El secretario general de la Presidencia, Gustavo Bebianno, destinó fondos públicos a candidaturas truchas del partido de Bolsonaro para completar el cupo femenino.
Lunes 18 de febrero de 2019 17:17
El presidente de Brasil Jair Bolsonaro creyó que al salir de la internación que lo tuvo 17 días alejado del centro político del país aterrizaría en tierras mínimamente estables. Se encontró con una tormenta que aleja cualquier señal de calma en estos dos meses y medio de gobierno.
Esta vez la tormenta la abrió la denuncia publicada por el diario Folha de S.Paulo, que destapa la escandalosa postulación de “candidatas naranja” (candidaturas laranjas), candidatas mujeres postuladas en puestos no expectables con el solo objetivo de llenar los cupos femeninos mínimos exigidos por la legislación electoral brasileña: el 30%.
La denuncia señala el destino de partidas millonarias del fondo partidario a candidatas naranja del PSL, el partido de Bolsonaro, en las elecciones del año pasado, por parte de Gustavo Bebianno, quien en ese entonces era presidente del partido y fue recompensado con el cargo de secretario general de la Presidencia.
Bebianno, hombre de confianza personal de Bolsonaro, llegó a la presidencia del PSL durante las elecciones como parte de las negociaciones con el partido, presidido en ese momento por Luciano Bivar, para la confirmación de su candidatura. Luego Bebianno, que además es abogado, coordinó toda la exitosa campaña.
Con el correr de los días se precipitó la decisión sobre su futuro político, y este lunes el vicepresidente brasileño Hamilton Mourão dijo a la Folha que Bebianno sería despedido antes de terminar el día.
¿Crisis en el PSL o crisis en el gobierno?
Lo que en un primer momento aparece como una crisis que involucra solo al partido se transformó en una crisis en el núcleo del gobierno. El escándalo se incrementó por la relevancia que le dio uno de los hijos de Bolsonaro, que posiblemente vio en las denuncias de Folha una oportunidad para aumentar la influencia del clan familiar dentro del PSL, que sigue controlado por Gustavo Bebianno y Luciano Bivar. Incluso a pesar de la enorme transformación que sufrió el partido desde las elecciones, que pasó de ser un partido cualquiera a ser la segunda mayor bancada de la Cámara.
Sin embargo, el tiro puede haber salido por la culata. En lugar de aumentar la prominencia del clan dentro del partido, abrió la brecha para una enorme crisis del conjunto del gobierno. Otra posibilidad es que el clan, al tomar conocimiento de las denuncias de Folha, haya decidido separarse brusca y repentinamente del expresidente del PSL y así desvincular su imagen de este nuevo caso de corrupción.
Así, toda la situación abre espacio a mucha incertidumbre entre los aliados de Bolsonaro. Rodrigo Maia, el presidente de la cámara de Diputados que tiene una importante relación con Bebianno -y que también es un articulador político- filtró su insatisfacción y desconfianza una vez que el clan señaló que estaría dispuesto a pasar por encima de acuerdos y rifar a aliados para sobreponer los intereses del gobierno.
Los roces también preocupan a los militares del gobierno
Una de las marcas más fuertes de este episodio fue que una vez más la actitud de uno de los hijos provocó la ira de del ala militar del gobierno.
Los militares no digieren las interferencias de la familia y consideran "inadmisible" que el presidente considere rifar un aliado de gran peso político como el actual ministro como forma de manejar el escándalo. El ala uniformada actúa para apagar el fuego del escándalo porque sabe que, a los ojos de las masas, no hay una clara separación entre el clan y los militares del gobierno, y que por lo tanto, al herir a los candidatos que entraron por el PSL, también saldrían heridos los cargos ocupados por militares como el vicepresidente General Mourão, el jefe de Gabinete Augusto Heleno, el ministro de la Secretaría de Gobierno Carlos Alberto Cruz, o el ministro de Defensa Fernando Azevedo e Silva. Esto es lo que explica la declaración de Mourão:
"[Bebianno] siempre fue muy respetuoso conmigo, me gusta. Vamos con calma", aunque por la dinámica y desarrollo de la crisis haya tenido que ser el que este lunes anunciara su desvinculación.
Si sale de este escenario muy debilitado, Bebianno afectaría también a los militares no solo por el efecto dominó de la crisis, sino incluso por su relación directa con el secretario especial de Asuntos Estratégicos, Maynard Santa Rosa, y el secretario ejecutivo de la Secretaría General de la Presidencia Floriano Peixoto (número dos de Bebianno, quien fuera líder de las tropas brasileñas que asesinaban en Haití) que son vistos como generales garantes del funcionamiento de la secretaría que preside.
Los Bolsonaro abren más espacio para el "ala Lava Jato" en el Ejecutivo
La rapidez y firmeza con que Bolsonaro respondió a la crisis, pidiendo al super ministro de Justicia Sérgio Moro y a la Policía Federal que investiguen el caso, contrasta con la forma en que lidió con el caso que involucró a su otro hijo, Flávio Bolsonaro.
El hecho es que, precozmente desgastado por los escándalos que involucraron a su esposa y su hijo en movimientos bancarios sospechosos del asesor Queiroz -que incluso reveló asociaciones del gabinete del actual senador con milicias involucradas en el asesinato de la concejala de izquierda Marielle Franco- el presidente necesita mostrar a su electorado que todavía existe el "inconmovible compromiso con el combate a la corrupción" y entregó el ministro a las investigaciones comandadas por Moro.
Así cedió terreno también al ala Lava Jato dentro del propio gobierno, que a su vez acerca la "espada de Damocles" a las cabezas del clan y de los ministros del Ejecutivo, restringiendo sus márgenes de acción y debilitando aun más su influencia. Ese control por parte del ala Lava Jato, disciplina a Bolsonaro y al Ejecutivo para que no se desvíen del foco: o la muchachada se calma y garantiza pronto la reforma previsional para tranquilizar el corazón del mercado financiero o se declarará la guerra.
En medio de este lodo, Moro, que venía actuando a resguardo hasta ahora en el gobierno, esquivando y sin saber delimitarse de los escándalos de corrupción, vuelve a tener protagonismo, primero con el anuncio de su paquete anti crimen -que trajo una serie de cambios autoritarios con el objetivo de endurecer el régimen dándole a la Policía permiso para matar- y ahora fue nominado para "resolver" la nueva crisis y apaciguar los ánimos.
La reputación de Moro luego de este episodio es la de quien transmite confianza de que garantizará un "Brasil sin corrupción" no necesariamente rifando a Bebianno. La clave es mantener la confianza del electorado, que también es uno de los actores importantes para medir la aceptación y la posibilidad de aprobación de la reforma previsonal.
En el extremo opuesto del objetivo de terminar con la corrupción, que es inherente al capitalismo y a sus estructuras políticas y típica de sectores aliados a la propia operación Lava Jato, la entrada de moro significa el blindaje más descarado del gobierno en un nuevo escándalo de corrupción que involucra al clan, y ahora también al PSL, a un sector de los militares y, en el límite, al conjunto del gobierno.
En lo inmediato se debilita el ala ideológica del bolsonarismo
Por ahora, el sector más dañado en la batalla de grandes es nuevamente el ala ideológica, que ha sufrido la mayor parte de los reveces en estos primeros días de gobierno.
El saldo inmediato debilita al clan bolsonarista en detrimento del ala representada por los factores reales de poder (militares y operación Lava Jato), que asumen aun más el papel de estabilizadores o "bomberos" de las situación política del país. El PSL, el partido de las naranjas, también sale debilitado, incluso por el predominio interno del ala ideológica.
El blindaje a la corrupción ofrecida por Moro y la "moderación" de los militares, incluyendo a Mourão, ayudan a amenizar el impacto de este nuevo escándalo del gobierno precoz, y resguarda el objetivo central de todos ellos, que es la implementación de los ataques, en particular de la "madre de todas las reformas", la reforma previsional.
En este sentido, aun con todos estos episodios que emergen y se acumulan, con el riesgo de destapar una alcantarilla, a pesar del debilitamiento del ala ideológica, la relación de las masas con el gobierno de conjunto todavía es de "luna de miel", que abrazan a Bolsonaro sin que eso signifique abrazar el programa del ultra neoliberal Paulo Guedes.
Las divisiones del gobierno expresan profundas debilidades
A pesar de que todas las fracciones del gobierno acuerdan en lo esencial, que es la necesidad de descargar la crisis económica en las espaldas de los trabajadores, el trámite de las reformas no ha sido simple y puede causar aun más inestabilidad política para el gobierno.
El fantasma de la reforma previsional sigue penando a los trabajadores, que vienen cumpliendo un papel de espectadores de la política nacional, con fuerte pasividad producto de las sistemáticas traiciones de las grandes centrales sindicales del país, que siguen sin impulsar un plan de luchas concreto para poner en pie una huelga general que sea capaz de frenar la reforma previsional y frenar al gobierno.
Esas mismas centrales no solo no impulsan nuevas luchas sino que siquiera fortalecen las luchas ya existentes, como es el caso de la huelga de empleados municipales de San Pablo para tirar abajo la reforma previsional local, el Sampaprev.
Organizar una "jornada nacional de luchas" por fuera de los lugares de trabajo, sin asambleas con la participación masiva de los trabajadores, de un concreto plan de luchas... son palabras al viento. Las centrales siguen buscando ’diálogo’ con Bolsonaro y Guedes, que se friegan las manos para terminar con la jubilación de millones, en un proyecto aun peor que el de Temer. ¿Qué esperan lla CUT, la CTB y Força Sindical para organizar asambleas de base en cada fábrica, empresa, servicios y universidad, para que los trabajadores decidan cómo enfrentar la anunciada reforma previsonal?