Charlamos con Joan Manuel Pardo, voz del dúo que rockea fusionando elementos del blues con ambiente stoner y que presenta su elogiado trabajo Club Camionero este sábado 8 de octubre.
Augusto Dorado @AugustoDorado
Lunes 3 de octubre de 2022 00:00
Camionero son Joan Manuel Pardo y Santiago Luis. Presentan su elogiado trabajo Club Camionero este sábado 8 de octubre en el CC Richards de Palermo. Fotos: Martina Cavaleri.
Camionero se formó en 2017 en Beccar, zona norte del Gran Buenos Aires, aunque su sonido nos invita a viajar sobre riffs envolventes de guitarras y basados en la solidez de una batería potente, para una travesía que propone una actualización del rock clásico para transitar el siglo XXI. Producto de la sociedad entre Joan Manuel Pardo en voz, guitarra y octavadores, y Santiago Luis en batería y coros, Camionero encontró en el productor Dylan Lerner al mecánico ideal para el sonido intenso que irradian y que se luce especialmente en sus presentaciones en vivo, aunque también sus videos son un buen vehículo para subirse al vibrante recorrido.
Con un enfoque crítico de la sociedad en la que vivimos, intentando proyectar “un arte que trascienda y escape al mismo tiempo a la lógica del capitalismo”, Camionero cosechó muy buenas críticas por su trabajo más reciente -Club Camionero- de parte de medios especializados como la revista Rolling Stone, Indie Hoy y el suplemento No de Página 12, además de que fue considerado uno de los 10 mejores discos de 2021 para Tiempo Argentino, todas ponderaciones muy merecidas.
En la previa del show que ofrecerán este sábado 8 de octubre en el Centro Cultural Richards de Palermo (Honduras 5272, CABA), Joan Manuel Pardo conversó con La Izquierda Diario para contarnos sobre historia y proyectos de una de las formaciones que ya está dando mucho que hablar en la escena emergente: Camionero.
LID - ¿Cómo se formó Camionero? ¿Venían de alguna experiencia artística previa?
JMP - Camionero es en realidad el segundo proyecto conformado por nosotros, aunque el anterior, Cordillera Discos, no era una banda. Era más bien un pequeño sello independiente, donde aportábamos todo lo que podíamos a otras bandas y tratábamos de armar una pequeña escena de rock y blues en conjunto con uno o dos sellos más. La idea medio la habíamos tomado viendo lo que hacían Laptra y Mandarinas Records. Santi tocaba con su banda, Jinetes, y más tarde con Las novias del universo; yo con la mía, Perro Volador. Así que repartíamos los esfuerzos entre nuestras respectivas bandas y el sellito, y el proceso resultaba en buena medida desgastante. Por lo que el sello fue declinando por peso propio. Por esa época también comenzaron a resquebrajarse las dinámicas de nuestras propias bandas. Santi y Pau, su pareja, tuvieron a Anita y Perro Volador venía medio empantanado. Entonces decidimos empezar a ensayar solamente para divertirnos. La idea era hacer música, canciones, pero sin ningún tipo de finalidad más que la experimentación. Así estuvimos casi un año entero, probando cosas.
En Argentina tiene una connotación fuerte la palabra camionero por el peso de su organización sindical en la realidad política, a la vez es un nombre que remite a paisajes de ruta ¿Cómo fue que decidieron el nombre?
Si bien el nombre nunca lo elegimos por el eco que se pueda generar en torno al sindicato de Camioneros, si sabíamos que en algún momento esa asociación se iba a producir. Tampoco nos molesta, nos divierte. En el imaginario de Camionero nunca entró el sindicato, pero sí el gremio, los camioneros reales, personas que tienen que abandonar su salud y su familia para estar gobernando esa mole de fierro. Y también está el otro lado, que es pensar en la ironía inherente al género practicado acá, como a caballo entre dos culturas, la que creemos nuestra, y la estadounidense, con todo su propio imaginario rutero y su apropiación y reelaboración de la cultura hispanoamericana. Al mismo tiempo hay que pensar, cuando decimos “nuestra”, en cómo nos vamos apropiando desde la Capital y la periferia bonaerense de paisajes que están más arraigados con las áreas menos densamente pobladas y más ligadas a ese tipo de trabajos. Santi, en ese sentido, fue criado en Comodoro Rivadavia, así que tiene esa experiencia más marcada. Igualmente, en ningún momento nos plantamos como portavoces de un grupo en particular. Tampoco nos vamos a comprar un camión.
¿Qué influencias artísticas en general y musicales en particular los nutren?
Santi es arquitecto, y yo soy profesor de lengua y literatura, y desde nuestra formación profesional ya tenemos un perfil muy marcado en la forma de mirar el objeto artístico. Pero tratamos de soltar un poco también lo que tenemos incorporado, preferimos tocar y después hacer la crítica de lo que hacemos. Somos muy inquietos a la hora de buscar material, y todo se nos ofrece como posibilidad: cine, literatura, música, historia y la vida misma. Después viene la tijera y vamos recortando. En cuanto a lo musical, tratamos de tener un ojo en los sellos extranjeros y otro en la actualidad local. Hay bandas que te parten la cabeza en todos lados. Después, la calidad de las grabaciones, el despliegue de la técnica y todo eso casi siempre va a ser mejor en lo que se encuentre afuera, pero acá hay bandas que matan y afuera no se encuentran. Al final del recorrido, toda esa inmersión de datos que vamos haciendo, en la sala la dejamos a un lado y solo volvemos a eso para resolver técnicamente alguna cosa o buscar una referencia.
Son una banda poco convencional por no contar con bajo y que a la vez suena bien rockera pese a ese déficit en los graves ¿Cómo logran suplirlo? ¿Qué ventajas les parece que le aporta al sonido de Camionero?
No tenemos bajo, pero tenemos un pedal octavador (Boss OC3) que sale por un ampli de bajo, con lo que pudimos encontrar la manera de completar el espectro de frecuencias que suele tener una banda de rock. De ahí a entender cómo usarlo bien hay un camino infinito. A nosotros nos llevó un año buscar el sonido para encontrar el equilibrio entre la falta de graves y el descontrol, donde nada se entiende y solo hay una pelota de ruido. Hubo que cambiar no solo la manera de enchufar las cosas, sino de tocar y componer. Al tener que hacer el falso bajo y la guitarra con el mismo instrumento, se van cerrando caminos que antes uno solía tomar intuitivamente.
El trabajo anterior a Club Camionero (disco más reciente) se llama Confianza en ti sólo, ahora incluyeron un tema llamado “Trabajando para el Capital (2040)” que desliza una visión entre melancólica y escéptica. ¿Cómo ven el momento social que nos toca vivir?
Confianza en ti solo venía de una situación más personal. Evidentemente, partiendo de una desconfianza en general hacia el mundo y cierto posicionamiento por fuera de la sociedad. Ya en Club Camionero, lo que se quiso hacer fue dar el paso para formar otra sociedad. Quizás igual de dolorosa, pero más solidaria con el dolor ajeno, no tan distante. En cuanto a la situación actual, creemos que no es más que una profundización de los síntomas de esta última fase del capitalismo global. Más allá del reacomodamiento de fichas en el campo internacional, la pregunta es por el tipo de capitalismo futuro que prevalecerá, y cuáles son las posibilidades de escapar al servicio de ese capitalismo, cuando todo lo que hacemos y deseamos parece alimentar la desmesura del sistema que nos aplasta. También es una autoreferencia a la propia práctica del artista: cómo alcanzar un arte que trascienda y escape al mismo tiempo a la lógica del capitalismo.
¿Y por qué el 2040 en ese tema? ¿Ven algún futuro? ¿En algún momento podremos vivir sin trabajar para el Capital?
Es 2040 porque en ese año, Anita, la hija de Santi va a tener 23 años. Si bien es un número medio al azar, sirvió como una especie de referencia para una carta al futuro, o algo así. Probablemente, las cosas cambien bastante, pero las angustias de las cuales se nutren los negocios sean parecidas. La idea es contarle que las cosas no van a ser su culpa, que así hacen plata los demás solamente.
En ese trabajo anterior trabajaron con Juanse de Ratones Paranoicos ¿Cómo fue esa experiencia?
El trabajo con Juanse fue una experiencia breve pero muy genial. Nos lo trajo al estudio Ezequiel Jurado, un pibe que se re copó con la banda, pero estuvo un tiempo largo para convencerlo a Juanse que venga a grabar. De hecho, el argumento era que él iba a producir el tema, no a grabarlo, así que tuvimos que ir haciendo unos malabares medio raros para que cante el tema. Lo dejamos grabar un bajo también, que después borramos. Borramos casi todo lo que grabó, y después medio que se enojó. Más que nada porque lo hicimos trabajar bastante y sin mucho sentido. Pero se le pasó rápido la bronca. Con nosotros se portó de diez; súper creativo, respetuoso, lúcido y solidario. Por otro lado, Santi desde chico era mega fanático de los Ratones, asique para él fue un sueño cumplido.
Otro tema con mucha personalidad entre lo nuevo es “Genio del Abasto” (del cual rodaron un video) ¿Por qué les atrajo es barrio siendo ustedes de Béccar?
Si bien somos de Provincia, para tratar de crecer en la escena, tenés que tratar de entrar a Capital a tocar. O al menos eso creíamos. Lo relevante es que para eso el barrio que más lugares ofrecía para las bandas chicas era el Abasto, y lo sigue siendo. Así que estábamos acostumbrados a parar seguido en ese barrio, que tiene su particular ecosistema y su propia aura.
En redes sociales hay muy buenos comentarios sobre sus presentaciones en vivo ¿Qué experiencias tuvieron de shows en vivo, por qué lugares giraron hasta el momento?
Creemos que la gente termina de entender la banda cuando la ve en vivo. Más que nada, porque se genera un efecto raro, donde la gente está esperando que algo falte por la propia orquestación y terminan encontrándose con la sensación de que no solo nada falta, sino que falta gente arriba del escenario. Por otro lado, el vivo no deja de ser el sonido real de la banda, un poco menos adornado que en la grabación y donde las canciones se tienen que defender un poco más.
El próximo 8 de octubre tocan en el Centro Cultural Richards ¿Qué nos pueden adelantar sobre ese show?
Probablemente la fecha del 8/10 sea una de las más queridas y recordadas del año. Es entre amigxs y de local, así que tenemos mucha expectativa puesta ahí.