En una reciente reunión con empresarios de Nuevo León, Andrés Manuel López Obrador comentó que la candidatura de Napoleón Gómez Urrutia al senado por la vía plurinominal es para fomentar la reconciliación entre empresarios y trabajadores.
Martes 27 de febrero de 2018
Frente a 500 empresarios regiomontanos, Andrés Manuel López Obrador, explicó que la candidatura plurinominal al senado de Napoleón Gómez Urrutia, secretario general del Sindicato Minero, tiene como objetivo “reconciliar” al país.
Reiteró que pese al hecho de que se le extendió la invitación al dirigente minero a formar parte de su movimiento, “no significa que va a actuar con impunidad y va a tener licencia para violar la ley”. Una afirmación controvertida que confirma el peso superior que tienen los empresarios en su agenda, ya que parte del discurso de criminalización de Napoleón para después ofrecer garantías de que el líder minero no hará nada por encima de la ley.
López Obrador sentenció: “Estamos buscando la reconciliación nacional, que los trabajadores se unan, que los maestros se unan y que busquemos la reconciliación entre trabajadores y empresarios”.
Ya en una anterior nota explicábamos los límites del proyecto de Morena para los trabajadores y lo que hay detrás de la candidatura de Gómez Urrutia. Estas declaraciones confirman el proyecto de nación de López Obrador: quiere reconciliarnos con los asesinos de mineros como Germán Larrea, con los criminalizadores de los maestros combativos como Azcárraga Jean y Mexicanos Primero, y lo más preocupante, quiere un proyecto de paz para los empresarios y de continuidad para la explotación laboral para los trabajadores.
López Obrador parte del discurso de “reconciliación nacional” porque sabe que venimos de grandes luchas contra las reformas estructurales y particularmente el parteaguas que fue la lucha por la aparición con vida de los 43 normalistas de Ayotzinapa, que generó en el régimen político mexicano una crisis de gran envergadura.
Estas batallas significaron para miles de mujeres, jóvenes y trabajadores comprender que nuestros intereses se contraponen a los intereses de los empresarios que previo a la masacre de Nochixtlán, no se cansaban de decir que era necesaria la fuerza pública para restablecer el “estado de derecho”.
Los mismos empresarios que aplaudieron las reformas estructurales mientras las mismas castigaban el bolsillo de millones de trabajadores y para otro miles significó la pérdida de su fuente de trabajo. Los que frente al sismo comentaron en voz de la Coparmex, que el Estado no debía aportar un solo peso para la reconstrucción de las viviendas.
Es en este marco que AMLO se apuesta a ser la mejor carta tanto para los empresarios a quienes les ofrece ser el presidente que pugne por la reconciliación tras las enormes luchas de trabajadores que se opusieron a los planes del gobierno de Peña Nieto, es decir, busca la estabilidad y continuidad de los planes empresariales.
Por eso la candidatura de Napoleón a la senaduría no tiene otro objetivo que, con palabras del propio López Obrador “la reconciliación (o subordinación) de los trabajadores frente a los empresarios”.
Mientras tanto Obrador no ha dicho una sola palabra de la mega minería o de si habrá justicia por los 65 mineros de Pasta de Conchos, nada hay sobre las jornadas laborales de 12 horas o de los salarios de miseria que perciben millones de trabajadores, las condiciones de permanente riesgo laboral porque las empresas no garantizan las condiciones mínimas para no dejar la vida en la mina.