este régimen, porque de ese Congreso no saldrá la solución a las múltiples demandas que la juventud instaló en el horizonte del pueblo, esta juventud que se niega a heredar este Chile patronal.